Bicik lo hizo todo: lanza al Villarreal y luego le desespera

Villarreal, As
El partido fue una completa paradoja de principio a fin. No hay análisis táctico que lo justifique. Hablamos de un milagro. No es excesivo ni tacharlo de disparate. Por un lado, el Villarreal encontró el gol en la única jugada en la que no había peligro y perdonó la sentencia en las doce ocasiones claras que desperdició en sus 27 disparos a puerta. Por otro lado, Bicik se erigió en el gran protagonista por regalar un tanto ridículo a Bakambu al despejar defectuosamente en el minuto 3, y a la vez se convirtió en el verdadero héroe checo con siete paradas espectaculares. Puntuarle con un cero o con un diez podría tener el mismo sentido. Depende de las sensibilidades. Lo más justo será hacer la media y darle un cinco. Pero hubo más. Y peor. El Sparta llegó a encontrar el empate en el 46’ pese a que jamás lo buscó. Un cabezazo de Brabec en un córner aislado hizo frotarse los ojos a todo El Madrigal. De la goleada se pasó a un 1-1 doloroso. El fútbol y su maravillosa incertidumbre. Menos mal que Bakambu al menos logró dar una mínima ventaja. Con tanta mala suerte, no es poco.


El Villarreal no lo pudo hacer mejor. Sobre todo hasta el descanso. Jugó muy concentrado, sin recrearse en su superioridad. Movió el balón rápido y lo jugó por banda para buscar las cosquillas de un 3-5-2 fatalmente ejecutado por el rival. Sólo falló la puntería. Mario (10’), Castillejo (13’ y 36’), Soldado (16’) y, sobre todo, Bakambu (22’ y 33’) no olvidarán pronto esos minutos. El Sparta hizo aguas con un sistema que suele reforzar la defensa y favorecer la superioridad en la medular. Sus tres centrales, horrorosos, sólo persiguieron sombras, por lo que la mejor noticia para su técnico, Scasny, es que ninguno de ellos estará en la vuelta por lesiones y tarjetas.

Pese a la superioridad y el bombardeo, las caras del Villarreal eran un poema. El susto no se pasó ni al regresar del descanso, mientras los jugadores del Sparta se miraban resoplando. Como el que ha cometido una gamberrada y nadie le ha pillado. El panorama no cambió de inicio. El primer remate en el 46’ (Mario), acabó en el larguero. El Sparta, más seguro y confiado, comenzó a crecer e incluso a amenazar. Daba las gracias por haber resucitado. Hasta que Bakambu hizo justicia y les devolvió a la cueva. Un jugadón entre Bruno, Denis y el congoleño en la frontal concluyó por fin con una definición a la altura.

Con media hora por delante, el Villarreal volvió a tener la oportunidad de tumbar a su rival. Pero Bicik, como si aún estuviera en deuda, siguió luciéndose. Tiene 35 años pero se estira como un niño. Soldado y Mario erraron ellos solos, pero sus paradas a Denis en el 75’ y en el 92’ fue para enmarcar. Así, entre lamentaciones, Marcelino seguía haciendo cambios ultraofensivos. Dio igual. Estaba escrito que Praga dirá en siete días quién es semifinalista con un Villarreal enrabietado y un Sparta que a estas horas no sabe por qué está vivo. Tan increíble como real.

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