Arruebarrena enfrenta un partido decisivo en su carrera
Arruabarrena se juega el puesto y eligió a los 11 jugadores que más confía para ganar el partido más decisivo de su carrera. “Entren y jueguen, si ganamos siguen ustedes”, es el mensaje para dentro del plantel. Quien quiera oir, que oiga...
Buenos Aires, Olé
Once nombres que le inspiren confianza, sin atarse a posiciones, sin anteponer un sistema. Un partido que le puede brindar otro más, un pacto de reciprocidad con los elegidos: “Entren y jueguen, si ganamos quedan ustedes”. Algunas sorpresas, un batacazo y algunos borrados. Arruabarrena tiene su plan para dar vuelta la historia que el miércoles parecía cosa juzgada.
Públicamente evitarán entrar en nombres propios, aunque el mismísimo Arruabarrena supo explicar que rendimientos individuales bajos no permiten un correcto funcionamiento colectivo. En la intimidad, entienden que desde el 2-4 ante Racing hasta el 0-4 con San Lorenzo sólo se salvan Orion y los centrales. En la final con Atlético Tucumán (¿hubo partido más decisivo en la carrera del entrenador que el que está por venir?) pondría a tres: Díaz, Tobio e Insaurralde. Cata iría de 4, Fabra de 3. ¿Peruzzi y Silva? El primero ni concentra. El otro va al banco de suplentes.
Cubas, Gago y Bentancur irán a la mitad de la cancha. Lo de Fernando no sorprende: debilidad del cuerpo técnico, más temprano que tarde iba a volver al equipo. A su lado estará quien supo despertar el interés del Real Madrid, lesionado desde mitad de la pretemporada y sin haber ido al banco hasta ahora. Pérez, Lodeiro y Meli, a quienes encuentran muy bajos desde lo futbolístico, estarán sentados en el banco.
Tevez jugará en la función que le permitió brindar en Juve, Osvaldo de 9 definido, Palacios -que hasta el partido con San Lorenzo corría detrás de Pavón, hoy lesionado-, estuvo cerquita de irse ante la probable falta de oportunidades y decidió quedarse a pelearla- será el que intente aportar el desequilibrio perdido.
La falta de actitud se puede solucionar. La falta de compromiso, no. La charla entre el cuerpo técnico y los referentes le permitió creer a Arruabarrena que no hay nada raro detrás del bajón futbolístico. No es casualidad que mañana, en la Bombonera, salgan a la cancha los cinco que tiene en el plantel a disposición. Erbes, voz escuchada entre los más chicos por llegada y años de pertenencia dentro del club, ya fue notificado que apenas recuperado lo necesitarán. Cubas, desde que tuvo continuidad como titular, se mantiene en deuda con los que lo reclamaron en el equipo durante todo el 2015.
¿Por qué un nuevo cambio de esquema? Porque la línea de 5 que falló en la final fue pensada por la manera de jugar de San Lorenzo, no como solución a la falta de respuestas y previsibilidad explícita del 4-3-1-2 que ahora vuelve a salir al campo. “Igual, no pasa por una cuestión de sistema, si hasta ahora jugamos con todos los esquemas y fallamos en todas las líneas”, le explicaron a Olé desde la intimidad del complejo Pedro Pompilio. ¿Entonces? “Lo que se debe resolver es una cuestión de confianza que va de la mano con la actitud. En un equipo sin estrellas es más fácil, porque les hacés entender a los dos o tres referentes que tienen que comer barro y se juegan la cabeza. Acá les tenés que entrar por otro lado. Ahora se la tienen que jugar para bancar al entrenador”, ampliaron. ¿Funcionará?
Arruabarrena, quien quiso renunciar en Córdoba, se siente con ganas y confianza para que su equipo vuelva a parecerse a eso.Para eso diseñó su Plan Vasco: referentes, actitud y confianza. El resto ya no depende de él...
Buenos Aires, Olé
Once nombres que le inspiren confianza, sin atarse a posiciones, sin anteponer un sistema. Un partido que le puede brindar otro más, un pacto de reciprocidad con los elegidos: “Entren y jueguen, si ganamos quedan ustedes”. Algunas sorpresas, un batacazo y algunos borrados. Arruabarrena tiene su plan para dar vuelta la historia que el miércoles parecía cosa juzgada.
Públicamente evitarán entrar en nombres propios, aunque el mismísimo Arruabarrena supo explicar que rendimientos individuales bajos no permiten un correcto funcionamiento colectivo. En la intimidad, entienden que desde el 2-4 ante Racing hasta el 0-4 con San Lorenzo sólo se salvan Orion y los centrales. En la final con Atlético Tucumán (¿hubo partido más decisivo en la carrera del entrenador que el que está por venir?) pondría a tres: Díaz, Tobio e Insaurralde. Cata iría de 4, Fabra de 3. ¿Peruzzi y Silva? El primero ni concentra. El otro va al banco de suplentes.
Cubas, Gago y Bentancur irán a la mitad de la cancha. Lo de Fernando no sorprende: debilidad del cuerpo técnico, más temprano que tarde iba a volver al equipo. A su lado estará quien supo despertar el interés del Real Madrid, lesionado desde mitad de la pretemporada y sin haber ido al banco hasta ahora. Pérez, Lodeiro y Meli, a quienes encuentran muy bajos desde lo futbolístico, estarán sentados en el banco.
Tevez jugará en la función que le permitió brindar en Juve, Osvaldo de 9 definido, Palacios -que hasta el partido con San Lorenzo corría detrás de Pavón, hoy lesionado-, estuvo cerquita de irse ante la probable falta de oportunidades y decidió quedarse a pelearla- será el que intente aportar el desequilibrio perdido.
La falta de actitud se puede solucionar. La falta de compromiso, no. La charla entre el cuerpo técnico y los referentes le permitió creer a Arruabarrena que no hay nada raro detrás del bajón futbolístico. No es casualidad que mañana, en la Bombonera, salgan a la cancha los cinco que tiene en el plantel a disposición. Erbes, voz escuchada entre los más chicos por llegada y años de pertenencia dentro del club, ya fue notificado que apenas recuperado lo necesitarán. Cubas, desde que tuvo continuidad como titular, se mantiene en deuda con los que lo reclamaron en el equipo durante todo el 2015.
¿Por qué un nuevo cambio de esquema? Porque la línea de 5 que falló en la final fue pensada por la manera de jugar de San Lorenzo, no como solución a la falta de respuestas y previsibilidad explícita del 4-3-1-2 que ahora vuelve a salir al campo. “Igual, no pasa por una cuestión de sistema, si hasta ahora jugamos con todos los esquemas y fallamos en todas las líneas”, le explicaron a Olé desde la intimidad del complejo Pedro Pompilio. ¿Entonces? “Lo que se debe resolver es una cuestión de confianza que va de la mano con la actitud. En un equipo sin estrellas es más fácil, porque les hacés entender a los dos o tres referentes que tienen que comer barro y se juegan la cabeza. Acá les tenés que entrar por otro lado. Ahora se la tienen que jugar para bancar al entrenador”, ampliaron. ¿Funcionará?
Arruabarrena, quien quiso renunciar en Córdoba, se siente con ganas y confianza para que su equipo vuelva a parecerse a eso.Para eso diseñó su Plan Vasco: referentes, actitud y confianza. El resto ya no depende de él...