Las Bolsas se desploman por el temor a una nueva recesión global
El Ibex 35 se desploma un 4,44%, el mayor descenso diario desde agosto del año pasado, lastrado por el sector financiero
Ignacio Fariza
Madrid, El País
Nueva jornada aciaga en las Bolsas. El miedo a una nueva recesión global, presente desde mediados del año pasado pero exacerbado en las últimas semanas, y los temores reavivados sobre el sector financiero europeo —desde la banca italiana hasta la griega pasando por el alemán Deutsche Bank— llevó este lunes a los mercados de renta variable de la UE a registrar su peor jornada en seis meses. Milán (-4,69%) y Madrid (-4,44%) lideraron los descensos entre los grandes parqués de la eurozona, seguidos por Fráncfort (-3,3%) y París (-3,2%). Al otro lado del Atlántico, el Dow Jones caía un 2,3% a dos horas del cierre.
Los inversores temen la fuerza del último zarpazo de la Gran Recesión y lo expresan deshaciendo posiciones en Bolsa y llevando su dinero a activos más seguros, como el oro o los bonos estadounidenses o alemanes. La consecuencia de este movimiento es la sacudida bursátil más virulenta de los últimos meses, solo superada por el batacazo de finales de agosto, cuando los principales índices se desplomaron un 5%.
Esta vez, sin embargo, las causas son más difusas. Sin referencias diarias procedentes de China, epicentro de la actual recaída económica, donde las Bolsas permanecieron cerradas por los festejos del Año Nuevo, y sin grandes movimientos en el mercado petrolero, al que se le han achacado los últimos batacazos bursátiles, la mirada de las principales casas de análisis se volvieron sobre el dato de reservas hecho público el domingo. Solo en enero, las reservas en moneda extranjera en manos del banco central chino bajaron en casi 100.000 millones de dólares hasta los 3,2 billones. Aunque el dato está en línea con las previsiones de las principales casas de análisis, es un factor de preocupación más para los inversores. Todos los índices europeos cotizan ya por debajo de los niveles de finales de agosto, cuando la zozobra económica empezó a plasmarse sobre la cotización bursátil y el Ibex se deja un 15% en lo que va de 2016, su peor inicio de año de siempre. En el lado opuesto, el oro, valor refugio por antonomasia, repuntó un 1,8% en la jornada, ante las turbulencias financieras.
“La causa más cercana es el mal dato de reservas en China”, dispara Juan Ignacio Crespo, autor de Las dos próximas recesiones. En un plano más largo, el estadístico del Estado vincula el desplome a los “débiles” resultados empresariales en EE UU. “Las recesiones siempre vienen precedidas por una caída en el precio de las materias primas [que se han desplomado un 50% en el último año y medio, arrastradas por el petróleo] y, casi siempre, por una bajada de los beneficios de las compañías”. Crespo ve a la economía mundial a las puertas del “último coletazo de la crisis” antes de que, a partir de 2018, se inicie un nuevo ciclo de crecimiento.
“Hay miedo a una recesión global”, añade José Carlos Díez, autor de La economía no da la felicidad pero ayuda a conseguirla. “El comercio mundial no tira y lo que eso refleja es que la situación general es peor de lo que se cree”, añade. “Los últimos datos de exportaciones de Japón y de China han decepcionado y el ciclo de inversión de Alemania tampoco deja buenas noticias”, añade. Este lunes el Índice Seco del Báltico, que mide el coste del transporte marítimo de mercancías, se situó en su nivel más bajo de la serie histórica y emerge como un indicio más de la debilidad global, cada vez más frágil por la debilidad de los países emergentes, con China a la cabeza. Otros indicadores de transacciones comerciales en todo el mundo, como el que elabora mensualmente el instituto holandés CPB, también reflejan la ralentización.
“A estos factores hay que añadir el temor sobre el sistema bancario europeo es cada vez mayor”, subraya Díez. El sector financiero italiano está inmerso en una situación similar a la que vivió la banca española en 2012, el año del rescate; volvió a sufrir este lunes fuertes caídas bursátiles que llevaron al regulador bursátil a suspender de cotización a seis entidades y arrastró consigo a sus homólogos del resto de países periféricos. La elevada morosidad planea sobre el sector transalpino y la impaciencia por que el Gobierno de Matteo Renzi acabe de cerrar el diseño de su propio banco malo que permita a las entidades deshacerse de sus activos tóxicos, añaden una dosis mayor de incertidumbre en los inversores, que observan los problemas de sus vecinos españoles hace solo cuatro años como un precedente peligroso. “No hay nada nuevo en la situación de la banca italiana, pero cotiza en los mercados”, apunta Daniel Pingarrón, analista de IG Markets. El primer banco italiano, Unicredit, se ha dejado un 36% en Bolsa en el último mes.
Deutsche Bank y Grecia
El foco también está fijo sobre la banca griega. A la delicadísima situación económica del país, hundido en una espiral de bajo crecimiento y un ajuste fiscal sin precedentes, se añaden las dudas sobre las necesidades de liquidez del sector y el potencial impacto negativo de las dificultades que atraviesan las negociaciones entre el Gobierno de Alexis Tsipras y sus acreedores —la antigua troika— para la revisión del tercer rescate. En esta tesitura, el índice general de la Bolsa griega se dejó un este lunes un 8% lastrado por los bancos y retrocedió a niveles de 1990.
A diferencia de lo ocurrido en 2011 y 2012, las dudas sobre el sector bancario comunitario no afectan solo a la periferia, la que más sufrió la crisis y, posteriormente, el embate de la crisis de deuda europea. Uno de los mayores bancos de la eurozona por activos, el alemán Deutsche Bank, cayó este lunes casi un 10% en Bolsa y retrocedió a niveles de 1999 después de que se multiplicasen las especulaciones sobre su solvencia. El banco ha visto cómo el coste de financiación se ha disparado desde agosto y los seguros que cubren a los inversores frente a un potencial impago de Deutsche Bank han repuntado hasta su máximo, superando incluso la cota de los peores días de la crisis financiera. En la versión 3.0 de la Gran Recesión, ni siquiera el gigante teutón es intocable.
Ignacio Fariza
Madrid, El País
Nueva jornada aciaga en las Bolsas. El miedo a una nueva recesión global, presente desde mediados del año pasado pero exacerbado en las últimas semanas, y los temores reavivados sobre el sector financiero europeo —desde la banca italiana hasta la griega pasando por el alemán Deutsche Bank— llevó este lunes a los mercados de renta variable de la UE a registrar su peor jornada en seis meses. Milán (-4,69%) y Madrid (-4,44%) lideraron los descensos entre los grandes parqués de la eurozona, seguidos por Fráncfort (-3,3%) y París (-3,2%). Al otro lado del Atlántico, el Dow Jones caía un 2,3% a dos horas del cierre.
Los inversores temen la fuerza del último zarpazo de la Gran Recesión y lo expresan deshaciendo posiciones en Bolsa y llevando su dinero a activos más seguros, como el oro o los bonos estadounidenses o alemanes. La consecuencia de este movimiento es la sacudida bursátil más virulenta de los últimos meses, solo superada por el batacazo de finales de agosto, cuando los principales índices se desplomaron un 5%.
Esta vez, sin embargo, las causas son más difusas. Sin referencias diarias procedentes de China, epicentro de la actual recaída económica, donde las Bolsas permanecieron cerradas por los festejos del Año Nuevo, y sin grandes movimientos en el mercado petrolero, al que se le han achacado los últimos batacazos bursátiles, la mirada de las principales casas de análisis se volvieron sobre el dato de reservas hecho público el domingo. Solo en enero, las reservas en moneda extranjera en manos del banco central chino bajaron en casi 100.000 millones de dólares hasta los 3,2 billones. Aunque el dato está en línea con las previsiones de las principales casas de análisis, es un factor de preocupación más para los inversores. Todos los índices europeos cotizan ya por debajo de los niveles de finales de agosto, cuando la zozobra económica empezó a plasmarse sobre la cotización bursátil y el Ibex se deja un 15% en lo que va de 2016, su peor inicio de año de siempre. En el lado opuesto, el oro, valor refugio por antonomasia, repuntó un 1,8% en la jornada, ante las turbulencias financieras.
“La causa más cercana es el mal dato de reservas en China”, dispara Juan Ignacio Crespo, autor de Las dos próximas recesiones. En un plano más largo, el estadístico del Estado vincula el desplome a los “débiles” resultados empresariales en EE UU. “Las recesiones siempre vienen precedidas por una caída en el precio de las materias primas [que se han desplomado un 50% en el último año y medio, arrastradas por el petróleo] y, casi siempre, por una bajada de los beneficios de las compañías”. Crespo ve a la economía mundial a las puertas del “último coletazo de la crisis” antes de que, a partir de 2018, se inicie un nuevo ciclo de crecimiento.
“Hay miedo a una recesión global”, añade José Carlos Díez, autor de La economía no da la felicidad pero ayuda a conseguirla. “El comercio mundial no tira y lo que eso refleja es que la situación general es peor de lo que se cree”, añade. “Los últimos datos de exportaciones de Japón y de China han decepcionado y el ciclo de inversión de Alemania tampoco deja buenas noticias”, añade. Este lunes el Índice Seco del Báltico, que mide el coste del transporte marítimo de mercancías, se situó en su nivel más bajo de la serie histórica y emerge como un indicio más de la debilidad global, cada vez más frágil por la debilidad de los países emergentes, con China a la cabeza. Otros indicadores de transacciones comerciales en todo el mundo, como el que elabora mensualmente el instituto holandés CPB, también reflejan la ralentización.
“A estos factores hay que añadir el temor sobre el sistema bancario europeo es cada vez mayor”, subraya Díez. El sector financiero italiano está inmerso en una situación similar a la que vivió la banca española en 2012, el año del rescate; volvió a sufrir este lunes fuertes caídas bursátiles que llevaron al regulador bursátil a suspender de cotización a seis entidades y arrastró consigo a sus homólogos del resto de países periféricos. La elevada morosidad planea sobre el sector transalpino y la impaciencia por que el Gobierno de Matteo Renzi acabe de cerrar el diseño de su propio banco malo que permita a las entidades deshacerse de sus activos tóxicos, añaden una dosis mayor de incertidumbre en los inversores, que observan los problemas de sus vecinos españoles hace solo cuatro años como un precedente peligroso. “No hay nada nuevo en la situación de la banca italiana, pero cotiza en los mercados”, apunta Daniel Pingarrón, analista de IG Markets. El primer banco italiano, Unicredit, se ha dejado un 36% en Bolsa en el último mes.
Deutsche Bank y Grecia
El foco también está fijo sobre la banca griega. A la delicadísima situación económica del país, hundido en una espiral de bajo crecimiento y un ajuste fiscal sin precedentes, se añaden las dudas sobre las necesidades de liquidez del sector y el potencial impacto negativo de las dificultades que atraviesan las negociaciones entre el Gobierno de Alexis Tsipras y sus acreedores —la antigua troika— para la revisión del tercer rescate. En esta tesitura, el índice general de la Bolsa griega se dejó un este lunes un 8% lastrado por los bancos y retrocedió a niveles de 1990.
A diferencia de lo ocurrido en 2011 y 2012, las dudas sobre el sector bancario comunitario no afectan solo a la periferia, la que más sufrió la crisis y, posteriormente, el embate de la crisis de deuda europea. Uno de los mayores bancos de la eurozona por activos, el alemán Deutsche Bank, cayó este lunes casi un 10% en Bolsa y retrocedió a niveles de 1999 después de que se multiplicasen las especulaciones sobre su solvencia. El banco ha visto cómo el coste de financiación se ha disparado desde agosto y los seguros que cubren a los inversores frente a un potencial impago de Deutsche Bank han repuntado hasta su máximo, superando incluso la cota de los peores días de la crisis financiera. En la versión 3.0 de la Gran Recesión, ni siquiera el gigante teutón es intocable.