Clinton y Trump agrandan su ventaja con victorias en Arizona

Ted Cruz logra un triunfo en Utah crucial para la estrategia republicana. Sanders gana los caucus de Utah e Idaho

Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles, El País
Hillary Clinton y Donald Trump ampliaron este martes su ventaja en la carrera por la nominación presidencial en sus respectivos partidos con sendas victorias contundentes en Arizona, el estado más grande de una especie de supermartes del Oeste en el que además votaban Utah y Idaho. Los márgenes de victoria son, además, cada vez mayores. Trump superó el 46% del voto en Arizona. La tesis de que si hubiera menos candidatos en la carrera se le podría parar queda desacreditada votación tras votación. Clinton por su parte ganó en Arizona con el 60% del voto, una prueba más de su tirón en estados con fuerte presencia de minorías.


Las victorias de Clinton y Trump consolidan su ventaja en la carrera aritmética para conseguir el número de delegados que asegure la nominación. Pero sus rivales, Bernie Sanders y Ted Cruz, lograron a su vez victorias que les permiten seguir en la carrera a la espera de que las primarias lleguen al resto del Oeste el próximo sábado.

El senador Bernie Sanders se apuntó la victoria en Utah e Idaho, dos estados menores donde pareció favorecerle el proceso de caucus, en vez del voto en primarias. En Idaho solo votaban los demócratas. Sanders había hecho mucha campaña en Utah, donde había logrado atraer especialmente a los jóvenes. Clinton no ha llegado a pisar ese estado durante las primarias. Entre los dos estados eligen menos delegados (56) que Arizona (75), lo cual sigue dejando atrás a Sanders en la aritmética, pero le permite mantener con rotundidad que no tiene ninguna razón para retirarse.

Utah, última oportunidad

La victoria de Trump en Arizona prácticamente se daba por hecha. Utah era la última oportunidad de Ted Cruz para saber si puede disputarle la nominación matemáticamente a Donald Trump. En Utah, si un candidato gana más del 50% de los votos se lleva los 40 delegados, la clase de impulso que Ted Cruz necesita para al menos impedir la nominación automática de Trump y dividir la convención republicana. Por debajo de ese porcentaje, se reparten los delegados. Una realidad matemática que hace que Trump siga ganando delegados incluso donde pierde.

Cerca de la medianoche local, Associated Press afirmó que Cruz ganaría Utah. Con el 25% escrutado, el porcentaje de la victoria se situaba por encima del 71%, lo que le permite llevarse los 40 delegados del Estado. Da una idea de la importancia estratégica de esta victoria el hecho de que el excandidato presidencial Mitt Romney, que en las últimas semanas se ha erigido en estandarte del establishment republicano que quiere evitar por todos los medios al nominación de Trump, hiciera campaña en Utah a favor de Cruz, a pesar de preferir al gobernador John Kasich.

Atentado en Bruselas

Las primarias del Oeste también venían definidas por el brutal atentado en Bruselas en la mañana del martes. La matanza dejó más de 30 muertos en el aeropuerto y una estación de metro muy cercana a las instituciones comunes de la Unión Europea. La declaraciones del día fueron una guerra de dureza contra el terrorismo por parte de los dos principales candidatos republicanos. Trump dijo que las autoridades “deberían poder hacer lo que tengan que hacer” para combatir el terrorismo y afirmó que “si pudiera ampliar la ley, iría más allá del waterboarding” en técnicas de tortura. Cruz, por su parte, afirmó que las fuerzas de seguridad deberían “vigilar barrios musulmanes antes de que se radicalicen”.

Arizona es uno de los puntos calientes de la inmigración de México y Centroamérica a Estados Unidos, con una porosa frontera vallada solo en parte y por la que los inmigrantes arriesgan su vida cruzando a pie hasta 100 kilómetros de desierto inhóspito. En pocos lugares el discurso sobre la inmigración ilegal tiene más audiencia. El atentado de Bruselas no hizo sino tensar aún más los ánimos de la población conservadora respecto a la seguridad de la frontera.

En ese contexto, las campañas demócrata y republicana en Arizona han sido el día y la noche. Mientras Clinton y Sanders se han dirigido a la enorme comunidad latina e inmigrante del Estado para prometer una reforma migratoria integral, Trump y Cruz han competido en sus discursos por mostrar su dureza contra la inmigración ilegal. Arizona es el Estado donde Trump juntó a miles de personas en un mitin el pasado julio, apenas un mes de haber insultado a los mexicanos, cuando políticos y comentaristas aún pensaban que su campaña estaba condenada a desaparecer.

El millonario había sumado además el apoyo del sheriff del condado de Maricopa (Phoenix), Joe Arpaio, que se autodefine como el sheriff más duro de Estados Unidos y que ha puesto en marcha medidas de identificación racista de sospechosos de estar en el país ilegalmente.

La carrera en Arizona tiene otra interpretación para los republicanos. Cada vez es más cercana la posibilidad de que toda la carrera se decida en las primarias de California, que son el 7 de junio precisamente para que no sirvan para nada. El estado más poblado de EE UU elige 172 delegados y algunos analistas opinan que Arizona es un buen indicador del sentimiento general de los republicanos de California. Sin embargo, el partido en el Estado dorado lleva años virando para acercarse a las minorías ante su cada vez mayor irrelevancia política.

En el caso de los demócratas, Bernie Sanders dejó claro dónde tiene puesta la mirada después del éxito de este martes. Dio su discurso de victoria desde San Diego, California.

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