Neymar, tres fiestas en mes y medio que irritan a Bartomeu
Barcelona, AS
Las ediciones digitales de los tabloides ingleses cazaron a Neymar en la madrugada del domingo al lunes a la salida del Libertine, un sofisticado local de fiesta que en su día fue el Chinawhite, uno de los nightclubs más emblemáticos de Londres, en la zona de Oxford Circus. Según informaron los medios británicos, Neymar no acudió a la fiesta de entrega de galardones de la Premier League que fue este mismo domingo, pero sí se unió a los futbolistas en la fiesta posterior y a alguna celebridad más como Niall Horan, del grupo musical One Direction.
Las fotos corrieron como un reguero de pólvora en la mañana de ayer y pese a que Neymar tiene dos días de permiso como el resto del equipo, hay disgusto en el Barça, que observa con inquietud la deriva de su ritmo de vida, que acelera a medida que decrece su rendimiento en el césped.
Mientras desde la planta noble y desde el mismo vestuario se ha hecho un esfuerzo común en la última semana por protegerlo (Bartomeu, Jordi Mestre, Robert, Luis Enrique, Piqué o Luis Suárez entre otros se han esforzado por cerrar filas defender su mal momento deportivo con un discurso único), el brasileño se ha mantenido en su burbuja y ha dado lugar a otro alboroto mediático.
Alabado durante mucho tiempo por tener alrededor un entorno que le protegía de las malas influencias, ya no gustó que antes del Clásico, y después de ver una amarilla en el Brasil-Uruguay que le impedía jugar ante Paraguay, se fuese de fiesta a Itapema con Denilson y otros amigos. Era el 28 de marzo. El asunto venía de atrás, cuando para el 10 de marzo decidió borrarse del partido contra el Eibar, saltarse un entrenamiento y viajar a Brasil al cumpleaños de su hermana. Demasiada celebración para tan poco rendimiento deportivo. Neymar marcó 39 goles la temporada pasada y este curso sólo suma 29. Y más que los números, son las sensaciones. Su rendimiento desde principio de año está lejísimos del que demostró en noviembre, cuando en ausencia de Messi se convirtió en bandera del equipo. Los medios más afines a la actual directiva del Barça publicaron la semana pasada informaciones (con el beneplácito del club) inquietantes sobre el entorno del jugador. Y, flotando por encima de todo el ruido mediático, la ampliación de su contrato. Pactada para hacerse pública en julio, ya hay voces que plantean una venta multimillonaria.
Las ediciones digitales de los tabloides ingleses cazaron a Neymar en la madrugada del domingo al lunes a la salida del Libertine, un sofisticado local de fiesta que en su día fue el Chinawhite, uno de los nightclubs más emblemáticos de Londres, en la zona de Oxford Circus. Según informaron los medios británicos, Neymar no acudió a la fiesta de entrega de galardones de la Premier League que fue este mismo domingo, pero sí se unió a los futbolistas en la fiesta posterior y a alguna celebridad más como Niall Horan, del grupo musical One Direction.
Las fotos corrieron como un reguero de pólvora en la mañana de ayer y pese a que Neymar tiene dos días de permiso como el resto del equipo, hay disgusto en el Barça, que observa con inquietud la deriva de su ritmo de vida, que acelera a medida que decrece su rendimiento en el césped.
Mientras desde la planta noble y desde el mismo vestuario se ha hecho un esfuerzo común en la última semana por protegerlo (Bartomeu, Jordi Mestre, Robert, Luis Enrique, Piqué o Luis Suárez entre otros se han esforzado por cerrar filas defender su mal momento deportivo con un discurso único), el brasileño se ha mantenido en su burbuja y ha dado lugar a otro alboroto mediático.
Alabado durante mucho tiempo por tener alrededor un entorno que le protegía de las malas influencias, ya no gustó que antes del Clásico, y después de ver una amarilla en el Brasil-Uruguay que le impedía jugar ante Paraguay, se fuese de fiesta a Itapema con Denilson y otros amigos. Era el 28 de marzo. El asunto venía de atrás, cuando para el 10 de marzo decidió borrarse del partido contra el Eibar, saltarse un entrenamiento y viajar a Brasil al cumpleaños de su hermana. Demasiada celebración para tan poco rendimiento deportivo. Neymar marcó 39 goles la temporada pasada y este curso sólo suma 29. Y más que los números, son las sensaciones. Su rendimiento desde principio de año está lejísimos del que demostró en noviembre, cuando en ausencia de Messi se convirtió en bandera del equipo. Los medios más afines a la actual directiva del Barça publicaron la semana pasada informaciones (con el beneplácito del club) inquietantes sobre el entorno del jugador. Y, flotando por encima de todo el ruido mediático, la ampliación de su contrato. Pactada para hacerse pública en julio, ya hay voces que plantean una venta multimillonaria.