Las tres decisiones tácticas de Zidane decisivas ante el Roma
Madrid, As
El Roma era la primera prueba de cierto nivel para examinar al Real Madrid de Zidane. El técnico galo salió airoso del envite y tuvo influencia significativa en la victoria del conjunto blanco en el Olímpico. Su mano mejoró al equipo con el paso de los minutos y demostró altura de miras al corregir algunos desajustes. Tres conceptos resultaron decisivos en la victoria madridista:
Control de la medular
Zidane exige a su equipo que tenga el gobierno total en la parcela ancha del terreno de juego. El fútbol blanco se vertebra a través de Modric y Kroos. Ambos jugadores dominaron la medular. El alemán dio hasta 110 pases con un 96,4% de precisión y sumó 12 recuperaciones (el futbolista del partido con mejor estadística en este apartado). La incidencia del croata fue menor que en otros partidos, pero con todo acumuló 82 pases con un 92,7% de acierto. Isco aparecía continuamente por el centro para ayudar en la construcción del juego. El Madrid tuvo un 61,3% de posesión dando 683 pases. El Roma, por su parte, renunció al balón y sólo quiso correr.
Marca sobre Salah
El extremo egipcio fue el principal dolor de muelas del Real Madrid. Marcelo tenía la orden de subir con asiduidad para asociarse con Cristiano en el costado izquierdo. Salah quedaba libre de marca ante las cabalgadas ofensivas del brasileño. Zidane reubicó, mediada la primera parte, a Ramos casi como lateral cuando el Madrid tenía el balón para no perder nunca la vigilancia sobre el egipcio. Una decisión que fue clave con el paso de los minutos. Salah acabó perdiendo 25 balones.
Amplitud por los laterales
Otro de los sellos distintivos de la era Zidane. El galo pretende convertir a Carvajal y Marcelo en falsos extremos. El español estuvo más apagado. James no tiró las diagonales que acostumbra y apareció menos de los esperado (dio únicamente 44 pases). Marcelo, por el contrario, fue un puñal. Siempre dio salida por la banda izquierda como ocurrió en la jugada del gol de Cristiano. El Roma no supo frenar a Marcelo ante la dejadez de funciones de Salah.
El Roma era la primera prueba de cierto nivel para examinar al Real Madrid de Zidane. El técnico galo salió airoso del envite y tuvo influencia significativa en la victoria del conjunto blanco en el Olímpico. Su mano mejoró al equipo con el paso de los minutos y demostró altura de miras al corregir algunos desajustes. Tres conceptos resultaron decisivos en la victoria madridista:
Control de la medular
Zidane exige a su equipo que tenga el gobierno total en la parcela ancha del terreno de juego. El fútbol blanco se vertebra a través de Modric y Kroos. Ambos jugadores dominaron la medular. El alemán dio hasta 110 pases con un 96,4% de precisión y sumó 12 recuperaciones (el futbolista del partido con mejor estadística en este apartado). La incidencia del croata fue menor que en otros partidos, pero con todo acumuló 82 pases con un 92,7% de acierto. Isco aparecía continuamente por el centro para ayudar en la construcción del juego. El Madrid tuvo un 61,3% de posesión dando 683 pases. El Roma, por su parte, renunció al balón y sólo quiso correr.
Marca sobre Salah
El extremo egipcio fue el principal dolor de muelas del Real Madrid. Marcelo tenía la orden de subir con asiduidad para asociarse con Cristiano en el costado izquierdo. Salah quedaba libre de marca ante las cabalgadas ofensivas del brasileño. Zidane reubicó, mediada la primera parte, a Ramos casi como lateral cuando el Madrid tenía el balón para no perder nunca la vigilancia sobre el egipcio. Una decisión que fue clave con el paso de los minutos. Salah acabó perdiendo 25 balones.
Amplitud por los laterales
Otro de los sellos distintivos de la era Zidane. El galo pretende convertir a Carvajal y Marcelo en falsos extremos. El español estuvo más apagado. James no tiró las diagonales que acostumbra y apareció menos de los esperado (dio únicamente 44 pases). Marcelo, por el contrario, fue un puñal. Siempre dio salida por la banda izquierda como ocurrió en la jugada del gol de Cristiano. El Roma no supo frenar a Marcelo ante la dejadez de funciones de Salah.