La comunidad internacional pugna para consolidar la tregua en Siria

Aviones rusos golpean varias provincias del país antes de la tregua

Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
La comunidad internacional se esforzó este viernes en intentar consolidar el primer alto el fuego en Siria tras casi cinco años de guerra, que fue fijado el lunes por las grandes potencias desde las cero horas del sábado (las 23.00 del viernes, hora peninsular española). En un clima de desconfianza y en medio de una nueva oleada de ataques, el régimen del presidente Bachar el Asad, las milicias kurdas y la oposición agrupada en torno al Alto Comité de Negociación (HNC, en sus siglas en inglés) acataron un cese de hostilidades durante dos semanas. Las fuerzas del Estado Islámico y de Al Qaeda quedan excluidas del acuerdo.


Los 17 países que apadrinan el acuerdo —entre ellos Estados Unidos, Arabia Saudí y Turquía, contrarios a El Asad, y Rusia e Irán, aliados de Damasco— examinaron las condiciones de la tregua en la sede de Naciones Unidas en Ginebra antes de informar al Consejo de Seguridad, reunido en Nueva York, que votó por unanimidad anoche una resolución para exigir el cumplimiento del acuerdo a los beligerantes.

El mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, convocó a las partes en conflicto para reanudar en Ginebra el próximo 7 de marzo las conversaciones de paz que quedaron suspendidas a comienzos de mes al recrudecerse la ofensiva gubernamental y de la aviación rusa contra las fuerzas rebeldes. “La convocatoria está pendiente de que se respete en términos generales el cese de hostilidades y de que pueda entrar la ayuda humanitaria para la población”, dijo De Mistura
Cinco años de guerra civil

Lo que comenzó como una protesta ciudadana contra el régimen en 2011, en el marco de las revueltas árabes, se convirtió en unos pocos meses en una guerra civil.

Han muerto al menos 260.000 personas (la ONU dejó de contarlas hace 18 meses). El Observatorio Sirio de Derechos Humanos estima que más de 120.000 eran civiles.

La mitad de los 22 millones de personas que vivían en el país al inicio de la contienda han tenido que abandonar sus hogares. De ellos, seis millones siguen en Siria; otros cinco millones se concentran sobre todo en Líbano, Jordania y Turquía. Un millón ha llegado a Europa.

El presidente Bachar el Asad sigue en el poder.

En las horas previas al inicio previsto de la tregua se intensificaron este viernes los bombardeos contra posiciones insurgentes en distintas provincias. El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos —una ONG radicada en Reino Unido que cuenta con una red de informadores sobre el terreno—, afirmó que al menos ocho miembros de una misma familia habían muerto en ataques de aviones de Rusia, en la provincia de Alepo. El Observatorio destacó el incremento de los ataques aéreos sobre Duma, el principal bastión de la oposición en los alrededores de Damasco. Ofensivas similares se registraron en otras provincias sirias, como la de Homs.
La comunidad internacional pugna para consolidar la tregua en Siria

En el campo rebelde, el Alto Comité Negociador anunció que 97 organizaciones y milicias se han sumado al cese de hostilidades, y en su nombre confirmó que acataba el acuerdo fijado por Washington y Moscú para respetar una tregua de dos semanas, que se prorrogará si lo acuerdan las partes. La oposición exige que se cumplan las resoluciones de la ONU previas, como la 2254 aprobada por el Consejo de Seguridad el pasado diciembre para poner fin al asedio de una docena de poblaciones y liberar a las mujeres y menores encarcelados por el régimen. El HNC también pide que el Ejército de El Asad y sus aliados no utilicen la tregua para “continuar las operaciones hostiles contra las facciones opositoras bajo la excusa de combatir el terrorismo”.

El coordinador de la oposición, Riad Hijab, afirmó que el HNC estaba dispuesto a someterse a una “completa transparencia de sus actividades”. Hijab exigió que la ONU haga cumplir sus resoluciones para que la continuidad de la tregua pueda estar garantizada.

Cuando quedaban apenas unas horas para el inicio del alto el fuego, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, advirtió de que el proceso de reconciliación en Siria “será complicado y que incluso puede resultar contradictorio, pero la regulación pacífica es el único camino”, informa Pilar Bonet. “Es necesario crear las condiciones para interrumpir el derramamiento de sangre lo más rápidamente posible, y para que después comience un pleno diálogo interno sirio con participación de todas las fuerzas políticas constructivas”, señaló Putin en Moscú.

Aviso de Putin

“Quiero subrayar de nuevo que el Estado Islámico, el Frente Al Nusra (filial de Al Qaeda) y otras organizaciones terroristas reconocidas como tales por el Consejo de Seguridad no se verán afectadas por el acuerdo y la lucha contra ellas continuará”, avisó Putin. La mención a otros grupos considerados terroristas en la lista de Naciones Unidas ha sembrado la inquietud entre fuerzas rebeldes reconocidas como parte negociadora por el organismo internacional. En varias provincias sirias, grupos de oposición integrados en el HNC colaboran activamente con el Frente Al Nusra en la guerra contra el régimen, lo que podría dar pie a que sigan siendo atacados por las fuerzas gubernamentales y la aviación rusa.

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, reveló este viernes que “numerosos destacamentos de la oposición siria en el este del país, incluidos grupos suníes, ya se han puesto en contacto con el Ejército ruso”. El jefe de Al Nusra, Mohamed al Jolani, calificó la tregua de “trampa de Occidente para que los rebeldes sean aplastados por el régimen”.

Tanto Putin como el presidente de EE UU, Barack Obama, han expresado sus dudas sobre la viabilidad del acuerdo que ambos cerraron el pasado lunes.

Turquía, por su parte, advirtió de que adoptará nuevas medidas contra la milicia kurda Unidad de Protección Popular (YPG), a las que amenaza con bombardeos aéreos al otro lado de la frontera común con Siria, después de haberla atacado con su artillería desde hace una semana. Ankara acusa al YPG de colaborar con el Partido de la Trabajadores del Kurdistán (PKK).

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