El sexismo contra Clinton asoma en las primarias
Hillary es acusada de gritona, a Sanders se le ve temperamental
Amanda Mars
Manchester (New Hampshire), El País
Hillary Clinton grita en los mítines, como este lunes en Manchester. Su rival por la candidatura demócrata, Bernie Sanders, también. Pero mientras muchos consideran al senador temperamental —no en vano está impulsado una revolución—, ella se lleva otras consideraciones. El economista Larry Kudrow la acusó en la CNBC de tener un discurso chillón y cercano a “Lenin o Trotski”; el periodista Bob Woodward apuntó en un programa matinal que “grita” en sus discursos, como si no estuviera cómoda. Y también ha recibido críticas desde la FOX.
A Jesse Dancy, una profesora neoyorquina de 40 años, no le cabía duda este lunes del sesgo sexista de muchos ataques. “La gente aún no está cómoda delante de una mujer con poder, cuando Clinton es contundente, se dice cosas como que está enfadada… Como si Sanders no gritara”, lamentaba en el mitin previo a la votación de New Hampshire, en el que la candidata fue arropada por su marido, el expresidente Bill Clinton, y su hija Chelsea.
El debate sobre el sesgo sexista contra Clinton emerge cada cierto tiempo y acaba de hacerlo de nuevo. El domingo, en una entrevista con CNN, la ex secretaria de Estado respondió a las preguntas sobre este asunto y afirmó que la sociedad vive aún “con un doble rasero”. “A veces hablo suave y otras veces me apasiono un poco, no conozco a ningún hombre que no lo haga y me resulta interesante que de repente eso se convierta en un gran debate en torno a mí”, dijo, pero añadió que no quería dedicar mucho más tiempo a hablar de esto. "Clinton sufre muchos ataques machistas, pero tiene un carácter increíble para centrarse en su mensaje", decía Mike Todd, un voluntario llegado desde Arkansas.
Hillary Clinton apareció el último día de campaña, ante de las primarias del martes en New Hampshire, arropada por su marido, el expresidente Bill Clinton, y su hija, Chelsea, para defender sobre el escenario su gestión como secretaria de Estado, como senadora y su compromiso con la salud y la educación de los niños.
Con el senador del estado vecino de Vermont, Bernie Sanders, como favorito en las encuestas a mucha distancia, Clinton aspira a salvar los muebles. en los caucus de Iowa de la semana pasada, quedó prácticamente empatada con el socialista.
Sanders defiende la sanidad y la educación universal gratuita, mientras que la propuesta de Clinton es más moderada, a su juicio, como dijo ayer ante el público del Manchester Community College, "alguien como Donald Trump sí debe pagar por sus hijos".
Palabras “soeces”
El género puede resultar un arma de doble filo para Clinton; no puede usarlo como argumento ni tampoco denunciar en exceso las críticas machistas para evitar dar una imagen victimista o en busca de rédito electoral. Sí presentó batalla hace dos días su marido, Bill Clinton, quien denunció insultos y palabras “soeces” y “machistas” en las redes sociales por parte de seguidores de Bernie Sanders, quien ha condenado esos comportamientos.
Otros comentarios han resultado más controvertidos. La escritora Gloria Steinem, referencia del feminismo estadounidense, comentó esta semana que, a su juicio, Clinton no despierta entre las jóvenes la misma pasión del socialista de Vermont porque las mujeres se vuelven más activistas en la edad adulta y que ahora preferían ir donde estuvieran los chicos, que es con Sanders. Tuvo que disculparse.
Que se aplica un examen más duro contra la exprimera dama es algo que también se admite en territorio Sanders. Mary Heslim comentaba mientras aguardaba la apertura de puertas de un mitin del senador que Clinton sufre ese trato sexista. “Pero voy a votar a Sanders porque le prefiero, soy una feminista convencida y no voy a votarla por que sea mujer, sería traicionarme”, dijo. Para Madeleine Albright, la primera mujer que llegó a secretaria de Estado en EE UU, en la Administración de Bill Clinton, Heslim se busca problemas. En un acto de apoyo a Clinton esta semana bromeó: “Hay un lugar especial reservado en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras”.
Amanda Mars
Manchester (New Hampshire), El País
Hillary Clinton grita en los mítines, como este lunes en Manchester. Su rival por la candidatura demócrata, Bernie Sanders, también. Pero mientras muchos consideran al senador temperamental —no en vano está impulsado una revolución—, ella se lleva otras consideraciones. El economista Larry Kudrow la acusó en la CNBC de tener un discurso chillón y cercano a “Lenin o Trotski”; el periodista Bob Woodward apuntó en un programa matinal que “grita” en sus discursos, como si no estuviera cómoda. Y también ha recibido críticas desde la FOX.
A Jesse Dancy, una profesora neoyorquina de 40 años, no le cabía duda este lunes del sesgo sexista de muchos ataques. “La gente aún no está cómoda delante de una mujer con poder, cuando Clinton es contundente, se dice cosas como que está enfadada… Como si Sanders no gritara”, lamentaba en el mitin previo a la votación de New Hampshire, en el que la candidata fue arropada por su marido, el expresidente Bill Clinton, y su hija Chelsea.
El debate sobre el sesgo sexista contra Clinton emerge cada cierto tiempo y acaba de hacerlo de nuevo. El domingo, en una entrevista con CNN, la ex secretaria de Estado respondió a las preguntas sobre este asunto y afirmó que la sociedad vive aún “con un doble rasero”. “A veces hablo suave y otras veces me apasiono un poco, no conozco a ningún hombre que no lo haga y me resulta interesante que de repente eso se convierta en un gran debate en torno a mí”, dijo, pero añadió que no quería dedicar mucho más tiempo a hablar de esto. "Clinton sufre muchos ataques machistas, pero tiene un carácter increíble para centrarse en su mensaje", decía Mike Todd, un voluntario llegado desde Arkansas.
Hillary Clinton apareció el último día de campaña, ante de las primarias del martes en New Hampshire, arropada por su marido, el expresidente Bill Clinton, y su hija, Chelsea, para defender sobre el escenario su gestión como secretaria de Estado, como senadora y su compromiso con la salud y la educación de los niños.
Con el senador del estado vecino de Vermont, Bernie Sanders, como favorito en las encuestas a mucha distancia, Clinton aspira a salvar los muebles. en los caucus de Iowa de la semana pasada, quedó prácticamente empatada con el socialista.
Sanders defiende la sanidad y la educación universal gratuita, mientras que la propuesta de Clinton es más moderada, a su juicio, como dijo ayer ante el público del Manchester Community College, "alguien como Donald Trump sí debe pagar por sus hijos".
Palabras “soeces”
El género puede resultar un arma de doble filo para Clinton; no puede usarlo como argumento ni tampoco denunciar en exceso las críticas machistas para evitar dar una imagen victimista o en busca de rédito electoral. Sí presentó batalla hace dos días su marido, Bill Clinton, quien denunció insultos y palabras “soeces” y “machistas” en las redes sociales por parte de seguidores de Bernie Sanders, quien ha condenado esos comportamientos.
Otros comentarios han resultado más controvertidos. La escritora Gloria Steinem, referencia del feminismo estadounidense, comentó esta semana que, a su juicio, Clinton no despierta entre las jóvenes la misma pasión del socialista de Vermont porque las mujeres se vuelven más activistas en la edad adulta y que ahora preferían ir donde estuvieran los chicos, que es con Sanders. Tuvo que disculparse.
Que se aplica un examen más duro contra la exprimera dama es algo que también se admite en territorio Sanders. Mary Heslim comentaba mientras aguardaba la apertura de puertas de un mitin del senador que Clinton sufre ese trato sexista. “Pero voy a votar a Sanders porque le prefiero, soy una feminista convencida y no voy a votarla por que sea mujer, sería traicionarme”, dijo. Para Madeleine Albright, la primera mujer que llegó a secretaria de Estado en EE UU, en la Administración de Bill Clinton, Heslim se busca problemas. En un acto de apoyo a Clinton esta semana bromeó: “Hay un lugar especial reservado en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras”.