Dilma Rousseff: “Quieren que renuncie para evitarse el trago de echarme de forma ilegal”

La presidenta de Brasil asegura que el proceso de destitución en su contra es un "golpe contra la democracia"

Antonio Jiménez Barca
Brasilia, El País
Cinco periodistas de varios países, entre los que se cuenta EL PAÍS, se sientan en torno a una mesa en el enorme despacho de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en Brasilia. Ponen las grabadoras en marcha. Pero antes de que nadie pregunte nada, Rousseff, que ha llegado a la entrevista provista de un fajo grande de papeles y documentos, se pone a hablar sobre el proceso de destitución parlamentaria (impeachment) que ya ha echado a andar en el Congreso brasileño y que amenaza con destituirla en menos de un mes si antes no consigue los parlamentarios aliados necesarios: “Este proceso está basado en algo legalmente muy débil”. Y añade: “Y les recuerdo cómo surge: el presidente de la Cámara de diputados, Eduardo Cunha, para evitar que la Cámara le investigase, quiso negociar con el Gobierno: si nosotros no votábamos en contra de esa investigación, ponía en marcha el proceso. Cunha está denunciado por la Fiscalía de la República porque se le han encontrado cinco cuentas en Suiza. No lo digo yo: lo dice la Fiscalía General de la República”.


Para la presidenta de la República, este proceso de destitución es antidemocrático: “Nosotros tuvimos golpes de Estado militares en nuestra historia. En un sistema democrático, estos golpes cambian de modo. Cada régimen tiene su tipo de golpe. La Constitución garantiza derechos y en un golpe usted subvierte esos derechos y pervierte el orden democrático. Y eso es peligroso. Sin base legal, este proceso es un golpe contra la democracia. Y las consecuencias de esto no las sabemos, porque no tenemos capacidad de prever el futuro”.

A la cuestión de si va a renunciar, dada la crisis creciente en que vive el país, responde: “La oposición me pide que renuncie. ¿Por qué? ¿Porque soy una mujer frágil? No, no soy una mujer frágil. Mi vida no fue eso. Piden que renuncie para evitarse el trago de echar de forma ilegal, indebida y criminal a una presidenta elegida. Piensan que debo estar muy afectada, que debo estar completamente desestructurada, muy presionada. Pero no estoy así, no soy así. Tuve una vida muy complicada para no ser capaz ahora de luchar por la democracia de mi país. A los 19 años fui a la cárcel de la dictadura y no era una cárcel fácil. Era muy dura. Yo luché en condiciones muy difíciles. Así que no voy a renunciar, claro que no”.

Con respecto al polémico nombramiento de Lula como ministro –que los investigadores del Caso Petrobras y algunos jueces consideran una maniobra para escapar de la justicia, Rousseff asegura: “Eso es crear un problema donde no lo hay. Porque, vamos a suponer que viene al Gobierno para protegerse: qué protección tan extraña, la verdad, ya que un ministro no está protegido. Por el contrario, es investigado por la Suprema Corte Federal. Y los 11 jueces no son mejores ni peor que un juez de primera instancia. Lo que pasa con Lula es que iba a fortalecer mi Gobierno y los partidarios del 'cuanto peor, mejor' no quieren que pase eso. La historia es intentar que él venga. Ahora, les digo una cosa: o él viene como ministro o viene como asesor, de una manera u otra. Vamos a traerlo para ayudar al Gobierno. No hay cómo impedirlo".

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