Ultimátum de los socios de Merkel para limitar la entrada de refugiados

La canciller afronta una creciente pérdida de autoridad por las críticas a su política migratoria

Luis Doncel
Berlín, El País
“El tiempo se está agotando”. El influyente ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, habló este miércoles sobre la necesidad de buscar una solución europea a la crisis de refugiados. Para la canciller Angela Merkel, esta urgencia obedece a la creciente impaciencia de sus críticos ante el flujo de llegadas. Desde Baviera, el centro de la revuelta, Merkel emplazó a los rebeldes a esperar los resultados de las conversaciones con Turquía y a la cumbre de la UE de mediados de febrero. Si entonces no hay solución europea, Berlín estudiará alternativas.


Mientras el malestar crece, Horst Seehofer, desde hace meses el mayor crítico de la canciller, eleva el tono. El líder de la CSU, partido hermano de la CDU, amenaza con denunciar ante el Tribunal Constitucional las decisiones del Gobierno en el que su propio partido participa; y lanza un ultimátum que suena a amenaza: la reducción de llegadas no puede esperar más allá de marzo.

“Se me hace muy difícil tener paciencia. Necesitamos restablecer el imperio de la ley”, dijo el martes en el balneario de Wildbad Kreuth, donde se reúnen los parlamentarios de la CSU. Desde el mismo lugar, Merkel señaló a la cumbre europea de mediados de febrero como una fecha clave para buscar una solución europea a la crisis. Si, como parece probable, de esa reunión no sale con soluciones concretas e inmediatas, la situación en casa será aún más irrespirable. “Merkel se juega su cargo en esta crisis. Pero no creo que lo acabe perdiendo. Si no logra el reparto europeo de refugiados, tendrá la coartada para tomar decisiones nacionales. Podrá decir que se ha visto obligada por la falta de solidaridad de la UE, no por los chantajes de Seehofer”, resume el politólogo Gero Neugebauer.

El último toque de atención le ha llegado a la canciller de la más alta autoridad del Estado. El presidente federal, el independiente Joachim Gauck, se pronunció este miércoles a favor de una “estrategia de limitación” de la llegada de refugiados. “Si los demócratas no quieren discutir sobre estos límites, dejarán el campo libre a los populistas y a los xenófobos”, dijo en el foro de Davos.

Gauck —un antiguo pastor protestante cuya voz es muy respetada en Alemania— se sitúa así en un campo intermedio entre Merkel y sus críticos. Rechaza opciones como cerrar fronteras o fijar un máximo de solicitantes de asilo. Pero su mención a los límites que, según dijo, es muy probable que se acaben imponiendo este año, complica aún más las cosas a la canciller. Las palabras de Gauck se unen al goteo de provocaciones de los últimos días. A muchos aliados de la antaño todopoderosa líder parece habérseles agotado la paciencia; y exigen ya pruebas de que las cifras de llegadas van a descender sustancialmente.
Cierre de fronteras

La lista de desplantes es larga. El ministro Alexander Dobrindt, de la CSU, reclama abiertamente un plan B para cerrar las fronteras. “Ya no basta con mostrar al mundo una cara amable”, dijo en una entrevista; en un ataque nada velado a una famosa frase de Merkel. Es la primera vez que un miembro de su Gobierno le reclama un giro radical. Y a esa petición se suma medio centenar de diputados democristianos. “Nuestro país está a punto de verse desbordado”, señalan los parlamentarios de la CDU, el partido que Merkel preside desde hace 15 años.

El ruido interno ha llegado a tal límite que una destacada dirigente exigió esta semana a sus compañeros que “cerraran el pico”. La exigencia de no pelearse en público es especialmente importante estos días, a tan solo dos meses de tres elecciones regionales que servirán de termómetro del malestar de los alemanes por la llegada en 2015 de más de un millón de refugiados.

Las presiones no llegan solo de sus propias filas. Destacados líderes regionales del SPD, que forma parte del Gobierno de gran coalición, han mostrado su inquietud y reclaman cambios urgentes. Las encuestas muestran el debilitamiento de la CDU y un preocupante ascenso del partido populista de derechas Alternativa por Alemania. “Hasta el verano pasado, el gran capital político de la CDU era Merkel. Pero la situación ha cambiado drásticamente en muy poco tiempo. Nunca antes la canciller se había enfrentado a tantas críticas internas”, concluye el politólogo Neugebauer.
Austria eleva la presión con un tope de llegadas

Austria pretende limitar este año las solicitudes de asilo a un máximo de 37.500. En 2015 fueron 90.000. La decisión, anunciada ayer por el Gobierno, eleva la presión sobre la canciller alemana. Los críticos de Angela Merkel le reclaman también un cupo máximo anual, a lo que ella se resiste.

Merkel declaró este miércoles en Baviera que la medida austriaca “no ayuda” a los esfuerzos alemanes para negociar una solución para toda la UE y asegurar el apoyo de Turquía.

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