El periodo posbonanza
Un panel de cuatro expertos aborda los atributos y las debilidades de nuestra economía para afrontar la crisis mundial de precios de los commodities.
Página Siete
Hay un tipo específico de nota de prensa que siempre me ha parecido raro. La gente me las envía todo el tiempo y siguen un patrón. En primer lugar explican que una encuesta de los propios jóvenes (o de gerentes de recursos humanos o de directores generales) ha revelado que la generación del milenio espera de los empleadores cosas diferentes que las generaciones anteriores, incluyendo promociones rápidas, retroalimentación positiva constante, estructuras corporativas más horizontales, un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida y un sentido de propósito más allá del lucro.
Las notas de prensa se resumen con algunas citas de expertos que les aconsejan a las compañías que se adapten a esta nueva generación.
Y yo me quedo pensando: ¿quiénes son estos jóvenes privilegiados que esperan que el mundo laboral se amolde a sus deseos? La mayor parte de la generación del milenio -aquellos nacidos entre principios de la década de 1980 y principios de la década de 2000- comenzó a formar parte de la fuerza laboral después de una brutal recesión.
Ya ha pasado casi una década desde la crisis financiera y el desempleo juvenil mundial se mantiene alrededor del 13%. Pero lejos de exigir que los empleadores se ajusten a sus necesidades, muchos jóvenes han hecho lo imposible para convencer a cualquiera de que les permitan introducirse al mercado laboral.
En EEUU, la proporción de graduados universitarios que trabajan en empleos que no requieren titulación se elevó a 44% después de la recesión. En la eurozona, aproximadamente el 40% de los trabajadores de entre 15 y 29 años de edad tiene empleos temporales que normalmente brindan poca formación o avance. Algunos integrantes de la generación del milenio han dejado sus países de origen en busca de trabajo.
Generación rezagada
La semana pasada conocí a Maritza Castillo Calle, de 30 años de edad, quien llegó a Gran Bretaña procedente de España, donde el desempleo aún es superior al 20%. Ella comienza su trabajo de limpieza a las 5:00 antes de irse a su segundo trabajo en una cafetería. Vive en el sur de Londres, donde ella y una amiga alquilan una habitación con dos camas.
Gran Bretaña es un mejor lugar para los jóvenes que España, pero aun así la generación del milenio se ha quedado rezagada respecto al resto de la sociedad. Aunque el ingreso por hogar promedio del Reino Unido finalmente recuperaron sus niveles previos a la recesión del año pasado, el ingreso por persona promedio con edad entre los 22 y los 30 años es aún 8% inferior a su nivel en el año 2008.
Me doy cuenta de que algunos lectores estarán poniendo los ojos en blanco en este momento. Podrán señalar con razón que otras generaciones sufrieron mucho peores destinos; que, en términos absolutos, la generación del milenio es la generación más rica hasta el momento; que las mejoras en la educación, la asistencia médica y la tecnología han mejorado sus vidas de formas inconmensurables.
Todo eso es cierto. Y para ser totalmente franca, yo pertenezco a la generación del milenio, aunque soy una de las afortunadas de más edad quien se coló en la fuerza laboral antes de que el auge se convirtiera en descalabro. Sin embargo, todo el mundo debería animar a los desafortunados que tuvieron un comienzo difícil, pues a ellos les tocará pagar las pensiones y la asistencia médica de las generaciones previas.
Tres sociedades envejecidas
Esto será una gran responsabilidad: actualmente el mundo tiene sólo tres sociedades "súper envejecidas” (países donde más de uno de cada cinco miembros de la población es mayor de 65 años), pero para el año 2020 tendrá 13. Mientras más dure el daño a las carreras profesionales de los jóvenes, menos van a ganar durante sus vidas y menos impuestos podrán pagar.
Lo mejor sería que los mercados laborales estuvieran lo suficientemente ajustados para permitir que la generación del milenio pueda mejorar sus salarios o prosperar como empresarios. Esto ya está comenzando a suceder en algunas áreas.
Poco salario
Sin embargo, Minouche Shafik, una vicegobernadora del Banco de Inglaterra, dio un discurso el mes pasado que me hizo reflexionar acerca de la capacidad de algunos miembros de la generación del milenio para recuperarse, incluso en un mundo donde los trabajadores son escasos.
Shafik estaba intentando averiguar por qué el crecimiento salarial es aún tan débil en Gran Bretaña a pesar de que el desempleo ha caído a niveles previos a la crisis. Esto también es un enigma en EEUU y en Japón. Quizás, dijo, la crisis fue tan grave que tuvo un efecto duradero en la psiquis de los empleados y los volvió reacios a exigir aumentos salariales o a cambiar de trabajo en busca de salarios más altos.
Si esto ocurre con el trabajador promedio, está claro por qué podría aplicarse especialmente a una persona joven quien nunca conoció una etapa en que la economía parecía realmente segura. El Financial Times publicó recientemente un vívido despacho procedente de Japón, donde dos décadas de incertidumbre económica parecen haber infundido temor y aversión al riesgo en los jóvenes del país.
Lo verdaderamente preocupante acerca de la generación del milenio no es que sea demasiado privilegiada, sino que no es lo suficientemente privilegiada.
Página Siete
Hay un tipo específico de nota de prensa que siempre me ha parecido raro. La gente me las envía todo el tiempo y siguen un patrón. En primer lugar explican que una encuesta de los propios jóvenes (o de gerentes de recursos humanos o de directores generales) ha revelado que la generación del milenio espera de los empleadores cosas diferentes que las generaciones anteriores, incluyendo promociones rápidas, retroalimentación positiva constante, estructuras corporativas más horizontales, un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida y un sentido de propósito más allá del lucro.
Las notas de prensa se resumen con algunas citas de expertos que les aconsejan a las compañías que se adapten a esta nueva generación.
Y yo me quedo pensando: ¿quiénes son estos jóvenes privilegiados que esperan que el mundo laboral se amolde a sus deseos? La mayor parte de la generación del milenio -aquellos nacidos entre principios de la década de 1980 y principios de la década de 2000- comenzó a formar parte de la fuerza laboral después de una brutal recesión.
Ya ha pasado casi una década desde la crisis financiera y el desempleo juvenil mundial se mantiene alrededor del 13%. Pero lejos de exigir que los empleadores se ajusten a sus necesidades, muchos jóvenes han hecho lo imposible para convencer a cualquiera de que les permitan introducirse al mercado laboral.
En EEUU, la proporción de graduados universitarios que trabajan en empleos que no requieren titulación se elevó a 44% después de la recesión. En la eurozona, aproximadamente el 40% de los trabajadores de entre 15 y 29 años de edad tiene empleos temporales que normalmente brindan poca formación o avance. Algunos integrantes de la generación del milenio han dejado sus países de origen en busca de trabajo.
Generación rezagada
La semana pasada conocí a Maritza Castillo Calle, de 30 años de edad, quien llegó a Gran Bretaña procedente de España, donde el desempleo aún es superior al 20%. Ella comienza su trabajo de limpieza a las 5:00 antes de irse a su segundo trabajo en una cafetería. Vive en el sur de Londres, donde ella y una amiga alquilan una habitación con dos camas.
Gran Bretaña es un mejor lugar para los jóvenes que España, pero aun así la generación del milenio se ha quedado rezagada respecto al resto de la sociedad. Aunque el ingreso por hogar promedio del Reino Unido finalmente recuperaron sus niveles previos a la recesión del año pasado, el ingreso por persona promedio con edad entre los 22 y los 30 años es aún 8% inferior a su nivel en el año 2008.
Me doy cuenta de que algunos lectores estarán poniendo los ojos en blanco en este momento. Podrán señalar con razón que otras generaciones sufrieron mucho peores destinos; que, en términos absolutos, la generación del milenio es la generación más rica hasta el momento; que las mejoras en la educación, la asistencia médica y la tecnología han mejorado sus vidas de formas inconmensurables.
Todo eso es cierto. Y para ser totalmente franca, yo pertenezco a la generación del milenio, aunque soy una de las afortunadas de más edad quien se coló en la fuerza laboral antes de que el auge se convirtiera en descalabro. Sin embargo, todo el mundo debería animar a los desafortunados que tuvieron un comienzo difícil, pues a ellos les tocará pagar las pensiones y la asistencia médica de las generaciones previas.
Tres sociedades envejecidas
Esto será una gran responsabilidad: actualmente el mundo tiene sólo tres sociedades "súper envejecidas” (países donde más de uno de cada cinco miembros de la población es mayor de 65 años), pero para el año 2020 tendrá 13. Mientras más dure el daño a las carreras profesionales de los jóvenes, menos van a ganar durante sus vidas y menos impuestos podrán pagar.
Lo mejor sería que los mercados laborales estuvieran lo suficientemente ajustados para permitir que la generación del milenio pueda mejorar sus salarios o prosperar como empresarios. Esto ya está comenzando a suceder en algunas áreas.
Poco salario
Sin embargo, Minouche Shafik, una vicegobernadora del Banco de Inglaterra, dio un discurso el mes pasado que me hizo reflexionar acerca de la capacidad de algunos miembros de la generación del milenio para recuperarse, incluso en un mundo donde los trabajadores son escasos.
Shafik estaba intentando averiguar por qué el crecimiento salarial es aún tan débil en Gran Bretaña a pesar de que el desempleo ha caído a niveles previos a la crisis. Esto también es un enigma en EEUU y en Japón. Quizás, dijo, la crisis fue tan grave que tuvo un efecto duradero en la psiquis de los empleados y los volvió reacios a exigir aumentos salariales o a cambiar de trabajo en busca de salarios más altos.
Si esto ocurre con el trabajador promedio, está claro por qué podría aplicarse especialmente a una persona joven quien nunca conoció una etapa en que la economía parecía realmente segura. El Financial Times publicó recientemente un vívido despacho procedente de Japón, donde dos décadas de incertidumbre económica parecen haber infundido temor y aversión al riesgo en los jóvenes del país.
Lo verdaderamente preocupante acerca de la generación del milenio no es que sea demasiado privilegiada, sino que no es lo suficientemente privilegiada.