El repliegue militar ruso reactiva las negociaciones para la paz en Siria

La ONU invita a otras fuerzas de oposición a participar en las conversaciones de Ginebra

Juan Carlos Sanz
Ginebra, El País
El anuncio del repliegue de las fuerzas rusas en Siria, hecho público el lunes de modo inesperado al comienzo de las conversaciones de paz auspiciadas por la ONU en Ginebra, ha dado nuevo impulso a un proceso de diálogo que parecía condenado al fracaso. A las posiciones irreconciliables con las que acudieron a las conversaciones la delegación del régimen del presidente Bachar el Asad y la plataforma de la oposición suní ha sucedido un intercambio de documentos de trabajo, con los que el mediador de Naciones Unidas, Staffan de Mistura, aspira a poder consensuar en las próximas semanas una hoja de ruta para la transición política después de cinco años de guerra civil en el país árabe.


Las espadas siguen en alto en el Palacio de las Naciones de la ciudad suiza, pero el discurso se ha flexibilizado notablemente, en comparación con la intransigencia con la que arrancó la fallida ronda de negociaciones de enero. Un ejemplo: “En la delegación de la oposición hay un grupo terrorista, el Ejército del Islam, que ha matado civiles”, advertía este miércoles el jefe de la misión gubernamental, Bachar al Jaafari. “No vamos a mantener negociaciones directas hasta que hayan pedido perdón [por sus actos]”, matizaba a continuación el embajador sirio ante la ONU.

El régimen venía dispuesto a no ofrecer casi nada en Ginebra, como mucho un reajuste ministerial con carteras para algunas figuras de la llamada "oposición interna". La plataforma rebelde exigía la salida de El Asad del poder antes de consensuar una fórmula de transición. El movimiento de fichas protagonizado por el presidente Vladímir Putin sobre el tablero estratégico sirio parece haber surtido efecto, aunque la delegación de Damasco intente minimizar su impacto.

"La decisión [de Rusia] no ha sido una sorpresa para nosotros, fue tomada de forma conjunta y coordinada por los presidentes de ambos países", asegura Al Jaafari. A su llegada a Ginebra en la noche del domingo, el jefe de la delegación de Damasco había cuestionado la representatividad misma del Alto Comité para las Negociaciones (HNC en sus siglas en inglés), que agrupa a los rebeldes. Tras tener conocimiento de que Putin no se comprometía a mantener el mismo nivel de despliegue militar en Siria, su discurso se ha tornado más pragmático.

De Mistura considera que se ha visto reforzado en su papel de mediador tras la orden rusa de repliegue. “Es un paso positivo, y el que se produzca en el comienzo mismo de las negociaciones de Ginebra no es ninguna casualidad”, admitió el martes visiblemente complacido ante la prensa. Su adjunto, Ramzy Ezzeldin Ramzy, aseguraba este miércoles que se ha logrado “un importante progreso en solo algunos días” y que “las negociaciones han entrado ya en materias de contenido tras definir aspectos formales”. Tanto Gobierno como oposición han sometido ya a De Mistura sus documentos de trabajo en esta fase de “negociaciones de proximidad”, en la que las partes no se sientan aún frente a frente y se comunican a través del enviado de la ONU, que ahora puede proponer a su vez un texto refundido de consenso.

La oposición mayoritaria suní del HNC, que cuenta con el respaldo de Arabia Saudí y de las monarquías del Golfo, tardó horas en reaccionar ante el anuncio de repliegue de Putin. Luego reconoció que podría ser “positivo” si cesaban las operaciones aéreas rusas. Finalmente, se ve obligada a afrontar un escenario de cambio en el propio proceso negociador. Amparándose en los amplios poderes de mediación que le otorgó el Consejo de Seguridad de la ONU en diciembre, el equipo de De Mistura ha invitado este miércoles a participar en las conversaciones al denominado Grupo de Moscú, un sector de la oposición reconocida por el régimen, y al llamado Grupo de El Cairo, integrado por suníes moderados y en el que tampoco han podido tener acceso los kurdos a las negociaciones.. El HNC se ha proclamado como la única voz legítima de la rebelión frente a El Asad en Siria, mientras el régimen le acusa de monopolizar la representación opositora, frente a otras plataformas.

El Partido Unión Democrática (PYD, en sus siglas en kurdo) y sus milicias Unidades de Protección del Pueblo (UPG) controlan el 10% del territorio de Siria, en el norte y el noreste del país, así como las dos terceras partes de la frontera con Turquía. Tras haberse convertido en el principal apoyo en tierra a los bombardeos internacionales encabezado por Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS) y contar también con el respaldo de Rusia, las organizaciones kurdas se disponen a proclamar ahora un sistema de autogobierno en la zona que ocupan, después de no haber sido invitadas a participar en el diálogo de Ginebra. Tanto la delegación gubernamental como la del HNC insurgente han rechazado el modelo federal que propugna el PYD, al que acusan de socavar la integridad territorial de Siria.

Esto es solo el inicio de un largo pulso en Ginebra. El mediador internacional ha previsto que la actual ronda de diálogo se mantenga a lo largo de tres periodos —con interrupciones para efectuar consultas— previsiblemente hasta el mes de mayo. Si las negociaciones siguen su curso –y el cese de hostilidades que rige fuera de las áreas controladas por el Estado Islámico y el Frente al Nusra (Al Qaeda) desde el 27 de febrero se mantiene en vigor– la mayoría de los sirios podrán empezar a consolidar la esperanza de una vida cotidiana sin tiros ni bombardeos tras un sangriento lustro de conflicto.

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