Ya se siente impacto del fenómeno de El Niño en todo el país, y sus efectos se agudizarán en marzo
La Paz, ANF
Sequías, granizadas y lluvias localizadas afectan seriamente la capacidad productiva de muchas regiones del país, según advierte el informe ¨Fenómeno de El Niño en comunidades indígena originario campesinas de Bolivia” elaborado por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).
El informe recoge los reportes del impacto climático de todo el territorio nacional y concluye que la afectación será dará con mayor fuerza entre fines de 2015 en marzo de este año y podría ser similar a la magnitud del año agrícola 2006-2007.
Mientras algunas regiones se inundan, otras soportan sequías extremas. “La laguna Huarapata, Oruro, muy cerca de Caracollo, se ha secado por completo, amenazando el bofedal circundante del que se alimentaba el ganado ovino y camélido de las comunidades vecinas”, señala el informe.
La falta de lluvias tendrá serios efectos en la producción de quinua que “en algunas regiones se perdió completamente por los fuertes vientos que taparon con arena las plántulas recién nacidas, resultado de la desertificación de los suelos en gran parte de la región circundante al Salar de Uyuni por la ampliación inadecuada del cultivo, estimulado por el boom de la quinua”.
La sequía extrema en la región altiplánica también afecta a la producción camélida –llamas- y a los animales silvestres, principalmente vicuñas y si no hay lluvias en las próximas semanas podría producirse una alta mortandad de camélidos como ocurrió el 2014.
En el Norte de Potosí las zonas altas son las más afectadas por la sequía, hay un retraso generalizado en la siembra de papa y maíz y la poca superficie sembrada hasta ahora, fue afectada por las granizadas
Al sur de Cochabamba no se han registrado precipitaciones pluviales desde noviembre y las temperaturas han ido en aumento hasta 28°C, “los efectos de la sequía se dejan sentir con más fuerza que otros años”.
Muchos atajados de reserva de agua se han secado y no ha sido posible la siembra temprana y resulta casi imposible continuar con la cría de los peces carpa, como consecuencia de la disminución de los caudales de agua en las vertientes naturales y la escasez de lluvia.
Los vientos con velocidades mayores a las normales y el aumento de la temperatura, son indicadores preocupantes que repercutirán en bajos rendimientos de los cultivos, sostiene el informe de CIPCA.
Puntualiza que” en el Chaco cruceño y chuquisaqueño de la llanura y pie de monte, los municipios de Camiri, Charagua, Boyuibe, Cuevo, Guacaya y Macharetí están en camino a declararse como zona de desastre por la urgencia de dotarse de agua para consumo humano y para el ganado. Las temperaturas llegaron a 40 y 42º en algunas zonas de la llanura”.
Pronostica que en esta zona chaqueña el 2016 “será un año malo para la producción”. En el Chaco subandino la situación es menos dramática ya que se han presentado lluvias con cierta regularidad.
En varias regiones del departamento de Santa Cruz los caudales de agua han disminuido tanto para el consumo humano como para el consumo del ganado. A la sequía se suman fuertes olas de calor que han derivado en incendios que han provocado la pérdida de viviendas en algunas comunidades.
En Amazonía norte y sur “se han presentado lluvias retrasadas y escasas por lo que muchos de los sembradíos se perdieron por la sequía; en otros casos, las familias han preferido no sembrar aún, lo que tendrá retrasos en la disponibilidad de alimentos”.
Frente a ese panorama el informe de CIPCA plantea la necesidad de “intensificar y ampliar inversiones no sólo para el manejo del agua sino para la gestión integral de los recursos naturales en perspectiva de cuencas y territorios que sean productivos y resilientes al cambio climático”.
Sequías, granizadas y lluvias localizadas afectan seriamente la capacidad productiva de muchas regiones del país, según advierte el informe ¨Fenómeno de El Niño en comunidades indígena originario campesinas de Bolivia” elaborado por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).
El informe recoge los reportes del impacto climático de todo el territorio nacional y concluye que la afectación será dará con mayor fuerza entre fines de 2015 en marzo de este año y podría ser similar a la magnitud del año agrícola 2006-2007.
Mientras algunas regiones se inundan, otras soportan sequías extremas. “La laguna Huarapata, Oruro, muy cerca de Caracollo, se ha secado por completo, amenazando el bofedal circundante del que se alimentaba el ganado ovino y camélido de las comunidades vecinas”, señala el informe.
La falta de lluvias tendrá serios efectos en la producción de quinua que “en algunas regiones se perdió completamente por los fuertes vientos que taparon con arena las plántulas recién nacidas, resultado de la desertificación de los suelos en gran parte de la región circundante al Salar de Uyuni por la ampliación inadecuada del cultivo, estimulado por el boom de la quinua”.
La sequía extrema en la región altiplánica también afecta a la producción camélida –llamas- y a los animales silvestres, principalmente vicuñas y si no hay lluvias en las próximas semanas podría producirse una alta mortandad de camélidos como ocurrió el 2014.
En el Norte de Potosí las zonas altas son las más afectadas por la sequía, hay un retraso generalizado en la siembra de papa y maíz y la poca superficie sembrada hasta ahora, fue afectada por las granizadas
Al sur de Cochabamba no se han registrado precipitaciones pluviales desde noviembre y las temperaturas han ido en aumento hasta 28°C, “los efectos de la sequía se dejan sentir con más fuerza que otros años”.
Muchos atajados de reserva de agua se han secado y no ha sido posible la siembra temprana y resulta casi imposible continuar con la cría de los peces carpa, como consecuencia de la disminución de los caudales de agua en las vertientes naturales y la escasez de lluvia.
Los vientos con velocidades mayores a las normales y el aumento de la temperatura, son indicadores preocupantes que repercutirán en bajos rendimientos de los cultivos, sostiene el informe de CIPCA.
Puntualiza que” en el Chaco cruceño y chuquisaqueño de la llanura y pie de monte, los municipios de Camiri, Charagua, Boyuibe, Cuevo, Guacaya y Macharetí están en camino a declararse como zona de desastre por la urgencia de dotarse de agua para consumo humano y para el ganado. Las temperaturas llegaron a 40 y 42º en algunas zonas de la llanura”.
Pronostica que en esta zona chaqueña el 2016 “será un año malo para la producción”. En el Chaco subandino la situación es menos dramática ya que se han presentado lluvias con cierta regularidad.
En varias regiones del departamento de Santa Cruz los caudales de agua han disminuido tanto para el consumo humano como para el consumo del ganado. A la sequía se suman fuertes olas de calor que han derivado en incendios que han provocado la pérdida de viviendas en algunas comunidades.
En Amazonía norte y sur “se han presentado lluvias retrasadas y escasas por lo que muchos de los sembradíos se perdieron por la sequía; en otros casos, las familias han preferido no sembrar aún, lo que tendrá retrasos en la disponibilidad de alimentos”.
Frente a ese panorama el informe de CIPCA plantea la necesidad de “intensificar y ampliar inversiones no sólo para el manejo del agua sino para la gestión integral de los recursos naturales en perspectiva de cuencas y territorios que sean productivos y resilientes al cambio climático”.