La oposición siria desbloquea las negociaciones de Ginebra
Los principales grupos rebeldes levantan su boicot desde Riad
Juan Carlos Sanz
Ginebra, El País
Las esperanzas que alentaron las potencias implicadas en la guerra de Siria —Estados Unidos y Rusia, pero también Turquía, Arabia Saudí e Irán— en las conferencias de Viena del pasado otoño para poner fin a casi cinco años de conflicto parecían difuminarse ayer en Ginebra. Las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU habían arrancado en falso en la ciudad suiza sin la presencia de los principales grupos rebeldes, que solo a última hora de la noche confirmaron desde Arabia Saudí que levantaban su boicot a la ronda de diálogo.
En Riad, un representante del Alto Comité para las Negociaciones (HNC, en sus siglas en inglés), la plataforma mayoritaria de la oposición, declaró a France Presse que “una delegación de 30 o 35 personas” viajará a Ginebra para reunirse con el enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura: “Van a encontrarse con De Mistura, pero no habrá negociaciones directas”, puntualizó tras reconocer que había recibido garantías de EE UU y de Arabia Saudí. Naciones Unidas ha impuesto en esta ocasión el modelo de las llamadas “negociaciones de proximidad”, en las que las partes no se reúnen directamente y los mediadores internacionales llevan sus propuestas de una sala a otra del Palacio de las Naciones.
El mediador internacional dijo anoche que espera poder entrevistare con los representantes que conforman la misión de la oposición agrupada bajo el paraguas del HNC, aunque dijo que aún no tenía la certeza de que todas las fuerzas rebeldes fueran a participar en la ronda de Ginebra.
De Mistura es el tercer diplomático que trata de buscar una salida política a una guerra civil que se ha cobrado hasta ahora 260.000 vidas y que suma ya más de 10 millones de refugiados y desplazados. Antes lo intentaron sin éxito el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, en 2012, y el exministro de Exteriores argelino Lajdar Brahimi, en 2014.
Haciendo acopio de optimismo en medio de los nubarrones diplomáticos, De Mistura se había reunido ayer en primer lugar con los representantes del Gobierno de Bachar el Asad, encabezados por el embajador sirio ante la ONU, Bachar al Yaafari.
Los portavoces del mediador de la ONU se habían limitado a adelantar por la mañana que las negociaciones iban a arrancar a lo largo del día sin saber exactamente “cuándo, dónde y con quiénes”, y que posteriormente tenía previsto reunirse con miembros de la sociedad civil siria y personalidades independientes, de quienes no facilitó su identidad. De Mistura indicó que el jefe de la delegación gubernamental siria le había trasladado su queja por la presencia de “grupos terroristas” entre los grupos opositores encuadrados en Arabia Saudí. El diplomático italo-sueco precisó que ese asunto debía ser debatido en el Consejo de Seguridad y no en el marco de Ginebra.
La creciente confusión entorno al desarrollo de las negociaciones tuvo su eco también entre los miembros de la Alta Comisión para las Negociaciones. Reunidos desde el martes en Riad, sus integrantes habían pedido al enviado de la ONU aclaraciones sobre quiénes eran los demás opositores invitados a asistir al diálogo de Ginebra, ya que solo ellos se atribuyen ese papel central en las negociaciones. El veto de Turquía parece haber excluido además en una primera fase la presencia en la sede ginebrina de la ONU a los kurdos sirios del Partido de la Unión Democrática (PYD), cuyas milicias han combatido con éxito al Estado Islámico en Siria.
Los dirigentes rebeldes también habían exigido que se cumplan los requisitos humanitarios fijados por unanimidad en el Consejo de Seguridad en su resolución 2254 del pasado 18 de diciembre —cese de los bombardeos, liberación de prisiones, fin de los asedios...— como condiciones previas al inicio de las conversaciones. Una portavoz del Programa Mundial de Alimentos de la ONU detalló ayer en Ginebra que más de cuatro millones de sirios atrapados en zonas asediadas por los combatientes apenas reciben ayuda humanitaria. En algunas ciudades cercadas se han producido ya las primeras muertes a consecuencia de la inanición.
Juan Carlos Sanz
Ginebra, El País
Las esperanzas que alentaron las potencias implicadas en la guerra de Siria —Estados Unidos y Rusia, pero también Turquía, Arabia Saudí e Irán— en las conferencias de Viena del pasado otoño para poner fin a casi cinco años de conflicto parecían difuminarse ayer en Ginebra. Las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU habían arrancado en falso en la ciudad suiza sin la presencia de los principales grupos rebeldes, que solo a última hora de la noche confirmaron desde Arabia Saudí que levantaban su boicot a la ronda de diálogo.
En Riad, un representante del Alto Comité para las Negociaciones (HNC, en sus siglas en inglés), la plataforma mayoritaria de la oposición, declaró a France Presse que “una delegación de 30 o 35 personas” viajará a Ginebra para reunirse con el enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura: “Van a encontrarse con De Mistura, pero no habrá negociaciones directas”, puntualizó tras reconocer que había recibido garantías de EE UU y de Arabia Saudí. Naciones Unidas ha impuesto en esta ocasión el modelo de las llamadas “negociaciones de proximidad”, en las que las partes no se reúnen directamente y los mediadores internacionales llevan sus propuestas de una sala a otra del Palacio de las Naciones.
El mediador internacional dijo anoche que espera poder entrevistare con los representantes que conforman la misión de la oposición agrupada bajo el paraguas del HNC, aunque dijo que aún no tenía la certeza de que todas las fuerzas rebeldes fueran a participar en la ronda de Ginebra.
De Mistura es el tercer diplomático que trata de buscar una salida política a una guerra civil que se ha cobrado hasta ahora 260.000 vidas y que suma ya más de 10 millones de refugiados y desplazados. Antes lo intentaron sin éxito el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, en 2012, y el exministro de Exteriores argelino Lajdar Brahimi, en 2014.
Haciendo acopio de optimismo en medio de los nubarrones diplomáticos, De Mistura se había reunido ayer en primer lugar con los representantes del Gobierno de Bachar el Asad, encabezados por el embajador sirio ante la ONU, Bachar al Yaafari.
Los portavoces del mediador de la ONU se habían limitado a adelantar por la mañana que las negociaciones iban a arrancar a lo largo del día sin saber exactamente “cuándo, dónde y con quiénes”, y que posteriormente tenía previsto reunirse con miembros de la sociedad civil siria y personalidades independientes, de quienes no facilitó su identidad. De Mistura indicó que el jefe de la delegación gubernamental siria le había trasladado su queja por la presencia de “grupos terroristas” entre los grupos opositores encuadrados en Arabia Saudí. El diplomático italo-sueco precisó que ese asunto debía ser debatido en el Consejo de Seguridad y no en el marco de Ginebra.
La creciente confusión entorno al desarrollo de las negociaciones tuvo su eco también entre los miembros de la Alta Comisión para las Negociaciones. Reunidos desde el martes en Riad, sus integrantes habían pedido al enviado de la ONU aclaraciones sobre quiénes eran los demás opositores invitados a asistir al diálogo de Ginebra, ya que solo ellos se atribuyen ese papel central en las negociaciones. El veto de Turquía parece haber excluido además en una primera fase la presencia en la sede ginebrina de la ONU a los kurdos sirios del Partido de la Unión Democrática (PYD), cuyas milicias han combatido con éxito al Estado Islámico en Siria.
Los dirigentes rebeldes también habían exigido que se cumplan los requisitos humanitarios fijados por unanimidad en el Consejo de Seguridad en su resolución 2254 del pasado 18 de diciembre —cese de los bombardeos, liberación de prisiones, fin de los asedios...— como condiciones previas al inicio de las conversaciones. Una portavoz del Programa Mundial de Alimentos de la ONU detalló ayer en Ginebra que más de cuatro millones de sirios atrapados en zonas asediadas por los combatientes apenas reciben ayuda humanitaria. En algunas ciudades cercadas se han producido ya las primeras muertes a consecuencia de la inanición.