El EI ha asesinado a 4.064 personas desde declaración del “califato” en Siria

Beirut, EFE
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) ha asesinado a 4.064 personas en Siria, de las que 2.197 eran civiles, desde la proclamación de un “califato” en este país y en Irak en junio de 2014, según los datos difundidos hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Los civiles, de los que 83 eran menores y 125 mujeres, fallecieron por disparos, decapitados, quemados vivos y lanzados desde lo alto de edificios por los extremistas en distintas provincias sirias.
Asimismo, los radicales mataron a 1.128 efectivos gubernamentales sirios y a 301 combatientes de brigadas islámicas, el Frente al Nusra (filial siria de Al Qaeda) y de la milicia kurda, Unidades de Protección del Pueblo (YPG, en sus siglas en kurdo), a los que hizo prisioneros en combates y en puestos de control.



El EI también asesinó a 426 de sus integrantes a los que acusó de “espiar para países extranjeros y trabajar para la coalición cruzada”, en referencia a la alianza internacional liderada por EEUU, que capturó en su mayoría cuando trataban de abandonar Siria.

A estos muertos se suman siete varones, entre ellos un menor, asesinados por los yihadistas por supuestamente colaborar con el régimen y pertenecer a las Fuerzas de Defensa Nacional, milicias progubernamentales; y una persona cuyo cadáver fue encontrado maniatado y con signos de tortura en un cuartel del EI.

También hay dos desertores del régimen que no pertenecían a ninguna facción rebelde que perdieron la vida por disparos de los yihadistas y luego fueron crucificados por “apostasía” en el pueblo de Homar al Ali, en la provincia nororiental de Deir al Zur.

El recuento incluye, además, a un expolicía que había comenzado a trabajar en las fuerzas de seguridad del EI y que fue asesinado por los extremistas por “falta de arrepentimiento“.

Asimismo, hay un antiguo seguidor de la organización radical que abandonó el grupo hace cinco meses y que fue capturado poco después por el EI, y cuyo cuerpo sin vida fue entregado más tarde a su familia en Deir al Zur con un cartel que decía “asesino del Estado, quemó coches del Estado Islámico”.

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