El Tridente es indescifrable


Barcelona, As
Se hace difícil explicar que el Barcelona alcanzó los cuartos de final de la Champions sin hacer un gran partido ante el Arsenal y cayendo más de lo aconsejable en la trampa de un Arsenal que durante gran parte del partido llevó al Barça a su terreno y le ganó la parte táctica del juego. Le propuso Wenger a Luis Enrique un partido de ida y vuelta y el Barça cayó en la trampa de un duelo a lo loco. Pero es tal la capacidad del equipo barcelonista para solventar situaciones que el duelo acabó 3-1 para los culés, que suman un global de en la eliminatoria de 5-1. Parece fácil, pero no lo fue. El tridente del Barça es indescifrable. No hay táctica, sistema de juego o plan de contención que sea capaz de defender el talento. Mientras el Barça tenga a estos tres jugadores en su delantera es el gran favorito para ganarlo todo. Por encima de sistemas, tácticas o planteamientos.


Díganme ustedes qué equipo es capaz de conjurar una chilena como la de Suárez en el segundo tiempo, que es la jugada que rompe un partido y que puede marcar un campeonato. Para la historia quedará el maravilloso escorzo del uruguayo en el segundo gol del Barcelona, que será candidato a todos los premios posibles, pero nadie se acordará de que en ese instante, el Barça estaba sudando tinta china ante un Arsenal que cayó de nuevo en el Camp Nou con la cabeza bien alta. Nada se le puede reprochar a Wenger, que fue valiente en el planteamiento, atrevido en la alineación y nunca perdió la fe. Pero jugar contra el Barcelona del Tridente es lo más parecido a ejercer de Sísifo. Se trata de acarrear una gran piedra por la ladera de una montaña para, una vez se ha llegado a la cima, dejarla caer por la vertiente contraria y luego volver a empezar.

Cada vez que el Arsenal vislumbraba el final de la cuesta y tenía al Barcelona controlado, aparecía un rayo de crueldad divina (llámese Neymar, Suárez o Messi) para obligarles a tirar el canto rodado cuesta abajo y volver a subirla. Y así no se puede.

Hay una noticia buena y una mala para los próximos rivales del Barcelona que se puede extraer del planteamiento del Arsenal. La buena es que tácticamente al Barça se le puede meter mano si eres valiente, tal y como han demostrado otros técnicos. La mala es que eso no te sirve de nada mientras en la delantera jueguen los indescifrables. Nada puede parar al Tridente, que juega con un guión diferente del resto de jugadores del mundo. Su capacidad letal es tan enorme, que desarman cualquier planteamiento táctico por bueno que sea. Y el de Wenger en el Camp Nou era estupendo. Un bello testamento que le sirve para poder decir que durante 70 minutos miró desafiante al Barcelona a los ojos. Luego se llevó tres goles, pero eso queda para los resultadistas.

El partido se resumiría en un dominio táctico de un Arsenal valiente que el Barcelona desactivó a base del ataque de sus ninjas del área. Primero fue Neymar el que marcó el 1-0, pero el Arsenal no se rindió. En el inicio de la segunda parte, los ingleses fueron los dueños del partido y el sensacional Elneny marcó un golazo de enmarcar. Mala idea. No desafíes nunca a golazos al Barça. Un cuarto de hora después, con el Barça sufriendo, Suárez mejoraba la apuesta con un chicharro de leyenda. A partir de ahí, poco había que esperar más allá de una resistencia digna del Arsenal y que Messi marcara el tercero. A dos minutos del final, el argentino marcó su tanto. El Tridente es tan predecible como indescifrable.

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