Tatiana Barreto: la desgarradora "tortura y muerte" de una niña paraguaya en Bolivia
La Paz, BBC Mundo
Le faltaban apenas siete días para volver a su casa y escapar del suplicio, pero no lo logró.
Hace un año, Tatiana Barreto, una niña paraguaya de tres años de edad, falleció en Bolivia y su cuerpo permanece en ese país por causa del limbo judicial en el que se encuentra su caso.
De acuerdo al examen forense que se le practicó, la pequeña perdió la vida por la lesión de sus centros nerviosos superiores, edema cerebral, hemorragia y un traumatismo encéfalocraneano cerrado grave.
Pero no fueron sólo las fuertes lesiones en la cabeza las que le quitaron la vida a Tatiana.
El mismo examen forense, al que tuvo acceso BBC Mundo, detectó que la niña presentaba politraumatismos y lesiones en el tórax y abdomen, costillas rotas, rastros de golpes hechos en diferentes momentos en la cara y el cuerpo y ausencia de alimentos en su organismo varias horas antes del deceso.
También se detectó alopecia en partes de su nuca, por lo que se sospecha que le jalaron fuertemente el pelo en varias oportunidades, así como marcas en su cuello que sugieren que hubo intento de estrangulamiento.
Faltaban siete días para que ella volviera a Paraguay cuando murió. Yo sé que ella me iba a contar de los maltratos y torturas que sufrió porque ella se crió conmigo"
"Se trataría de una muerte violenta por intervención de una fuerza externa lesiva", concluye el informe forense.
"Fue maltratada y torturada antes de morir", dijo a BBC Mundo Óscar Barreto, el padre de la menor que todavía no logra recuperar los restos de su hija para enterrarla en su Paraguay natal.
La primera y última vacación de Tatiana
Un juzgado en La Paz determinó prisión preventiva contra dos personas que son las principales sospechosas de los terribles daños que sufrió la niña Barreto.
Se trata de la madre de Tatiana, Fátima Velásquez, y Rubén Graff, quien es señalado de ser su pareja.
Ambos convivieron con Tatiana desde que llegó a Bolivia hasta el desenlace fatal de la primera y última vacación de la niña.
Ambos alegan inocencia.
"Quiero decir que yo no estaba en ese momento (de la muerte de Tatiana). Mi hija es una víctima y yo soy víctima igual. Es injusto que me tengan presa", afirmó Fátima Velásquez en septiembre de 2015.
Mientras que la versión brindada por Graff al Ministerio Público señala que la menor cayó por unas gradas y así perdió la vida, pese a su intento de reanimarla a través de primeros auxilios.
Ambos son acusados por el delito de infanticidio, una figura legal vigente en Bolivia con pena de 30 años de prisión sin derecho a indulto.
BBC Mundo intentó comunicarse con la defensa de Velásquez, sin embargo no hubo respuesta telefónica.
El viaje a Bolivia
En conversación con BBC Mundo, Óscar Barreto afirmó que Tatiana vivía con él y que sólo había viajado a Bolivia por tres meses para pasar tiempo con su madre biológica.
"Faltaban siete días para que ella volviera a Paraguay cuando murió. Yo sé que ella me iba a contar de los maltratos y torturas que sufrió porque ella se crió conmigo", afirma el padre.
Barreto afirma que, en Paraguay, su hija lo acompañaba al gimnasio que administra y que era una muchacha feliz y extrovertida.
"Mi hermana era como su mamá y mis sobrinas la acompañaban a todas partes; a la danza, a natación y a la iglesia", dice el padre.
Óscar Barreto precisó que decidió autorizar el viaje de Tatiana por la insistencia de la madre y que nunca habría imaginado la espantosa manera en la que su hija perdería la vida.
"Sólo la envié de vacaciones", se lamenta todavía.
Ahora nada le quita de la cabeza que los meses que su hija pasó en La Paz fueron una pesadilla en los que la niña era alimentada apenas una vez al día y recibía golpes constantemente.
Después del fallecimiento, Barreto pudo ver una foto de Tatiana, todavía con vida en la casa de su madre, en la que son evidentes las marcas de golpes en su rostro y boca.
BBC Mundo accedió a esa imagen, pero no la publica porque puede lastimar la sensibilidad de los lectores.
"Convicción plena"
Pese a sus dificultades económicas, el padre cuenta con el apoyo de dos abogadas voluntarias en Bolivia, Ninoska Durán y Roxana Pérez del Castillo, que siguen el caso.
Y la Defensoría de la Niñez, una institución pública dedicada a la protección de menores del gobierno municipal de La Paz, señaló a BBC Mundo que existe "la convicción plena" de que el caso de Tatiana Barreto se trata de infanticidio.
"El examen forense y la relación de hechos del Ministerio Público son claros. Es una niña que llegó a pasar tiempo a Bolivia y sufrió violencia física, violencia psicológica y violencia por negligencia", afirmó a BBC Mundo Inés Aramayo, jefa de defensorías de La Paz.
Pero Aramayo explicó que el cuerpo de la niña todavía no pudo ser repatriado a Paraguay por las acciones judiciales tomadas por la parte acusada.
Los representantes legales de Fátima Velásquez pidieron que el cuerpo sea desenterrado para realizarle una necropsia con el fin de verificar si son ciertas algunas de las conclusiones de la prueba forense.
La acusada se acogió a su derecho al silencio en audiencias públicas y a un careo con el otro detenido por el caso.
Chocolate caliente y gelatinas
A Tatiana le gustaban las gelatinas, el arroz con atún y el puré de banana.
El sábado, Óscar Barreto organizó una pequeña reunión con niños y amigos que lo acompañan en su causa.
En una mesa, junto a las fotos felices de Tati, acomodaron varios zapatitos que le pertenecieron. Decoraron las paredes con globos, muñecas y más fotos con leyendas pidiendo justicia para la niña.
Invitaron chocolate caliente y gelatinas.
"El cuerpito de mi hija está secuestrado, pero vamos a llegar hasta el final. Los abogados me dijeron que el juicio será muy doloroso para mí, pero no importa. Que sirva como un ejemplo. Es un dolor que no se lo deseo a nadie", afirma Barreto.
En la reunión para recordar a Tatiana, un grupo de niños paraguayos conocieron una pequeña parte de su historia.
Conocieron que, lamentablemente, en el mundo existen horrores inimaginables que están muy lejos de los globos, chocolates y gelatinas.
Horrores como los que vivió Tati hasta el último minuto de su inocente vida.