El Parlamento Europeo se une en sus dudas por el pacto con Turquía
Los eurodiputados expresan dudas legales y piden "no dar un cheque en blanco" a Erdogan
Lucía Abellán
Bruselas. El País
El Parlamento Europeo recela del acuerdo que alcanzaron el lunes la Unión Europea y Turquía para devolver a este país a todos los refugiados y migrantes que arriben a Grecia. Hasta los grupos popular y socialdemócrata, a cuyas familias políticas pertenecen la mayor parte de los jefes de Estado y de Gobierno europeos, han expresado este miércoles serias dudas sobre lo pactado. Ambos han coincidido en advertir de que no se puede “dar un cheque en blanco” a Turquía para resolver un problema que es de la UE y han cuestionado la legalidad de ese trato.
El voto de confianza previo que ofreció el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, tras reunirse con los jefes de Estado y de Gobierno el pasado lunes, durante la cumbre con Turquía, no ha servido para acallar las críticas de los eurodiputados a un pacto que abre una nueva fase en la gestión del fenómeno de los refugiados. Desde las críticas más matizadas, por parte del Partido Popular Europeo, hasta las más feroces, de la izquierda minoritaria, los liberales y los euroescépticos, el pleno de la Eurocámara ha cuestionado en Estrasburgo la solución encontrada por los líderes europeos para frenar los flujos migratorios.
La debilidad que refleja Europa ante Turquía ha sido el elemento más subrayado. “La relación tiene que ser de asociación, no de dependencia. No podemos dejar que Turquía presione a la UE”, ha alertado el líder del grupo popular, Manfred Weber. Todos los portavoces en el Europarlamento han destacado la paradoja de que este acercamiento europeo coincida con un momento de represión en Turquía, cuando interviene periódicos y endurece su posición hacia los kurdos. “No negociamos con la libertad de expresión. Y no debemos confundir el diálogo sobre refugiados con el proceso de adhesión a la UE”, ha recalcado el presidente de los socialdemócratas en la Eurocámara, Gianni Pittella.
Esas promesas de avanzar en el proceso de entrada de Turquía en la UE a cambio de que Ankara acepte a los refugiados enviados desde Grecia han irritado a los eurodiputados. “Erdogan les está chantajeando. ¿Es esta la Turquía que quieren integrar en la UE?”, se ha permitido ironizar Marine Le Pen, del partido ultraderechista francés Frente Nacional.
El "sultán Erdogan"
Casi toda la Cámara comparte las dudas legales sobre un pacto que permite expulsar, sin dar la posibilidad de pedir asilo, a todo sirio llegado a las costas griegas. “Lo encuentro muy problemático: eso es una expulsión colectiva, prohibida por la Convención de Ginebra [que protege a los refugiados]”, ha advertido el líder los liberales, Guy Verhofstadt. El dirigente belga ha avisado de que este pretendido cierre de la vía entre Grecia y Turquía para alcanzar la UE solo provocará que los refugiados opten por otras rutas más peligrosas. Y ha acusado a los gobernantes de “dar al sultán Erdogan las llaves de las puertas de entrada a la UE”.
La representante de la izquierda minoritaria, Gabriele Zimmer, ha considerado el trato con Turquía como “una oferta envenenada” y ha lamentado la indefensión en que quedan los refugiados: “Estamos hablando de personas y no se mercadea con personas”.
Entretanto, los expertos de los países perfilan los detalles para que lo pactado políticamente el lunes sea legal. La Comisión Europea está convencida de que se logrará, aunque la fuerte contestación con que ha sido recibido el trato en el continente puede forzar a incluir modificaciones. Resultará, además, muy difícil cumplir los plazos de la desaparición de visados para los turcos que viajen a Europa –los líderes se han comprometido a tenerla lista en junio- y el Parlamento Europeo, que tiene que dar su aprobación, ya ha avanzado que será complicado. “Nos preocupa; Turquía tiene que cumplir todos los requisitos”, ha puntualizado el popular Manfred Weber.
Lucía Abellán
Bruselas. El País
El Parlamento Europeo recela del acuerdo que alcanzaron el lunes la Unión Europea y Turquía para devolver a este país a todos los refugiados y migrantes que arriben a Grecia. Hasta los grupos popular y socialdemócrata, a cuyas familias políticas pertenecen la mayor parte de los jefes de Estado y de Gobierno europeos, han expresado este miércoles serias dudas sobre lo pactado. Ambos han coincidido en advertir de que no se puede “dar un cheque en blanco” a Turquía para resolver un problema que es de la UE y han cuestionado la legalidad de ese trato.
El voto de confianza previo que ofreció el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, tras reunirse con los jefes de Estado y de Gobierno el pasado lunes, durante la cumbre con Turquía, no ha servido para acallar las críticas de los eurodiputados a un pacto que abre una nueva fase en la gestión del fenómeno de los refugiados. Desde las críticas más matizadas, por parte del Partido Popular Europeo, hasta las más feroces, de la izquierda minoritaria, los liberales y los euroescépticos, el pleno de la Eurocámara ha cuestionado en Estrasburgo la solución encontrada por los líderes europeos para frenar los flujos migratorios.
La debilidad que refleja Europa ante Turquía ha sido el elemento más subrayado. “La relación tiene que ser de asociación, no de dependencia. No podemos dejar que Turquía presione a la UE”, ha alertado el líder del grupo popular, Manfred Weber. Todos los portavoces en el Europarlamento han destacado la paradoja de que este acercamiento europeo coincida con un momento de represión en Turquía, cuando interviene periódicos y endurece su posición hacia los kurdos. “No negociamos con la libertad de expresión. Y no debemos confundir el diálogo sobre refugiados con el proceso de adhesión a la UE”, ha recalcado el presidente de los socialdemócratas en la Eurocámara, Gianni Pittella.
Esas promesas de avanzar en el proceso de entrada de Turquía en la UE a cambio de que Ankara acepte a los refugiados enviados desde Grecia han irritado a los eurodiputados. “Erdogan les está chantajeando. ¿Es esta la Turquía que quieren integrar en la UE?”, se ha permitido ironizar Marine Le Pen, del partido ultraderechista francés Frente Nacional.
El "sultán Erdogan"
Casi toda la Cámara comparte las dudas legales sobre un pacto que permite expulsar, sin dar la posibilidad de pedir asilo, a todo sirio llegado a las costas griegas. “Lo encuentro muy problemático: eso es una expulsión colectiva, prohibida por la Convención de Ginebra [que protege a los refugiados]”, ha advertido el líder los liberales, Guy Verhofstadt. El dirigente belga ha avisado de que este pretendido cierre de la vía entre Grecia y Turquía para alcanzar la UE solo provocará que los refugiados opten por otras rutas más peligrosas. Y ha acusado a los gobernantes de “dar al sultán Erdogan las llaves de las puertas de entrada a la UE”.
La representante de la izquierda minoritaria, Gabriele Zimmer, ha considerado el trato con Turquía como “una oferta envenenada” y ha lamentado la indefensión en que quedan los refugiados: “Estamos hablando de personas y no se mercadea con personas”.
Entretanto, los expertos de los países perfilan los detalles para que lo pactado políticamente el lunes sea legal. La Comisión Europea está convencida de que se logrará, aunque la fuerte contestación con que ha sido recibido el trato en el continente puede forzar a incluir modificaciones. Resultará, además, muy difícil cumplir los plazos de la desaparición de visados para los turcos que viajen a Europa –los líderes se han comprometido a tenerla lista en junio- y el Parlamento Europeo, que tiene que dar su aprobación, ya ha avanzado que será complicado. “Nos preocupa; Turquía tiene que cumplir todos los requisitos”, ha puntualizado el popular Manfred Weber.