Las protestas por la subida del precio del transporte avivan la crisis brasileña

El movimento que lideró las grandes movilizaciones de 2013 organiza marchas en São Paulo y Río

Marina Rossi / María Martín
São Paulo / Río de Janeiro, El País
Brasil empieza 2016 sumido en una profunda crisis económica y política. La primera fue confirmada, una vez más, este viernes, con la publicación de los datos de inflación de 2015: los peores en los últimos 13 años y cuatro puntos por encima de las previsiones del Gobierno. La crisis política, centrada en el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff y los constantes casos de corrupción de todos los partidos, está en pausa hasta marzo debido al receso del Congreso de los Diputados y de la Justicia del país. Pero las movilizaciones contra la subida de los precios del transporte público amenazan con reavivarla.


El Movimento Passe Livre (MPL), un colectivo de activistas del transporte urbano, convocó el viernes marchas en São Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte (Minas Gerais) contra las subidas de tarifas en autobuses, trenes y metro en estas ciudades. La convocatoria de estas quejas es inquietante para el Gobierno porque trae reminiscencias de lo ocurrido desde 2013.

El MPL fue el responsable de las multitudinarias protestas que se produjeron en todo Brasil aquel año. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, clamaban contra la subida de los precios del metro y el autobús, pero, a medida que su poder de convocatoria y su eco mediático crecieron, fueron sumando banderas, como la mejora de la calidad de la educación y la sanidad pública o las críticas a los gastos que conllevó la organización del Mundial de 2014 y que supondrán los Juegos Olímpicos de este año. La represión violenta de la policía, especialmente en São Paulo y Río de Janeiro, hizo crecer el descontento y las críticas a la clase política en general.

La subida de tarifas en São Paulo fue anunciada a finales de año por el alcalde Fernando Haddad (del gobernante Partido de los Trabajadores, PT) y el gobernador del Estado, Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). El precio del billete de autobús, tren y metro subirá de 3,50 reales (casi 90 centavos de dólar) a 3,80 reales (cerca de 95 centavos de dólar) a partir de este fin de semana.

El MPL de São Paulo criticó la medida a través de un comunicado: “Los intereses del gobernador y del alcalde están al lado de los empresarios de transportes y sus logros, y no con la población, aquella que sufre diariamente en un transporte abarrotado y cada vez más caro”. Y se preguntó: “¿Por qué, en un momento de crisis, la salida es volver aún más excluyente un sistema que ya deja a mucha gente fuera, para garantizar que quien ya tiene mucho siga ganando?”.
De São Paulo a Río

La anterior subida de las tarifas en São Paulo se produjo hace un año y entonces el MPL también salió a la calle, aunque las protestas acabaron marchitándose. Esta vez, sin embargo, a los actos se unen los protagonistas de una gran movilización exitosa de 2015. Son centenares de estudiantes, la mayoría menores de edad, que consiguieron paralizar el cierre de 92 escuelas tomando los centros educativos y las calles durante semanas.

Las protestas también estaban convocadas el viernes en Río de Janeiro, donde las tarifas de los autobuses municipales subirán de 3,40 a 3,80 reales. Las manifestaciones tienen un claro tono político, contra el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que gobierna el Ayuntamiento y el Estado, y prometen incluir reivindicaciones como la calidad de la salud, que atraviesa una severa crisis por las dificultades financieras de Río.

En enero de 2015, la ciudad subió el billete de 3 a 3,40 reales bajo la promesa de instalar aire acondicionado en todos los autobuses. El objetivo no fue cumplido del todo, y hoy solo el 58% de los autobuses están climatizados.

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