El ataque a un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras en zona rebelde de Alepo causa 27 muertos

El mediador de la ONU pide a Putin y Obama que intervengan para salvar la tregua


Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
La esperanza de paz en Siria camina al borde del abismo tras la reciente escalada de ataques que han socavado un cese de hostilidades en vigor desde hace dos meses. En los bombardeos aéreos que causaron este jueves al menos 27 muertos en el hospital Al Quds de Alepo, respaldado por Médicos sin Fronteras (MSF), perdieron la vida tres niños y tres doctores, entre ellos el último pediatra que quedaba en la zona rebelde de la ciudad. La mitad de las víctimas perecieron al desplomarse un edificio colindante, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que no identificó los aparatos atacantes, aunque solo el régimen de Damasco y sus aliados rusos cuentan con aviación de combate en el conflicto. Bombardear un hospital es un crimen de guerra.


“Condenamos la destrucción del hospital de Al Quds, perfectamente identificado como objetivo prohibido, y que priva a la población de atención sanitaria básica”, afirmó MSF en un comunicado. “Fue un ataque aéreo de la aviación rusa con dos potentes cohetes”, aseguró un activista local contactado por la BBC en Alepo. El Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió de que la escalada bélica amenaza con causar una catástrofe ante la falta de ayuda humanitaria a la ciudad.

Los combates se han generalizado durante la última semana en Alepo —la principal urbe del norte de Siria—, donde según el Observatorio han muerto más de cien civiles en los distritos controlados por la oposición y medio centenar en los barrios en manos de las fuerzas gubernamentales. El Watan, uno de los principales diarios favorables del régimen de Damasco, anunció este jueves una inmediata ofensiva para “completar la liberación de Alepo y su provincia” y derrotar a “quienes piensan en dividir el país”.

El mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, había apelado pocas horas antes a los presidentes Barack Obama y Vladímir Putin a ejercer presión para salvar un alto el fuego que “apenas se sostiene” y revitalizar el proceso de paz en las conversaciones de Ginebra. La segunda ronda de diálogo negociadora se cerró el miércoles después de que la semana pasada el Alto Comité para las Negociaciones (HNC, en sus siglas en inglés), que agrupa a la mayor para de la oposición, hubiese abandonado el Palacio de las Naciones de la ciudad suiza a causa de la quiebra de la tregua. De Mistura anunció que no fijará una fecha para el inicio de la tercera fase el mes que viene hasta que se haya vuelto a consolidar la tregua que rige desde el pasado 27 de febrero. Para ello considera necesario que se vuelva a reunir el Grupo Internacional de Apoyo a Siria, integrado por las principales potencias mundiales y regionales, así como por varios países occidentales.

El régimen de El Asad y Moscú se amparan en que el Frente al Nusra (filial de Al Qaeda) se ha aliado con varios grupos rebeldes salafistas para proseguir los bombardeos en el norte del país. Tanto Al Nusra como el Estado Islámico (ISIS) fueron excluidos por la ONU del alto el fuego al ser calificados como terroristas. Rusia ha pedido ahora que dos grupos de la oposición —Jaish al Islam y Ahrar al Sham— integrados en la delegación negociadora del HNC sean incluidos también en la lista de movimientos yihadistas.

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