Kim Jong-un se abre a un diálogo “sincero” con Corea del Sur
El dictador norcoreano culpa a Seúl de las crecientes tensiones pero dice estar dispuesto a conversar "con cualquiera que quiera la paz y la unificación"
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
El dictador norcoreano, Kim Jong-un, tendió este viernes la mano a sus vecinos surcoreanos para entablar un diálogo "sincero y con la mente abierta". En su tradicional discurso de Año Nuevo retransmitido por la televisión estatal dijo estar dispuesto a conversar "con cualquiera que quiera la paz y la unificación" de la península coreana, aunque criticó severamente varias acciones de Corea del Sur que, en su opinión, han mermado la confianza entre ambas naciones durante el pasado año.
El discurso fue menos optimista que el de comienzos de 2015, cuando Kim emplazó a sus vecinos a relanzar el diálogo "al más alto nivel", es decir, mantener una reunión con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye. Pero las relaciones bilaterales experimentaron uno de sus peores episodios recientes en agosto, cuando una mina enterrada en territorio fronterizo estalló e hirió a varios soldados surcoreanos. El incidente, que estuvo a punto de terminar con una escalada militar, cerró definitivamente la puerta a esta posibilidad.
Kim Jong-un se refirió a este incidente y responsabilizó a Corea del Sur "del aumento de la desconfianza y el conflicto". El episodio de agosto terminó, tras más de 40 horas de negociaciones, con un acuerdo que logró rebajar la tensión. "Debemos apreciar el resultado de las conversaciones de alto nivel del año pasado y hacer esfuerzos continuos para buscar el diálogo y no dar pasos atrás (...) Corea del Sur debería honrar el espíritu del acuerdo en agosto. Seúl debe abstenerse de llevar a cabo acciones que perjudiquen el ambiente conciliador", dijo. Mencionó, como ejemplo, las habituales maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos en la península.
Durante sus 30 minutos de discurso, el dictador no hizo referencia alguna al programa nuclear norcoreano, cuyo desarrollo ha provocado el rechazo del Consejo de Seguridad de la ONU, el aumento de las sanciones contra el régimen y un claro distanciamiento entre Pyongyang y Pekín, antes estrechos aliados. El joven líder no abandonó, sin embargo, la tradicional retórica belicista que le caracteriza: "Si los agresores y provocadores nos tocan aunque sea de forma ligera, no dudaremos en responder con una guerra sagrada sin piedad por la justicia y la reunificación nacional", señaló.
El discurso, grabado con anterioridad, se emite dos días después de que uno de los principales hombres de Kim Jong-un muriera en un accidente de tráfico. Kim Yang-gon era precisamente uno de los responsables del diálogo con Corea del Sur y artífice de varios de los acuerdos recientes que han permitido rebajar la tensión. El líder norcoreano no le mencionó este viernes (probablemente el mensaje estaba grabado desde antes del suceso), pero tras el funeral del jueves organizado en su honor la agencia oficial norcoreana KCNA publicó varias fotografías en las que se observa de forma inédita un Kim Jong-un muy afectado por la pérdida del alto cargo. La muerte de este veterano negociador es vista por los analistas como una dificultad añadida para relanzar el diálogo entre las dos Coreas.
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
El dictador norcoreano, Kim Jong-un, tendió este viernes la mano a sus vecinos surcoreanos para entablar un diálogo "sincero y con la mente abierta". En su tradicional discurso de Año Nuevo retransmitido por la televisión estatal dijo estar dispuesto a conversar "con cualquiera que quiera la paz y la unificación" de la península coreana, aunque criticó severamente varias acciones de Corea del Sur que, en su opinión, han mermado la confianza entre ambas naciones durante el pasado año.
El discurso fue menos optimista que el de comienzos de 2015, cuando Kim emplazó a sus vecinos a relanzar el diálogo "al más alto nivel", es decir, mantener una reunión con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye. Pero las relaciones bilaterales experimentaron uno de sus peores episodios recientes en agosto, cuando una mina enterrada en territorio fronterizo estalló e hirió a varios soldados surcoreanos. El incidente, que estuvo a punto de terminar con una escalada militar, cerró definitivamente la puerta a esta posibilidad.
Kim Jong-un se refirió a este incidente y responsabilizó a Corea del Sur "del aumento de la desconfianza y el conflicto". El episodio de agosto terminó, tras más de 40 horas de negociaciones, con un acuerdo que logró rebajar la tensión. "Debemos apreciar el resultado de las conversaciones de alto nivel del año pasado y hacer esfuerzos continuos para buscar el diálogo y no dar pasos atrás (...) Corea del Sur debería honrar el espíritu del acuerdo en agosto. Seúl debe abstenerse de llevar a cabo acciones que perjudiquen el ambiente conciliador", dijo. Mencionó, como ejemplo, las habituales maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos en la península.
Durante sus 30 minutos de discurso, el dictador no hizo referencia alguna al programa nuclear norcoreano, cuyo desarrollo ha provocado el rechazo del Consejo de Seguridad de la ONU, el aumento de las sanciones contra el régimen y un claro distanciamiento entre Pyongyang y Pekín, antes estrechos aliados. El joven líder no abandonó, sin embargo, la tradicional retórica belicista que le caracteriza: "Si los agresores y provocadores nos tocan aunque sea de forma ligera, no dudaremos en responder con una guerra sagrada sin piedad por la justicia y la reunificación nacional", señaló.
El discurso, grabado con anterioridad, se emite dos días después de que uno de los principales hombres de Kim Jong-un muriera en un accidente de tráfico. Kim Yang-gon era precisamente uno de los responsables del diálogo con Corea del Sur y artífice de varios de los acuerdos recientes que han permitido rebajar la tensión. El líder norcoreano no le mencionó este viernes (probablemente el mensaje estaba grabado desde antes del suceso), pero tras el funeral del jueves organizado en su honor la agencia oficial norcoreana KCNA publicó varias fotografías en las que se observa de forma inédita un Kim Jong-un muy afectado por la pérdida del alto cargo. La muerte de este veterano negociador es vista por los analistas como una dificultad añadida para relanzar el diálogo entre las dos Coreas.