Jonathas deja a 16 puntos de la Champions a un triste Valencia
San Sebastián, As
Jonathas de Jesús renace en el momento que más lo necesitaba la Real Sociedad. Con su hombre-gol, Agirretxe, lesionado, el brasileño rompió su sequía en la recta final de la visita del Valencia a Anoeta para poner justicia al marcador de un partido que, sobre todo, buscó el equipo donostiarra, mientras el conjunto ché se iba haciendo cada vez más pequeño según pasaban los minutos y demostraba no tener alma alguna. Porque la reacción de la Real llegó en la recta final del partido, pero después de no parar de intentarlo en toda la segunda parte, en la que desapareció el Valencia, demostró ser un equipo sin alma y sin ninguna identidad. La Real, sin hacer un partido brillante, por insistencia, mereció el triunfo, que resolvió en apenas tres minutos mágicos de Jonathas, que apareció como los buenos 'killer', en el momento justo y en el sitio adecuado. Un doblete que al brasileño le viene de perlas, y de paso permite respirar a una Real cada vez más apurada.
Curiosamente, pese a las importantes bajas en la línea de creación de ambos conjuntos, tanto Real como Valencia salieron desde el inicio con intención clara de jugar la pelota, y sobre todo con la idea de plantear un partido de mucha intensidad. Por esa razón, el partido de convirtió en sus primeros minutos en un correcalles con ocasiones para ambos conjuntos, aunque no del todo claras, salvo el remate al larguero de Rodrigo a la salida de un córner y el disparo envenenado de Carlos Martínez al palo, pero desde demasiado lejos. Esa dinámica de partido fue poco a poco perjudicando al conjunto donostiarra, porque el Valencia se sentía cómodo jugando a la espalda de la defensa de la Real, con Parejo lanzando los ataques y buscando el dinamismo de Alcacer y Rodrigo.
El conjunto donostiarra intentaba estirarse para sacudirse la presión del Valencia, que a pesar de estar mejor puesto sobre el césped, tampoco terminaba de llegar con peligro sobre la portería de Rulli. Y gracias a ese trabajo, sin hacer un partido brillante, el equipo realista tuvo varias llegadas con relativo peligro, un centro-chut excesivamente lejano de Yuri, y sobre todo, una galopada de Bruma que terminó disputando a las manos de Domenech. El portugués era el principal arma atacante de la Real, porque todo el trabajo de Jonathas se perdía en la pelea que tenía con Abdenour y Mustafi, que apenas le dejaban moverse, y porque Vela era constantemente parado con faltas por los jugadores valencianistas y el mexicano no lograba tirar las peligrosas diagonales que acostumbraba. Y eso que esta vez Xabi Prieto, desde la mediapunta, puso criterio al ataque realista con su juego de espaldas.
Tras el descanso, la Real salió mucho más enchufada que el Valencia y empezó a tener ocasiones bastantes claras, que ni Jonathas, Carlos Vela y Bruma fueron capaces de rematar para poner por delante a los donostiarras. Eusebio ordenó adelantar líneas y ser más agresivos para tener más presencia en el área de Domenech, y evitar de paso que el Valencia pudiera lanzar con tanta facilidad sus ataques directos a la espalda de su defensa. El equipo de Neville acusó los tempraneros cambios, por obligación, por la lesión de Enzo Pérez, y porque Cancelo estaba muy alterado y de no ser sustituido por el británico habría acabado en la ducha antes de tiempo. El Valencia respondía con tímidos remates de Alcacer y Mina al contragolpe, pero era la Real la que insistía una y otra vez, con Vela y Bruma como lanzadores de sus ataques, pero con un Domenech, que solventó con acierto todo el trabajo que tuvo.
Y tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y eso es lo que pasó en la recta final. Apareció por fin Jonathas de Jesús para romper su sequía goleadora y marcar dos goles que da una vida tremenda al conjunto donostiarra, gracias a dos centros fantásticos de Carlos Martínez desde la derecha, y gracias a la entrada al terreno de juego providencial del canterano Oyarzabal, que revolucionó el partido con su enorme descaro. El futuro es suyo. El del Valencia es sombrío, porque Neville se quedó sin ideas en cuanto Eusebio decidió dar un paso al frente para buscar la victoria tras el descanso. Y ahí estuvo la clave de la victoria de la Real sobre este Valencia desalmando y, con Alcácer y Negredo desaparecidos, desarmado.
Jonathas de Jesús renace en el momento que más lo necesitaba la Real Sociedad. Con su hombre-gol, Agirretxe, lesionado, el brasileño rompió su sequía en la recta final de la visita del Valencia a Anoeta para poner justicia al marcador de un partido que, sobre todo, buscó el equipo donostiarra, mientras el conjunto ché se iba haciendo cada vez más pequeño según pasaban los minutos y demostraba no tener alma alguna. Porque la reacción de la Real llegó en la recta final del partido, pero después de no parar de intentarlo en toda la segunda parte, en la que desapareció el Valencia, demostró ser un equipo sin alma y sin ninguna identidad. La Real, sin hacer un partido brillante, por insistencia, mereció el triunfo, que resolvió en apenas tres minutos mágicos de Jonathas, que apareció como los buenos 'killer', en el momento justo y en el sitio adecuado. Un doblete que al brasileño le viene de perlas, y de paso permite respirar a una Real cada vez más apurada.
Curiosamente, pese a las importantes bajas en la línea de creación de ambos conjuntos, tanto Real como Valencia salieron desde el inicio con intención clara de jugar la pelota, y sobre todo con la idea de plantear un partido de mucha intensidad. Por esa razón, el partido de convirtió en sus primeros minutos en un correcalles con ocasiones para ambos conjuntos, aunque no del todo claras, salvo el remate al larguero de Rodrigo a la salida de un córner y el disparo envenenado de Carlos Martínez al palo, pero desde demasiado lejos. Esa dinámica de partido fue poco a poco perjudicando al conjunto donostiarra, porque el Valencia se sentía cómodo jugando a la espalda de la defensa de la Real, con Parejo lanzando los ataques y buscando el dinamismo de Alcacer y Rodrigo.
El conjunto donostiarra intentaba estirarse para sacudirse la presión del Valencia, que a pesar de estar mejor puesto sobre el césped, tampoco terminaba de llegar con peligro sobre la portería de Rulli. Y gracias a ese trabajo, sin hacer un partido brillante, el equipo realista tuvo varias llegadas con relativo peligro, un centro-chut excesivamente lejano de Yuri, y sobre todo, una galopada de Bruma que terminó disputando a las manos de Domenech. El portugués era el principal arma atacante de la Real, porque todo el trabajo de Jonathas se perdía en la pelea que tenía con Abdenour y Mustafi, que apenas le dejaban moverse, y porque Vela era constantemente parado con faltas por los jugadores valencianistas y el mexicano no lograba tirar las peligrosas diagonales que acostumbraba. Y eso que esta vez Xabi Prieto, desde la mediapunta, puso criterio al ataque realista con su juego de espaldas.
Tras el descanso, la Real salió mucho más enchufada que el Valencia y empezó a tener ocasiones bastantes claras, que ni Jonathas, Carlos Vela y Bruma fueron capaces de rematar para poner por delante a los donostiarras. Eusebio ordenó adelantar líneas y ser más agresivos para tener más presencia en el área de Domenech, y evitar de paso que el Valencia pudiera lanzar con tanta facilidad sus ataques directos a la espalda de su defensa. El equipo de Neville acusó los tempraneros cambios, por obligación, por la lesión de Enzo Pérez, y porque Cancelo estaba muy alterado y de no ser sustituido por el británico habría acabado en la ducha antes de tiempo. El Valencia respondía con tímidos remates de Alcacer y Mina al contragolpe, pero era la Real la que insistía una y otra vez, con Vela y Bruma como lanzadores de sus ataques, pero con un Domenech, que solventó con acierto todo el trabajo que tuvo.
Y tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y eso es lo que pasó en la recta final. Apareció por fin Jonathas de Jesús para romper su sequía goleadora y marcar dos goles que da una vida tremenda al conjunto donostiarra, gracias a dos centros fantásticos de Carlos Martínez desde la derecha, y gracias a la entrada al terreno de juego providencial del canterano Oyarzabal, que revolucionó el partido con su enorme descaro. El futuro es suyo. El del Valencia es sombrío, porque Neville se quedó sin ideas en cuanto Eusebio decidió dar un paso al frente para buscar la victoria tras el descanso. Y ahí estuvo la clave de la victoria de la Real sobre este Valencia desalmando y, con Alcácer y Negredo desaparecidos, desarmado.