Leo Messi se divierte en el aperitivo del Balón de Oro


Barcelona, As
Después de la tormenta de los derbis contra el Espanyol, que se reanudará el próximo miércoles, el Barcelona pudo disfrutar de un día tranquilo en una plácida jornada liguera en la que goleó al Granada por 4-0, un día en el que Messi decidió, como aperitivo de la Gala de Balón de Oro del lunes, llevarse otra pelota a casa tras conseguir un hat-trick.


Fue muy llevadero el partido para el conjunto de Luis Enrique, que además pudo rotar a su equipo y realizar pruebas, que como en el caso de Sergi Roberto como pivote defensivo, salieron estupendamente. Duró el duelo lo que Messi tardó en ver portería. A los ocho minutos el crack del Barça marcó el primero tras una buena asistencia de Arda Turan, que relevó a Iniesta como interior izquierdo con gran solvencia. Se le notó mucho más productivo al turco en la zona izquierda, donde su responsabilidad se limita a la creación, que en la derecha como el día del Espanyol, donde además de producir con el balón, debe cubrir el espacio que dejan Messi por delante suyo y Dani Alves por detrás.

A pesar de las buenas intenciones del Granada, que salió valiente, el Barça transitó por el encuentro con mucha tranquilidad y sin sobresaltos. Si jugar ante el Espanyol es para el Barça como conducir un Meharien un circuito de motocross, el duelo ante el Granada fue como circular en una autopista, sin sobresaltos ni baches.

Antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora de partido, Messi marcó el segundo gol tras una asistencia de Luis Suárez, quien de nuevo estuvo mucho más productivo en la sala de máquinas que en la finalización. Al uruguayo no se le puede negar el trabajo y su capacidad para asociarse, pero de un tiempo a esta parte la portería se le ha hecho pequeña. Ante Andrés volvió a fallar uno de los goles más sencillos que ha tenido en sus botas.

Con el 2-0, el Barcelona tenía dos opciones, o apretar el acelerador para marcar músculo como hacen otros equipos y así intimidar a los rivales y engordar sus registros goleadores tanto a nivel general como particular, o bien someterse a un cierto descanso activo en previsión del calendario que viene. Los de Luis Enrique optaron por lo segundo. Conscientes de que los goles iban a llegar, el Barcelona se dedicó a jugar en tercera. Le sobraba reprís para no pasar apuros.

Era consciente el Barça de que un acelerón le bastaba para borrar del partido a un rival que ya en el inicio del segundo tiempo rectificó la sorpresa de situar a Uche como central para dar entrada a Mainz y regresar a un esquema más al uso. Jugando sin alardes y con la habitual tendencia al juego barroco en el que nunca está de más un pase o un regate cerca del área, porque en ciertos momentos los blaugrana priman más la estética que la eficacia.

Con el partido en su mano, las cosas únicamente se precipitaban cuando el balón llegaba a Neymar, que no entiende de treguas y siempre se va a por el defensor. Habilitado por Suárez, el brasileño se fue a por el portero después de que Arda Turan dejara pasar la pelota entre sus piernas. Su disparo dio en el poste y Messi, que hacía una milésima de segundo no estaba en el área, apareció de no se sabe bien dónde para marcar el tercero. La Pulga se aseguraba el balón del partido de la misma manera que tiene asegurado el de oro que se entregará el lunes en Zúrich.

Con el partido fluyendo a gusto del consumidor (blaugrana, por supuesto) Neymar culminó el resultado con un cuarto gol que le servía para atrapar a Suárez en la clasificación de máximo goleador. Queda por ver en que puesto queda el brasileño en la Gala de Zúrich.

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