China estudia gravar el comercio de divisas con una ‘tasa Tobin’
El Banco central del gigante asiático medita aplicar el recargo para reducir la especulación con su moneda
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
Las autoridades chinas sopesan establecer un impuesto sobre las transacciones de divisas, una práctica similar a la conocida como tasa Tobin, con el objetivo de poner freno a la especulación con su moneda. El banco central chino está elaborando un primer borrador sobre el gravamen, según adelantó Bloomberg este martes, que si finalmente entrara en vigor se convertiría en una nueva herramienta para restringir los flujos de capital y reforzar el control del Estado sobre el sistema financiero.
Por ahora no hay un calendario fijo para la implementación de esta tasa, que debería ser aprobada por el Gobierno, ni se conoce qué porcentaje se aplicaría a las operaciones de compraventa de divisas. Inicialmente, el regulador monetario apostaría por mantenerlo a cero para dar tiempo a las autoridades a perfeccionar el sistema, disuadir a los especuladores y ver cómo reaccionan los mercados.
No es la primera vez que las autoridades chinas plantean esta idea. El vicegobernador del Banco central y responsable de la Administración Estatal de Intercambio de Divisas, Yi Gang, lo hizo en un artículo a la revista China Finance el pasado octubre. En un comunicado reciente, la Oficina Nacional de Estadísticas también apoyó la medida "en caso de que las turbulencias de los mercados financieros globales afectaran a la estabilidad de los chinos".
Moderar fugas de capital
Los analistas coinciden en que, a corto plazo, el gravamen lograría frenar los flujos de capital especulativos porque, al resultarles más caro, los inversores se lo pensarían dos veces antes de operar con yuanes. También podría moderar las fugas de capital, que durante todo el año pasado e inicios de 2016 han tocado máximos históricos debido a la desaceleración de la economía, los vaivenes de los mercados bursátiles y las expectativas de que del yuan seguirá perdiendo valor a largo plazo.
Al frenarse la salida de capitales, la tasa también daría un respiro a la hucha estatal. China ha usado parte de sus ingentes reservas de divisas para sostener el valor de su moneda y manejar una caída progresiva que no altere los volátiles mercados financieros del país. Solamente en febrero, Pekín se gastó 28.570 millones de dólares para este fin, lo que dejó las reservas en los 3,2 billones de dólares, el nivel más bajo desde diciembre de 2011.
Menos liquidez en el sistema
El impuesto, sin embargo, drenaría liquidez del sistema y podría ser interpretado por los inversores como una señal de que Pekín ya no es capaz de controlar las salidas de capital. Además, su puesta en marcha contradeciría las promesas del Gobierno chino de liberalizar por completo la circulación de capitales para el año 2020 y sería un duro revés a los planes de fomentar la internacionalización del yuan y su uso como moneda de reserva.
"Parece de nuevo como los objetivos a corto plazo de China —en este caso, limitar la especulación con las divisas— dañan las metas a largo plazo, como el impulso para abrir la cuenta de capitales", aseguró Alicia García Herrero, economista jefe para Asia de Natixis, en una nota a clientes.
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
Las autoridades chinas sopesan establecer un impuesto sobre las transacciones de divisas, una práctica similar a la conocida como tasa Tobin, con el objetivo de poner freno a la especulación con su moneda. El banco central chino está elaborando un primer borrador sobre el gravamen, según adelantó Bloomberg este martes, que si finalmente entrara en vigor se convertiría en una nueva herramienta para restringir los flujos de capital y reforzar el control del Estado sobre el sistema financiero.
Por ahora no hay un calendario fijo para la implementación de esta tasa, que debería ser aprobada por el Gobierno, ni se conoce qué porcentaje se aplicaría a las operaciones de compraventa de divisas. Inicialmente, el regulador monetario apostaría por mantenerlo a cero para dar tiempo a las autoridades a perfeccionar el sistema, disuadir a los especuladores y ver cómo reaccionan los mercados.
No es la primera vez que las autoridades chinas plantean esta idea. El vicegobernador del Banco central y responsable de la Administración Estatal de Intercambio de Divisas, Yi Gang, lo hizo en un artículo a la revista China Finance el pasado octubre. En un comunicado reciente, la Oficina Nacional de Estadísticas también apoyó la medida "en caso de que las turbulencias de los mercados financieros globales afectaran a la estabilidad de los chinos".
Moderar fugas de capital
Los analistas coinciden en que, a corto plazo, el gravamen lograría frenar los flujos de capital especulativos porque, al resultarles más caro, los inversores se lo pensarían dos veces antes de operar con yuanes. También podría moderar las fugas de capital, que durante todo el año pasado e inicios de 2016 han tocado máximos históricos debido a la desaceleración de la economía, los vaivenes de los mercados bursátiles y las expectativas de que del yuan seguirá perdiendo valor a largo plazo.
Al frenarse la salida de capitales, la tasa también daría un respiro a la hucha estatal. China ha usado parte de sus ingentes reservas de divisas para sostener el valor de su moneda y manejar una caída progresiva que no altere los volátiles mercados financieros del país. Solamente en febrero, Pekín se gastó 28.570 millones de dólares para este fin, lo que dejó las reservas en los 3,2 billones de dólares, el nivel más bajo desde diciembre de 2011.
Menos liquidez en el sistema
El impuesto, sin embargo, drenaría liquidez del sistema y podría ser interpretado por los inversores como una señal de que Pekín ya no es capaz de controlar las salidas de capital. Además, su puesta en marcha contradeciría las promesas del Gobierno chino de liberalizar por completo la circulación de capitales para el año 2020 y sería un duro revés a los planes de fomentar la internacionalización del yuan y su uso como moneda de reserva.
"Parece de nuevo como los objetivos a corto plazo de China —en este caso, limitar la especulación con las divisas— dañan las metas a largo plazo, como el impulso para abrir la cuenta de capitales", aseguró Alicia García Herrero, economista jefe para Asia de Natixis, en una nota a clientes.