Cristina Choque, de la pobreza al poder, del poder a la cárcel


La Paz, ANF
La vida de Cristina Choque (33 años) está cargada de contrastes. Pasó de la pobreza al poder y de ahí a la cárcel de Obrajes, donde cumple detención preventiva por el caso que involucra a Gabriela Zapata, la ex pareja del presidente Evo Morales.
Choque, en su afán de generar recursos para su familia, llegó a ser barrendera de la casa materna de uno de los ministros del gabinete del presidente Evo Morales.
Cuando llega a ese punto de la conversación Cristina calla, toma aire y luego cuenta que su madre lavaba la ropa y ella barría la casa de la madre del actual ministro de Deportes, Tito Montaño.



Esa etapa de su vida quedaría en el pasado porque, una vez en el poder, se convertiría en una de las jóvenes elegidas para ser capacitada en Cuba; sería la constituyente más joven de Bolivia; visitaría a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; se convertiría en viceministra de igualdad de oportunidades y luego sería jefa de la unidad de apoyo a la gestión social del Ministerio de la Presidencia, cargo que desempeñó desde mayo de 2011 hasta que cayó presa el 2 de marzo pasado.

En ese andar, se hizo amiga de Gabriela Zapata, la mujer que tuvo un supuesto hijo con Evo Morales. Ese es un tema del que Choque no quiere hablar porque cree que es un asunto personal entre ellos dos.

Pero, no podrá dejar de hablar ni de Evo Morales, ni de Gabriela Zapata porque está involucrada en un caso de presunto enriquecimiento ilícito en la oficina en el Ministerio de la Presidencia, donde Gabriela Zapata ingresó, según la Fiscalía, al menos 40 veces para hacer negocios irregulares.

Hija de los cocaleros del Chapare Fermín Choque y María Espinoza, Cristina Choque es la segunda de cuatro hermanos. Al igual que Evo Morales, Choque es del municipio de Villa 14 de Septiembre, aunque pertenecen a sindicatos diferentes.

Sus padres participaban de las luchas cocaleras, mientras ella fue enviada a estudiar a Cochabamba, hasta que uno de esos fatídicos días su madre falleció en un accidente de tránsito y su padre quedó lisiado.

Tuvo que trabajar de todo lo que estuviera a la mano para mantener a la familia y, en cada vacación, volvía al Chapare a ver la coca y la fruta. Allá conoció a Evo Morales y se sintió entusiasmada por el proyecto político al que se integró de inmediato.

Ingresó a la Universidad a estudiar Ciencias Políticas y no dejó ni un solo momento de hacer activismo político desde las aulas “cuando nadie quería levantar una bandera del MAS”. César Escóbar, el hijo de Filemón Escóbar, el mentor político de Evo Morales, la impulsó para que se convirtiera en dirigente universitaria.

Terminó su carrera el 2005 y para entonces ya era dirigente de su OTB en Sacaba porque el propio Evo les había recomendado a los jóvenes que trataran de copar más espacios. Fue entonces que quedó seleccionada en un grupo de 1.000 jóvenes que serían becados por un mes a Cuba, de donde regresó convertida en “trabajadora social comunitaria”.

El 2006, Evo Morales se convertiría en presidente de Bolivia y Cristina sería, poco tiempo después, candidata a constituyente.
Ella, que hasta entonces había ganado sueldos de 500 ó 1.000 bolivianos, vio por primera vez un sueldo de 10.500 bolivianos y, desde entonces, el camino de la vida fue para ella un constante ascenso.

Según la ministra de Transparencia, Lenny Valdivia, el patrimonio de Choque creció en más de 400% en un año. “En 2014, la declaración de Choque señala que tiene un patrimonio neto de Bs 325.000, pero en 2015 aparece con un patrimonio de Bs 1.765.000 (...), ahí advertimos que aparece consignado un depósito de Bs 750.000 en el Banco Unión y el dato de un vehículo Nissan de Bs 700.000 (...). Se trata de un incremento de más del 400% en su patrimonio”, dijo Valdivia.

Al respecto, Choque asegura que su patrimonio consiste en un departamento modesto, un taxi Nissan y los depósitos en el Banco Unión que son producto de su sueldo.
Choque está sentada debajo de un toldo en el patio de la cárcel de Obrajes de La Paz, donde conversa con voz baja y con tono pausado. Asegura que responderá y desvirtuará cada una de las denuncias en el proceso que le instauró el Ministerio de la Presidencia por el mal uso de sus oficinas.

Mientras tanto, afanosas mujeres cruzan por el patio cargando grandes bultos de ropa para lavar, varios niños juegan a cualquier cosa y dos extranjeras de ojos verdes y cabellos dorados conversan en inglés sobre sus días en Obrajes. Es un día de visita para las prisioneras de Obrajes.

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