Las fotos y videos íntimos ya son parte de la nueva sexualidad

El móvil pasó a ser el tercero en la cama de las parejas jóvenes. Los expertos dicen que hoy el sexo virtual no se puede separar del real. Y hasta lo recomiendan para reavivar la pasión y desarrollar la creatividad.

Ezequiel Viéitez, Clarín
“Compartir un videíto hot con tu pareja sirve para pedir: ‘Me gustaría que hagamos esto’. Y para ponernos a prueba, en clave de juego: ‘¿Serías capaz de hacerlo?”, provoca Mariana, de 35 años, empleada en un kiosco. Alejandro, un contador de 27 años del barrio de Flores, se relaja y cuenta: “A veces, a media tarde y desde la oficina, le mando una foto íntima a mi novia, con algún texto sugerente. De ahí en más, se abre un diálogo distinto. Así, sostenemos la tensión sexual en la semana y nos permitimos fantasear, aunque ese mismo día no nos veamos”. Lo que ocurre en los grupos de amigos de WhatsApp no requiere grandes explicaciones. Lo pone en contexto el médico sexólogo Walter Ghedin: “Compartir videos porno incluso en forma jocosa hoy es algo común en las generaciones sub-40, tanto entre hombres como entre mujeres”.


Las plataformas digitales desdibujaron los límites: el sexo está disponible las 24 horas y cada vez ocupa más tiempo en la vida de la gente. Ghedin, profundiza: “Todo encuentro erótico comienza desde el momento en que uno empieza a fantasear con el otro”, más allá de las plataformas que se usen.

Los límites geográficos se volvieron relativos. Un videochat subido de tono, a través de una tablet o de un celular con cámara, puede darse aunque los protagonistas estén a miles de kilómetros de distancia. Las fronteras entre “lo virtual” y “lo real” se hicieron, así, permeables. Y tienden a caerse.

¿Un mensaje de audio hot con susurros que una persona le envía a otra es menos provocador que si el diálogo se hubiera dado en el cara a cara? Ese mensaje, puede sonar en los auriculares del teléfono al mediodía, despertando fantasías yendo de una reunión de trabajo a otra. Ese audio, con efectos concretos, ¿forma parte del mundo virtual o del real?

“No hay duda de que son cada vez más las personas que practican sexting”, dice el sexólogo Patricio Gómez Di Leva. El sexting se define como la práctica de enviarse contenido sexual explícito a través de dispositivos electrónicos. Amplía: “El avance de la tecnología impacta en todas las áreas de nuestra vida y la sexualidad no está quedando afuera. Siempre le digo a mis pacientes que la sexualidad se empobrece cuando dejamos de jugar y al sexting lo interpreto como un juego sexual que ayuda a calentar las relaciones y puede ser parte de los juegos previos necesarios para que un encuentro se concrete. Puede ser un buen medio para desarrollar la creatividad sexual”.

Aunque no existen estadísticas globalmente aceptadas, una encuesta reciente que llevó adelante la Universidad de Drexel en Estados Unidos, en base a 800 consultas a usuarios del mundo web, concluyó que 8 de cada 10 adultos alguna vez practicaron sexting. Otras investigaciones arrojan cifras menores, pero hay consenso en un punto: la práctica es cada vez más común y pesa más entre los jóvenes.

La tecnología potencia cambios en la cultura que comenzaron hace décadas y continúan. Algunos académicos denominan al proceso como la “erotización de la vida cotidiana”.

“Como tendencia, se observa que efectivamente la gente muestra menos culpa que en otras épocas por consumir contenidos eróticos”, dicen Ximena Díaz Alarcón y Mariela Mociuslky, directoras de la consultora de mercado Trendsity. “Al mismo tiempo, está mucho más validado como búsqueda el confesar que se aspira a tener una vida sexual más plena como parte del bienestar”, completan. Los tabúes caen, la búsqueda crece.

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