Lindemann, médico de la FIA: "Alonso está vivo de milagro"
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Salir caminando de una visita al infierno. Eso pasó en Australia. Albert Park. Pero hay más. Dura una semana. Dolores, algún que otro susto, un hematoma que aparece y desaparece, la cabeza a punto de estallar, los huesos que se sienten a punto de volar de tu cuerpo como un castillo de naipes en el huracán, incluso pesadillas, sudores… todo eso puede haber experimentado Fernando Alonso después de salvar el cuerpo y el alma, de vivir más deprisa que la muerte. En realidad, el asturiano ha pasado unos días dolorido, como indicó en su tuit de emoticonos, pero se siente fuerte y con ganas, con muchas ganas de subirse al coche otra vez en Bahrain. Y es que quien ha sobrevivido a un accidente a más de trescientos por hora es capaz de todo. Esa es, debe ser, la lectura de un milagro.
Pero la semana después duele. Y mucho. “Seguro que le dolían los músculos y los huesos. Eso dura una semana y después se acaba, por regla general. Estos chicos tienen cuerpos muy entrenados y muy elásticos. Pueden encajar bien algo así”, afirma Jürgen Lindemann, médico de la FIA en una entrevista que publica el semanario 'Der Spiegel'.
Alonso no ha podido correr, ni montar en bici, eso que tanto le gusta. Lógico. “Descansar, relajar los músculos, comer ligero, dormir. Y después volver al coche lo más rápido posible”, así es como se supera un accidente así según el médico. Se ha escrito mucho sobre las razones del accidente, pero sobre todo de cómo pudo el español salir prácticamente ileso de un choque así. El doctor ofrece dos razones que también escribe la lógica: un coche muy seguro y la suerte.
“Cuando un piloto experimentado como Alonso se ve en las imágenes volando por los aires y saliendo ileso puede decirse a sí mismo: este coche es el vehículo más seguro posible. Pero no olvidemos una cosa: Tuvo suerte. Se salvó por poco, escapó, está vivo de milagro” , destaca. Se salvó por poco. Por muy poco. Pero aquí está. Allí estuvo, hablando con la prensa en varios idiomas. Por ejemplo. “Siempre me asombra la forma en la que superan esto. He visto a corredores salir de una montaña de chatarra, caminar hacia los boxes y subirse a otro bólido. Algo impensable para nosotros”, declara el médico.
Ahora vienen los momentos de después. “Algunos no pueden dormir o se despiertan bañados en sudor. Es algo psíquico que no tiene tanto que ver con la tortura para el cuerpo. Un accidente grave implica un estrés impresionante para la mente. El corredor vive todo como si ocurriese en cámara lenta. Y completamente consciente”, recuerda Lindemann. Y así lo vivió Alonso, pensando que se iba a hacer daño, en no chocar con la cabeza, en que, a pesar de todo, saldría de esa vivo. Por poco. Pero ahí está. Viviendo deprisa.
Salir caminando de una visita al infierno. Eso pasó en Australia. Albert Park. Pero hay más. Dura una semana. Dolores, algún que otro susto, un hematoma que aparece y desaparece, la cabeza a punto de estallar, los huesos que se sienten a punto de volar de tu cuerpo como un castillo de naipes en el huracán, incluso pesadillas, sudores… todo eso puede haber experimentado Fernando Alonso después de salvar el cuerpo y el alma, de vivir más deprisa que la muerte. En realidad, el asturiano ha pasado unos días dolorido, como indicó en su tuit de emoticonos, pero se siente fuerte y con ganas, con muchas ganas de subirse al coche otra vez en Bahrain. Y es que quien ha sobrevivido a un accidente a más de trescientos por hora es capaz de todo. Esa es, debe ser, la lectura de un milagro.
Pero la semana después duele. Y mucho. “Seguro que le dolían los músculos y los huesos. Eso dura una semana y después se acaba, por regla general. Estos chicos tienen cuerpos muy entrenados y muy elásticos. Pueden encajar bien algo así”, afirma Jürgen Lindemann, médico de la FIA en una entrevista que publica el semanario 'Der Spiegel'.
Alonso no ha podido correr, ni montar en bici, eso que tanto le gusta. Lógico. “Descansar, relajar los músculos, comer ligero, dormir. Y después volver al coche lo más rápido posible”, así es como se supera un accidente así según el médico. Se ha escrito mucho sobre las razones del accidente, pero sobre todo de cómo pudo el español salir prácticamente ileso de un choque así. El doctor ofrece dos razones que también escribe la lógica: un coche muy seguro y la suerte.
“Cuando un piloto experimentado como Alonso se ve en las imágenes volando por los aires y saliendo ileso puede decirse a sí mismo: este coche es el vehículo más seguro posible. Pero no olvidemos una cosa: Tuvo suerte. Se salvó por poco, escapó, está vivo de milagro” , destaca. Se salvó por poco. Por muy poco. Pero aquí está. Allí estuvo, hablando con la prensa en varios idiomas. Por ejemplo. “Siempre me asombra la forma en la que superan esto. He visto a corredores salir de una montaña de chatarra, caminar hacia los boxes y subirse a otro bólido. Algo impensable para nosotros”, declara el médico.
Ahora vienen los momentos de después. “Algunos no pueden dormir o se despiertan bañados en sudor. Es algo psíquico que no tiene tanto que ver con la tortura para el cuerpo. Un accidente grave implica un estrés impresionante para la mente. El corredor vive todo como si ocurriese en cámara lenta. Y completamente consciente”, recuerda Lindemann. Y así lo vivió Alonso, pensando que se iba a hacer daño, en no chocar con la cabeza, en que, a pesar de todo, saldría de esa vivo. Por poco. Pero ahí está. Viviendo deprisa.