Obama estudia medidas unilaterales de control de armas

El presidente se reunirá con la fiscal general para decidir qué puede hacer sin el Congreso

Washington, El País
Año nuevo, problema viejo, un último esfuerzo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha inaugurado 2016 dispuesto a intentar, una vez más, encarar un quebradero de cabeza que le lleva persiguiendo durante todo su mandato, del que le queda apenas este año: cómo contener la violencia de las armas, un problema que ha alcanzado niveles de “epidemia” en todo el país, según el mandatario. Y todo apunta a que está dispuesto a saltarse el Congreso si hace falta para lograr algún avance en esta “tarea pendiente”, como lo denominó este viernes.


A punto de concluir sus vacaciones navideñas, Obama ha adelantado en este primer día de 2016 sus prioridades y calendario político del comienzo del año. Y en lo más alto está la elusiva cuestión de las armas. El lunes, en su primer día de trabajo en la Casa Blanca, se reunirá con la máxima responsable de Justicia, la fiscal general Loretta Lynch, para estudiar qué acciones unilaterales puede adoptar para aumentar los controles de armas.

“Hace unos meses, ordené a mi equipo que analizara qué acciones (ejecutivas) puedo dictar para ayudar a reducir la violencia de las armas. Y este lunes, me reuniré con nuestra fiscal general para discutir nuestras opciones”, anunció Obama en su emisión radial semanal, que suele emitir los sábados pero que en esta ocasión se ha adelantado un día.

El mandatario no ha revelado de qué medidas concretas hablará con Lynch, pero según medios estadounidenses, algunas de ellas estarían dirigidas a endurecer las reglas para los vendedores de armas, generalizando entre otros el requisito de contar con una licencia para esta actividad. Ello a su vez les obligaría a los vendedores tener que verificar los antecedentes de los compradores antes de completar la venta de un arma. Mientras que las armerías ya lo hacen, las transacciones realizadas en las numerosas ferias de armas en todo el país no lo aplican gracias a una laguna a esta normativa que les permite alegar, al menos hasta ahora, que no son, técnicamente, minoristas.

De acuerdo con los reportes, el paquete de acciones ejecutivas podría darse a conocer la semana que viene.

No es la primera vez que el presidente demócrata trata de promover medidas para contener la violencia de las armas o, cuanto menos, controlar el acceso a las mismas. Lo intentó -y llegó a creer que lo conseguiría- tras la matanza de Newtown, en diciembre de 2012, cuando fueron masacrados 20 niños y seis adultos. El paquete de iniciativas fue frenado en el Senado, que se negó a aprobar sus propuestas de ampliar los procedimientos de verificación de antecedentes y prohibir las armas de asalto, así como los cargadores de gran capacidad.

El presidente ha seguido chocando con la oposición del Congreso pese a los reiterados tiroteos masivos que ha sufrido el país desde entonces. En todo su mandato, Obama ha tenido que vivir más de 15 masacres. Tampoco la última, el ataque terrorista de San Bernardino en el que fueron abatidas 14 personas a comienzos de diciembre, logró convencer a los reticentes de la necesidad de hacer algo para controlar quién puede hacerse en este país con un arma de fuego.

En su mensaje, Obama deja traslucir una vez más esa impaciencia y frustración que se le ve intentar controlar cada vez que tiene que hacer una comparecencia pública tras una nueva matanza. Pese a todas las tragedias, “ el Congreso sigue sin hacer nada”, lamenta Obama. Aun así, continúa el presidente, lo intentará una vez más, “porque recibo demasiadas cartas de padres, profesores y niños como para quedarme sentado sin hacer nada”. El mandatario demócrata asegura no estar solo en su convicción de que “la Segunda Enmienda garantiza el derecho a portar armas” pero que a la vez “podemos proteger ese derecho a la par que impedimos que un grupúsculo de irresponsables y peligrosos inflijan daño a escala masiva”.

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