Goleada del Madrid: baño y masaje en Getafe
Isco y James lideraron al Madrid, que duerme a un punto del Barça. Benzema, un gol y dos asistencias. Keylor volvió a lucir. La prueba de valor del Getafe acabó en desastre.
Madrid, As
El Madrid ya esta ahí, en el cogote del Barça, reactivado por aquel triunfo en el Camp Nou y la vitamina W de la Champions. Un Getafe de gomaespuma, que no fue escudo ni flecha, se entregó sin resistencia aparente ante un equipo que se encontró un partido muy de su gusto, con espacios, al aire libre, jugado en 80 metros. El Coliseum fue tartán para sus velocistas, que pudieron arrancarse en largo y pasar por la quilla a Esnáider en su debut. El Getafe confundió el valor con la autolesión.
Fue con Isco y James, que han quedado para cameos en los partidos de la verdad, pero que han recuperado los buenos propósitos. Ahora forman parte de un lujosísimo plan B, el de la Liga, y al menos en el campo parecen habérselo tomado bien. El Getafe, que tiene causas abiertas en defensa (un solo central sano) y en ataque (tres goles en los últimos doce partidos), fue parte decisiva del guateque de esa cuadrilla del arte del Madrid. No hubo la presión alta que se anunciaba, ni achique de espacios, ni garras en defensa, ni rearme moral con el nuevo técnico, ni compromiso del público con la obra. Tardó diez minutos en ser consciente de que había vida más allá de su área. Para entonces ya había perdido, por lesión, a Pereira, otra tostada que se fue al suelo por el lado de la mantequilla.
El resto resultó una sesión de spa para el Madrid, cuya gran virtud fue no impacientarse cuando las ocasiones perdidas comenzaron a agolparse. Cristiano llegó tarde a empujar un centro de James a puerta vacía, Vigaray hizo de pared en un disparo de Benzema, el propio Cristiano estrelló un derechazo en el palo, Isco lo probó de lejos... Kroos, en una nueva migración hacia el puesto de 5, aceitó bien el juego del equipo y mostró menos melancolía que en los últimos tiempos, los laterales tuvieron una moderada contribución al dominio, James e Isco no fueron dos interiores engominados, sino dos creadores de verdad. Sólo Bale, en la izquierda, con la débil oposición de Yoda, pareció atascado. Todo lo que ganó con su sprint lo perdió con su pierna derecha. De hecho, al gol llegó en un gran envío de Benzema que le permitió echar mano de su zurda.
Los tantos de Benzema, en semifallo y tras asistencia estupenda de James, y de Isco, en pared con el francés, castigaron todas las disonancias del Getafe, que en su romántico empeño de combatir con las mismas armas del Madrid resultó un coladero. Con los goles en el bolsillo, el equipo de Zidane amplió el tiempo de recreo. Refrescó las piernas de Carvajal y Bale, ampliaron su repertorio James (con gol) e Isco, se abrillantó aún más Benzema, columna central del ataque, y Keylor tuvo sus segundos de oro parándole dos obuses a Sarabia, el mejor del Getafe y que tuvo premio de consolación. Incluso dio tiempo para el gol de Cristiano, pero ell Madrid, sin esperarlo, ya va más allá de la Bota de Oro del portugués en esta Liga.
Madrid, As
El Madrid ya esta ahí, en el cogote del Barça, reactivado por aquel triunfo en el Camp Nou y la vitamina W de la Champions. Un Getafe de gomaespuma, que no fue escudo ni flecha, se entregó sin resistencia aparente ante un equipo que se encontró un partido muy de su gusto, con espacios, al aire libre, jugado en 80 metros. El Coliseum fue tartán para sus velocistas, que pudieron arrancarse en largo y pasar por la quilla a Esnáider en su debut. El Getafe confundió el valor con la autolesión.
Fue con Isco y James, que han quedado para cameos en los partidos de la verdad, pero que han recuperado los buenos propósitos. Ahora forman parte de un lujosísimo plan B, el de la Liga, y al menos en el campo parecen habérselo tomado bien. El Getafe, que tiene causas abiertas en defensa (un solo central sano) y en ataque (tres goles en los últimos doce partidos), fue parte decisiva del guateque de esa cuadrilla del arte del Madrid. No hubo la presión alta que se anunciaba, ni achique de espacios, ni garras en defensa, ni rearme moral con el nuevo técnico, ni compromiso del público con la obra. Tardó diez minutos en ser consciente de que había vida más allá de su área. Para entonces ya había perdido, por lesión, a Pereira, otra tostada que se fue al suelo por el lado de la mantequilla.
El resto resultó una sesión de spa para el Madrid, cuya gran virtud fue no impacientarse cuando las ocasiones perdidas comenzaron a agolparse. Cristiano llegó tarde a empujar un centro de James a puerta vacía, Vigaray hizo de pared en un disparo de Benzema, el propio Cristiano estrelló un derechazo en el palo, Isco lo probó de lejos... Kroos, en una nueva migración hacia el puesto de 5, aceitó bien el juego del equipo y mostró menos melancolía que en los últimos tiempos, los laterales tuvieron una moderada contribución al dominio, James e Isco no fueron dos interiores engominados, sino dos creadores de verdad. Sólo Bale, en la izquierda, con la débil oposición de Yoda, pareció atascado. Todo lo que ganó con su sprint lo perdió con su pierna derecha. De hecho, al gol llegó en un gran envío de Benzema que le permitió echar mano de su zurda.
Los tantos de Benzema, en semifallo y tras asistencia estupenda de James, y de Isco, en pared con el francés, castigaron todas las disonancias del Getafe, que en su romántico empeño de combatir con las mismas armas del Madrid resultó un coladero. Con los goles en el bolsillo, el equipo de Zidane amplió el tiempo de recreo. Refrescó las piernas de Carvajal y Bale, ampliaron su repertorio James (con gol) e Isco, se abrillantó aún más Benzema, columna central del ataque, y Keylor tuvo sus segundos de oro parándole dos obuses a Sarabia, el mejor del Getafe y que tuvo premio de consolación. Incluso dio tiempo para el gol de Cristiano, pero ell Madrid, sin esperarlo, ya va más allá de la Bota de Oro del portugués en esta Liga.