Para esto llegó Bale
Su gol, largamente perseguido, a falta de once minutos mantuvo a un Madrid dominador pero sin pólvora en la pelea por la Liga. Decisiva entrada de Jesé. La Real, honradez sin ataque.
San Sebastián, As
Después de 80 minutos sobre el alambre, Bale mantuvo al Madrid en la agenda de la Liga. Un gol que premió su insistencia y dibujó el papel que le aguarda en el futuro. La Real, desmochada en ataque, disimuló bien que tiene la cabeza en junio, pero anduvo desfallecida en el remate y declinó cuando Modric se puso el partido por montera..
No hay donde esconder una baja como la de Cristiano. Ni siquiera el mejor Bale, éste, alcanzará la capacidad de fuego del portugués, porque una cosa tararear bien y otra ser melómano. Así que el Madrid pretendió con infantería lo que normalmente resuelve la artillería. En Anoeta no había manera de matar moscas a cañonazos y el equipo de Zidane, con cinco cambios, cuatro canteranos (Mayoral incluido) y un ojo y el rabillo de otro en el City, gobernó el partido a su manera, con más presencia que intención, hasta que a Bale se le abrió el cielo cuando la soga apretaba.
El Madrid tuvo la pelota, se protegió bien, se vio a menudo ante Rulli y le dio un buen impulso James, para el que clama justicia un país que desliza conflictos personales con el técnico al no encontrar razones deportivas para su suplencia. El colombiano tuvo una pájara en otoño, pero ahora el problema parece más de encaje que propio. Jugó bien en Getafe y en Anoeta resultó ocurrente, pero efímero. Sin embargo, Zidane ha encontrado un trío de centrocampistas capaces de enmascarar la astenia defensiva de la BBC y no se moverá de ahí.
Como en Manchester, Bale y Lucas partieron a banda invertida. Ahí la izquierda del galés y la derecha del gallego trabajan a tiempo parcial. Luego corrigieron la malformación. Y antes y después, el Madrid fue dejándose oportunidades en el camino: un tiro cruzado de Bale, dos cabezazos del galés, dos remates de James y hasta una llegada de Nacho, que nunca tendrá ni la izquierda ni la sonrisa de Marcelo, pero que está para lo que manden. Mayoral apenas se dejó ver. Lucas Vázquez no tuvo el efecto multiplicador de otras veces, aunque acabó dando la asistencia del gol. Casemiro no se dejó ninguna puerta abierta. Modric rompió en virrey en la recta final y ayudó al equipo a subir al ático. Y Danilo no encontró el manual de autoayuda que le oriente. Mal en defensa e improductivo en ataque. La Real se amparó en Zurtuza y Bruma, aunque se trastabillase en el último pase. Todo quedó en un casi antes del descanso, con Keylor de observador.
Al regreso del vestuario Rulli utilizó el mismo chaleco antibalas de Hart el miércoles y le sacó a Bale un remate a quemarropa a ocho metros de puerta. Zidane aceleró con Jesé e Isco (¿Fueron suplentes por si Cristiano y Benzema no llegan para el City?), que entró por un James ya muy desdibujado, y dio en el clavo. Dos disparos de Jesé prologaron el cabezazo de Bale, cuarto con peligro, que acabó por descifrar el partido. Para esto le trajeron.
San Sebastián, As
Después de 80 minutos sobre el alambre, Bale mantuvo al Madrid en la agenda de la Liga. Un gol que premió su insistencia y dibujó el papel que le aguarda en el futuro. La Real, desmochada en ataque, disimuló bien que tiene la cabeza en junio, pero anduvo desfallecida en el remate y declinó cuando Modric se puso el partido por montera..
No hay donde esconder una baja como la de Cristiano. Ni siquiera el mejor Bale, éste, alcanzará la capacidad de fuego del portugués, porque una cosa tararear bien y otra ser melómano. Así que el Madrid pretendió con infantería lo que normalmente resuelve la artillería. En Anoeta no había manera de matar moscas a cañonazos y el equipo de Zidane, con cinco cambios, cuatro canteranos (Mayoral incluido) y un ojo y el rabillo de otro en el City, gobernó el partido a su manera, con más presencia que intención, hasta que a Bale se le abrió el cielo cuando la soga apretaba.
El Madrid tuvo la pelota, se protegió bien, se vio a menudo ante Rulli y le dio un buen impulso James, para el que clama justicia un país que desliza conflictos personales con el técnico al no encontrar razones deportivas para su suplencia. El colombiano tuvo una pájara en otoño, pero ahora el problema parece más de encaje que propio. Jugó bien en Getafe y en Anoeta resultó ocurrente, pero efímero. Sin embargo, Zidane ha encontrado un trío de centrocampistas capaces de enmascarar la astenia defensiva de la BBC y no se moverá de ahí.
Como en Manchester, Bale y Lucas partieron a banda invertida. Ahí la izquierda del galés y la derecha del gallego trabajan a tiempo parcial. Luego corrigieron la malformación. Y antes y después, el Madrid fue dejándose oportunidades en el camino: un tiro cruzado de Bale, dos cabezazos del galés, dos remates de James y hasta una llegada de Nacho, que nunca tendrá ni la izquierda ni la sonrisa de Marcelo, pero que está para lo que manden. Mayoral apenas se dejó ver. Lucas Vázquez no tuvo el efecto multiplicador de otras veces, aunque acabó dando la asistencia del gol. Casemiro no se dejó ninguna puerta abierta. Modric rompió en virrey en la recta final y ayudó al equipo a subir al ático. Y Danilo no encontró el manual de autoayuda que le oriente. Mal en defensa e improductivo en ataque. La Real se amparó en Zurtuza y Bruma, aunque se trastabillase en el último pase. Todo quedó en un casi antes del descanso, con Keylor de observador.
Al regreso del vestuario Rulli utilizó el mismo chaleco antibalas de Hart el miércoles y le sacó a Bale un remate a quemarropa a ocho metros de puerta. Zidane aceleró con Jesé e Isco (¿Fueron suplentes por si Cristiano y Benzema no llegan para el City?), que entró por un James ya muy desdibujado, y dio en el clavo. Dos disparos de Jesé prologaron el cabezazo de Bale, cuarto con peligro, que acabó por descifrar el partido. Para esto le trajeron.