Los rebeldes de Yemen boicotean las negociaciones de paz en Kuwait
Los Huthi aducen que Arabia Saudí sigue bombardeando sus posiciones a pesar del cese de hostilidades
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
El enviado especial de la ONU para Yemen, el diplomático mauritano Ismail Ould Cheikh Ahmed, ha anunciado este lunes el retraso sine díe de las negociaciones de paz que iban a celebrarse en Kuwait. La delegación rebelde no se ha presentado a la cita en protesta por los continuos bombardeos saudíes sobre sus posiciones. El fiasco pone de relieve las dificultades para acabar un conflicto que se internacionalizó hace un año con la intervención de Arabia Saudí en apoyo del Gobierno reconocido.
“Debido a los acontecimientos de las últimas horas, las negociaciones de paz previstas el lunes en Kuwait han quedado aplazadas”, ha informado Ahmed en un comunicado, sin mencionar ninguna nueva fecha alternativa. “Las próximas horas son cruciales”, añade antes de pedir a todas las partes que “asuman sus responsabilidades y alcancen una solución”.
La noticia supone un jarro de agua tras las expectativas despertadas por el cese de las hostilidades en vigor desde el 11 de abril entre las fuerzas progubernamentales, respaldadas por una coalición árabe dirigida por Arabia Saudí, y los rebeldes Huthi aliados con la facción del Ejército leal al expresidente Ali Abdalá Saleh. Fuentes próximas a estos últimos han declarado que sus representantes no acudirían a Kuwait en protesta por las “violaciones saudíes” del alto el fuego.
“Las violaciones no han parado”, admite a EL PAÍS un diplomático yemení presente en Kuwait, pero que no se alinea con ninguno de los dos bandos.
Los combates y los bombardeos aéreos han continuado durante toda la semana en varios frentes, en especial en la ciudad de Taiz, al suroeste de Saná, y en la zona de Nehm, al este de la capital. No obstante, el enviado de la ONU confirmó el viernes ante el Consejo de Seguridad la celebración de las negociaciones.
Un año después de que Arabia Saudí decidiera intervenir en Yemen en apoyo del presidente Abdrabbo Mansur Hadi y para frenar el avance de los Huthi, a los que considera una quinta columna de Irán, su rival por la supremacía regional, el desgaste de ambas partes había alentado la esperanza en las negociaciones.
“Por primera vez, los dos protagonistas con la capacidad para poner fin a los combates, los Huthi y los saudíes, parecen más dispuestos que nunca a hacerlo”, señalaba April Longley Alley, analista del International Crisis Group (ICG).
De un lado, los Huthi han tenido que retroceder en varios frentes y se enfrentan a graves dificultades económicas. De otro, los saudíes, que han visto como la guerra llegaba hasta su frontera y el enorme coste de mantenerla en un momento de bajos ingresos del petróleo, también empiezan a notar la presión de sus aliados internacionales ante la crisis humana y la destrucción que han causado sus bombardeos. Según la ONU, al menos 6.400 personas han muerto, la mitad de ellos civiles, un 10 % de sus 26 millones de habitantes ha resultado desplazado de sus hogares y el 80 % requiere ayuda alimentaria.
“Arabia Saudí necesita algún tipo de acuerdo que le permita desinternacionalizar el conflicto y convertirlo en un asunto interno yemení”, interpretaba por su parte un diplomático europeo que sigue el proceso. En su opinión, los responsables saudíes quisieran romper la alianza entre los Huthi y Saleh, quien durante muchos años fuera su hombre en Yemen, pero cuya lealtad se les escurrió cuando apoyaron la transición política a raíz de las protestas de la primavera árabe.
Las dificultades de última hora ponen de relieve que ni todas las partes implicadas están representadas, ni los participantes controlan a todas sus facciones. “La situación ha adquirido vida propia”, constata un observador occidental. “Incluso si el Gobierno y los Huthi llegaran a ponerse de acuerdo, en el sur, controlado de facto por Al Qaeda, estallará una guerra civil entre ese grupo y los independentistas”, aventura. De hecho, en Adén, el gran puerto del sur, ha habido hoy nuevas protestas en favor de la autodeterminación durante las cuales se han quemado imágenes del presidente Hadi.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
El enviado especial de la ONU para Yemen, el diplomático mauritano Ismail Ould Cheikh Ahmed, ha anunciado este lunes el retraso sine díe de las negociaciones de paz que iban a celebrarse en Kuwait. La delegación rebelde no se ha presentado a la cita en protesta por los continuos bombardeos saudíes sobre sus posiciones. El fiasco pone de relieve las dificultades para acabar un conflicto que se internacionalizó hace un año con la intervención de Arabia Saudí en apoyo del Gobierno reconocido.
“Debido a los acontecimientos de las últimas horas, las negociaciones de paz previstas el lunes en Kuwait han quedado aplazadas”, ha informado Ahmed en un comunicado, sin mencionar ninguna nueva fecha alternativa. “Las próximas horas son cruciales”, añade antes de pedir a todas las partes que “asuman sus responsabilidades y alcancen una solución”.
La noticia supone un jarro de agua tras las expectativas despertadas por el cese de las hostilidades en vigor desde el 11 de abril entre las fuerzas progubernamentales, respaldadas por una coalición árabe dirigida por Arabia Saudí, y los rebeldes Huthi aliados con la facción del Ejército leal al expresidente Ali Abdalá Saleh. Fuentes próximas a estos últimos han declarado que sus representantes no acudirían a Kuwait en protesta por las “violaciones saudíes” del alto el fuego.
“Las violaciones no han parado”, admite a EL PAÍS un diplomático yemení presente en Kuwait, pero que no se alinea con ninguno de los dos bandos.
Los combates y los bombardeos aéreos han continuado durante toda la semana en varios frentes, en especial en la ciudad de Taiz, al suroeste de Saná, y en la zona de Nehm, al este de la capital. No obstante, el enviado de la ONU confirmó el viernes ante el Consejo de Seguridad la celebración de las negociaciones.
Un año después de que Arabia Saudí decidiera intervenir en Yemen en apoyo del presidente Abdrabbo Mansur Hadi y para frenar el avance de los Huthi, a los que considera una quinta columna de Irán, su rival por la supremacía regional, el desgaste de ambas partes había alentado la esperanza en las negociaciones.
“Por primera vez, los dos protagonistas con la capacidad para poner fin a los combates, los Huthi y los saudíes, parecen más dispuestos que nunca a hacerlo”, señalaba April Longley Alley, analista del International Crisis Group (ICG).
De un lado, los Huthi han tenido que retroceder en varios frentes y se enfrentan a graves dificultades económicas. De otro, los saudíes, que han visto como la guerra llegaba hasta su frontera y el enorme coste de mantenerla en un momento de bajos ingresos del petróleo, también empiezan a notar la presión de sus aliados internacionales ante la crisis humana y la destrucción que han causado sus bombardeos. Según la ONU, al menos 6.400 personas han muerto, la mitad de ellos civiles, un 10 % de sus 26 millones de habitantes ha resultado desplazado de sus hogares y el 80 % requiere ayuda alimentaria.
“Arabia Saudí necesita algún tipo de acuerdo que le permita desinternacionalizar el conflicto y convertirlo en un asunto interno yemení”, interpretaba por su parte un diplomático europeo que sigue el proceso. En su opinión, los responsables saudíes quisieran romper la alianza entre los Huthi y Saleh, quien durante muchos años fuera su hombre en Yemen, pero cuya lealtad se les escurrió cuando apoyaron la transición política a raíz de las protestas de la primavera árabe.
Las dificultades de última hora ponen de relieve que ni todas las partes implicadas están representadas, ni los participantes controlan a todas sus facciones. “La situación ha adquirido vida propia”, constata un observador occidental. “Incluso si el Gobierno y los Huthi llegaran a ponerse de acuerdo, en el sur, controlado de facto por Al Qaeda, estallará una guerra civil entre ese grupo y los independentistas”, aventura. De hecho, en Adén, el gran puerto del sur, ha habido hoy nuevas protestas en favor de la autodeterminación durante las cuales se han quemado imágenes del presidente Hadi.