La UE amaga con expulsar a Turquía incluso a los sirios en suelo europeo

Europa ha celebrado una cumbre crucial con Turquía para tratar de frenar las llegadas ilegales al continente

Lucía Abellán
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Europa y Turquía plantean un cambio radical en la gestión de la crisis de refugiados. La desesperación por frenar el flujo migratorio ha llevado a los Veintiocho a tratar de forjar un polémico acuerdo con Ankara para devolver al país vecino a todo extranjero llegado a las costas griegas, incluso a los sirios. A cambio, la UE se compromete a acoger desde Turquía a un número de refugiados equivalente al de expulsiones realizadas. El trato, que esta noche negocian en Bruselas los jefes de Estado y de Gobierno, incluye otras tres condiciones para Europa: duplicar los 3.000 millones destinados a Turquía para atender a los refugiados, eximir a sus ciudadanos de la necesidad de visado para viajar a la UE ya en junio y avanzar en el proceso de adhesión al club comunitario.


La UE ha dado finalmente vuelo a una propuesta que hasta ahora nadie se había atrevido a defender en público por su crudeza. El trato con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, se ha plasmado en un breve borrador que alude exclusivamente a “los migrantes irregulares que crucen desde Turquía a las islas griegas”, aunque más adelante certifica el principio de que “por cada sirio que Turquía readmita, otro sirio será reasentado desde Turquía hacia la UE”.

Fuentes comunitarias precisan que en esa acogida en origen deberán participar todos los Estados miembros, probablemente con una cuota de distribución similar a la que se usó para el reparto de los refugiados arribados a Grecia e Italia. Está por ver si el plan, fuertemente impulsado por la canciller alemana, Angela Merkel, logra vencer las resistencias que muestran los países del Este a la acogida de refugiados.

No son las únicas reticencias que habrá que superar. Chipre, país europeo que mantiene un contencioso con Turquía a cuenta del territorio ocupado por los turcos en la isla, no está dispuesto a abrir nuevos capítulos del proceso de adhesión turca a la UE, como pide Ankara en este proceso. También Francia y otros países miembros recelan de las prisas y la falta de preparación con que se ha abordado esta propuesta tan controvertida, de la que hasta ahora solo había rumores en los despachos.

Públicamente, el primer ministro holandés, Mark Rutte, solo había abogado, a su llegada a la cumbre, por devolver a Turquía a todos los extranjeros que no fueran sirios, independientemente de si huyen de un conflicto o persecución. Rutte, cuyo país asume este semestre la presidencia de la UE, se reunió el domingo por la noche con Merkel y con Davutoglu para preparar la considerada como cumbre crucial con Turquía.

De ese encuentro nació la propuesta que ha revolucionado toda la negociación: la posibilidad de expulsar a Turquía incluso a los sirios que lleguen a suelo europeo. A cambio, Europa acogería una cifra de sirios similar a las de devoluciones realizadas. El objetivo es mandar una señal clara, incluso a quienes huyen de la guerra: el único modo de acceder a Europa es ensayar la vía legal.

El respaldo que mostró este lunes el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, al retorno de los sirios da la medida del nivel de urgencia en la UE por encontrar una solución eficaz. “Habrá que ver los detalles, pero si la medida consigue el mismo efecto para el sirio afectado porque logra la misma protección aquí [tras ser acogido legalmente desde Turquía], sin tener que pasar por las redes que trafican con migrantes, sí me parece adecuado”, valoró Schulz, normalmente una de las voces más garantistas con el respeto a los derechos humanos.
Dudosa legalidad

La legalidad de expulsar a asilados de libro resulta incierta. Porque una cosa es devolver a los llamados migrantes económicos, personas que no son objeto de persecución y, por tanto, no optan, en principio, al asilo y otra incluir en esos retornos a víctimas de guerra. Pero independientemente de que más tarde la legislación lo matice —o el Tribunal Europeo de Justicia pueda anularlo—, Europa está decidida a enviar el mensaje que lanzó hace unos días el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk: “No vengáis a Europa”.

Fuentes europeas lo justifican así: el bloqueo que afronta Grecia, con más de 30.000 personas atrapadas en su territorio, tampoco le permite dar condiciones dignas a todos los extranjeros que recalan allí. Así que Turquía, considerada ahora un país seguro para ciudadanos de terceros países, puede atenderlos con la financiación adecuada. Y la UE los acabará admitiendo, pero por la vía legal.

La clave del este trato son las grandes compensaciones que pide Turquía por quedarse con todos los migrantes y refugiados que le reenvíe la UE. En primer lugar, duplicar para 2018 los 3.000 millones que la UE ha buscado debajo de las piedras para permitir que Ankara atienda a sus más de 2,5 millones de refugiados sirios durante dos años. En segundo lugar, abrir cinco nuevos capítulos del proceso de adhesión a la UE, algo que levanta ampollas en muchos Estados miembros. Y en tercer lugar, acelerar aún más la desaparición de visados para los ciudadanos turcos que viajen a Europa, con el objetivo de aplicarla ya en junio.

Más allá de pactar con Turquía, Grecia, el país más afectado por la crisis, pide agilizar el reparto de los refugiados en suelo heleno. “Es un problema común, no de un solo país”, alertó el primer ministro, Alexis Tsipras.

Entradas populares