Estados Unidos exhibe firmeza con sus aliados asiáticos ante Corea del Norte
Obama acuerda reforzar la cooperación en seguridad en una reunión con Corea del Sur y Japón. Dice que coincide con China en la implementación de sanciones a Pyongyang
Joan Faus
Washington, El País
Estados Unidos exhibió este jueves unidad ante el desafío nuclear de Corea del Norte con sus dos mayores aliados en Asia: Corea del Sur y Japón. El presidente Barack Obama acordó reforzar la cooperación en seguridad en una reunión conjunta con los líderes de ambos países. Más tarde, en una entrevista con su homólogo chino, Xi Jinping, dijo que la primera y segunda potencia mundial están comprometidas en la “implementación plena” de las sanciones de la ONU contra Pyongyang.
Las citas se celebraron antes del inicio de una cumbre sobre seguridad nuclear en Washington en la que participan delegaciones de una cincuentena de países.
China es un actor clave para frenar las ambiciones atómicas de Corea del Norte porque es su principal valedor. En los últimos meses, ha marcado distancias con el hermético país al criticar sus pruebas nucleares y permitir que el Consejo de Seguridad de la ONU impusiera hace cuatro semanas nuevas sanciones al régimen de Kim Jong-un por sus últimos ensayos.
Pero la incógnita es cuán dispuesto está Pekín a presionar a Pyongyang. China esgrime que la crisis norcoreana no se solucionará con sanciones sino con la reanudación de negociaciones internacionales, que naufragaron en 2008.
Desde 2006, la ONU ha adoptado cinco resoluciones con sanciones contra Corea del Norte que imponen prohibiciones a la compraventa de armas y al acceso a mercados financieros, y congelan activos e impiden viajar a determinados funcionarios. Las resoluciones no han evitado que el empobrecido país asiático siga haciendo pruebas nucleares y balísticas.
Antes del inicio de la reunión con Xi, Obama dijo a la prensa que ambos líderes están comprometidos con la “desnuclearización” de la península de Corea y que hablarían de cómo desalentar las provocaciones norcoreanas. Xi destacó la "comunicación y coordinación efectiva" entre ambas potencias en el asunto nuclear norcoreano y abogó por reforzarla, pero no hizo ninguna crítica al régimen de Kim ni referencia a si está dispuesto a presionarlo más.
Tras la reunión, ambos países declararon, en un comunicado conjunto, su compromiso con los futuros desafíos nucleares y con un marco de seguridad nuclear más “inclusivo, coordinado, sostenible y robusto”, y anunciaron una mayor cooperación mutua en ese ámbito.
Del encuentro anterior entre Obama, y su homóloga surcoreana, Park Geun-hye, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, tampoco salió un compromiso concreto, pero sirvió para mandar un mensaje de firmeza a Pyongyang. La cita, según la Casa Blanca, evidenció la “determinación y habilidad de contrarrestar la amenaza” de Corea del Norte.
“Hemos acordado que la cooperación trilateral en seguridad es esencial para mantener la paz y estabilidad en el noreste de Asia, disuadir la amenaza nuclear de Corea del Norte, y la potencial proliferación nuclear como consecuencia de las actividades de Corea del Norte”, dijo el presidente, junto a Abe y Park, tras el encuentro.
En una petición implícita a China, Obama instó a la comunidad internacional a ser "vigilante" en la implementación de las sanciones de la ONU. Su homóloga surcoreana explicó que los tres países acordaron coordinar mejor sus respectivos castigos a Pyongyang. EE UU endureció hace dos semanas el embargo comercial sobre el régimen norcoreano.
Dos enfoques en Asia
En un intervalo de pocas horas, Obama constató las distintas realidades asiáticas y enfoques diplomáticos de EE UU en la región. Desde su llegada a la Casa Blanca en 2009, Obama promueve una mayor relevancia de Asia en su política exterior.
Corea del Sur y Japón son aliados cercanos de EE UU desde mediados del siglo pasado: la alianza se cimenta en la cooperación y protección militar -el llamado paraguas de seguridad- que ofrece Washington a dos países con sistemas democráticos y capitalistas.
China tiene un sistema autoritario capitalista pilotado por un régimen comunista. EE UU ha reforzado la cooperación con el gigante asiático -como evidencia el entendimiento en los últimos años en la lucha contra el cambio climático- pero recela de sus ambiciones como potencia emergente y mantiene diferencias de calado, como admitieron este jueves Obama y Xi, en asuntos de derechos humanos, ciberseguridad y reclamaciones territoriales.
Las provocaciones nucleares de Corea del Norte acercan a países. Obama tuvo que esforzarse hace dos años para lograr la primera reunión conjunta con los líderes de Corea del Sur y Japón. Este jueves, el clima fue más distendido. Park y Abe mantienen una relación tirante, pero en los últimos meses se han acercado ante el temor compartido sobre Pyongyang.
En noviembre, mantuvieron su primera reunión y acordaron resolver diferencias históricas. EE UU promueve el entendimiento entre sus dos aliados no solo para contrarrestar a Corea del Norte sino también las tentaciones expansionistas chinas.
La sombra de Trump
En las reuniones, planearon implícitamente las polémicas propuestas de Donald Trump. El empresario multimillonario, que lidera la carrera para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de noviembre, esgrime que la política comercial de China y Japón perjudica a EE UU y amenaza con imponerles elevados aranceles.
Trump también alega que Washington invierte demasiado dinero en proteger a Tokio y Seúl, y que apoyaría que esos países desarrollen armas nucleares. La Casa Blanca dijo este jueves que eso sería “catastrófico” porque rompería con la doctrina estadounidense -plasmada en la cumbre- de promover en las últimas décadas la no proliferación.
Joan Faus
Washington, El País
Estados Unidos exhibió este jueves unidad ante el desafío nuclear de Corea del Norte con sus dos mayores aliados en Asia: Corea del Sur y Japón. El presidente Barack Obama acordó reforzar la cooperación en seguridad en una reunión conjunta con los líderes de ambos países. Más tarde, en una entrevista con su homólogo chino, Xi Jinping, dijo que la primera y segunda potencia mundial están comprometidas en la “implementación plena” de las sanciones de la ONU contra Pyongyang.
Las citas se celebraron antes del inicio de una cumbre sobre seguridad nuclear en Washington en la que participan delegaciones de una cincuentena de países.
China es un actor clave para frenar las ambiciones atómicas de Corea del Norte porque es su principal valedor. En los últimos meses, ha marcado distancias con el hermético país al criticar sus pruebas nucleares y permitir que el Consejo de Seguridad de la ONU impusiera hace cuatro semanas nuevas sanciones al régimen de Kim Jong-un por sus últimos ensayos.
Pero la incógnita es cuán dispuesto está Pekín a presionar a Pyongyang. China esgrime que la crisis norcoreana no se solucionará con sanciones sino con la reanudación de negociaciones internacionales, que naufragaron en 2008.
Desde 2006, la ONU ha adoptado cinco resoluciones con sanciones contra Corea del Norte que imponen prohibiciones a la compraventa de armas y al acceso a mercados financieros, y congelan activos e impiden viajar a determinados funcionarios. Las resoluciones no han evitado que el empobrecido país asiático siga haciendo pruebas nucleares y balísticas.
Antes del inicio de la reunión con Xi, Obama dijo a la prensa que ambos líderes están comprometidos con la “desnuclearización” de la península de Corea y que hablarían de cómo desalentar las provocaciones norcoreanas. Xi destacó la "comunicación y coordinación efectiva" entre ambas potencias en el asunto nuclear norcoreano y abogó por reforzarla, pero no hizo ninguna crítica al régimen de Kim ni referencia a si está dispuesto a presionarlo más.
Tras la reunión, ambos países declararon, en un comunicado conjunto, su compromiso con los futuros desafíos nucleares y con un marco de seguridad nuclear más “inclusivo, coordinado, sostenible y robusto”, y anunciaron una mayor cooperación mutua en ese ámbito.
Del encuentro anterior entre Obama, y su homóloga surcoreana, Park Geun-hye, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, tampoco salió un compromiso concreto, pero sirvió para mandar un mensaje de firmeza a Pyongyang. La cita, según la Casa Blanca, evidenció la “determinación y habilidad de contrarrestar la amenaza” de Corea del Norte.
“Hemos acordado que la cooperación trilateral en seguridad es esencial para mantener la paz y estabilidad en el noreste de Asia, disuadir la amenaza nuclear de Corea del Norte, y la potencial proliferación nuclear como consecuencia de las actividades de Corea del Norte”, dijo el presidente, junto a Abe y Park, tras el encuentro.
En una petición implícita a China, Obama instó a la comunidad internacional a ser "vigilante" en la implementación de las sanciones de la ONU. Su homóloga surcoreana explicó que los tres países acordaron coordinar mejor sus respectivos castigos a Pyongyang. EE UU endureció hace dos semanas el embargo comercial sobre el régimen norcoreano.
Dos enfoques en Asia
En un intervalo de pocas horas, Obama constató las distintas realidades asiáticas y enfoques diplomáticos de EE UU en la región. Desde su llegada a la Casa Blanca en 2009, Obama promueve una mayor relevancia de Asia en su política exterior.
Corea del Sur y Japón son aliados cercanos de EE UU desde mediados del siglo pasado: la alianza se cimenta en la cooperación y protección militar -el llamado paraguas de seguridad- que ofrece Washington a dos países con sistemas democráticos y capitalistas.
China tiene un sistema autoritario capitalista pilotado por un régimen comunista. EE UU ha reforzado la cooperación con el gigante asiático -como evidencia el entendimiento en los últimos años en la lucha contra el cambio climático- pero recela de sus ambiciones como potencia emergente y mantiene diferencias de calado, como admitieron este jueves Obama y Xi, en asuntos de derechos humanos, ciberseguridad y reclamaciones territoriales.
Las provocaciones nucleares de Corea del Norte acercan a países. Obama tuvo que esforzarse hace dos años para lograr la primera reunión conjunta con los líderes de Corea del Sur y Japón. Este jueves, el clima fue más distendido. Park y Abe mantienen una relación tirante, pero en los últimos meses se han acercado ante el temor compartido sobre Pyongyang.
En noviembre, mantuvieron su primera reunión y acordaron resolver diferencias históricas. EE UU promueve el entendimiento entre sus dos aliados no solo para contrarrestar a Corea del Norte sino también las tentaciones expansionistas chinas.
La sombra de Trump
En las reuniones, planearon implícitamente las polémicas propuestas de Donald Trump. El empresario multimillonario, que lidera la carrera para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de noviembre, esgrime que la política comercial de China y Japón perjudica a EE UU y amenaza con imponerles elevados aranceles.
Trump también alega que Washington invierte demasiado dinero en proteger a Tokio y Seúl, y que apoyaría que esos países desarrollen armas nucleares. La Casa Blanca dijo este jueves que eso sería “catastrófico” porque rompería con la doctrina estadounidense -plasmada en la cumbre- de promover en las últimas décadas la no proliferación.