Hollande decreta en Francia el “estado de excepción contra el paro”
El Gobierno invertirá 2.000 millones de euros en formación y ayudas a las pymes para impulsar el empleo
Corresponsal de El País en París
El presidente francés, François Hollande, ha anunciado un plan para frenar el paro galopante que aqueja al país. Con 600.000 desempleados más que cuando tomó posesión en 2012, Hollande ha decretado “el estado de excepción económico y social” con un plan de 2.000 millones adicionales para la formación de 500.000 parados e incentivar la contratación. Son medidas que generan escepticismo porque es la enésima propuesta de Hollande para reducir el paro. El presidente prometió no presentarse como candidato al Elíseo para 2017 si no lo lograba. Dispone de menos de un año y medio para conseguirlo.
El presidente francés ha utilizado un tono solemne, casi apocalíptico para presentar su plan por el empleo. Tras mencionar la amenaza terrorista que le condujo a decretar el estado de excepción, ha añadido: “Considero que frente a la coyuntura económica incierta y el desempleo persistente hay también un estado de excepción económico y social que hay que proclamar”. Esa mala coyuntura está marcando toda la legislatura socialista con déficits públicos por encima del 3%, tasas de crecimiento muy por debajo del 1% y un desempleo en aumento.
Las 35 horas y los rebeldes socialistas
La reforma laboral que prepara el Gobierno de Hollande prevé flexibilizar los horarios laborales “sin cuestionar el tiempo legal”, establecido en las sacrosantas 35 horas, ha advertido el presidente.
La referencia alarma a la izquierda francesa, si bien en Francia hay multitud de excepciones por las cuales las 35 horas solo se aplican en las grandes empresas.
Christian Paul, el líder de la corriente más izquierdista del Partido Socialista, critica el nuevo plan de empleo de Hollande. “No es ni suficiente ni diferente”. “Una sola certeza: se reduce la protección de los asalariados”.
Las reformas puestas en marcha por Hollande han intentado incentivar el empleo con escaso éxito hasta ahora. El cambio más esperanzador fue la Ley Macron de liberalización de la economía puesta en marcha en 2015, pero la curva del desempleo sigue en ascenso y afecta ya a 3,57 millones de personas, un 10% de la población activa. El Gobierno prevé tomar más medidas a lo largo del año y confía en la mejora del crecimiento (un 1,1% en 2015 según la previsión) para mejorar la situación.
Las modestas tasas de popularidad de Hollande y, sobre todo, el desempleo alientan la rebelión en su propio partido. Medio centenar de personalidades de la economía, la política y la cultura, apoyadas por algunos de los rebeldes del Partido Socialista, estrenaron el año con un llamamiento a celebrar primarias para elegir al candidato socialista al Elíseo. Sería una opción inédita en la V República, en la que el presidente suele ser el candidato indiscutible. Las quinielas siguen en Francia desatadas y en los sondeos ha entrado en liza junto al primer ministro Manuel Valls el nombre del ministro de Economía Emmanuel Macron, uno de los últimos en llegar al Ejecutivo. Hollande prometió no presentarse si no lograba en 2017 una reducción “creíble” del paro. La cuenta atrás sigue inexorable.
El plan presentado en la mañana de este lunes a los agentes sociales en el Consejo Económico, Social y Medioambiental de París supone una inversión pública adicional para este año de 2.000 millones de euros que no saldrán de nuevos impuestos, sino del ahorro en otras partidas. La parte más importante se la llevará la formación de medio millón de parados, el doble de los que en 2015 han recibido enseñanza suplementaria. Otra parte irá a bonificar los nuevos contratos de un mínimo de seis meses para empresas de menos de 250 trabajadores, siempre que el sueldo sea 1,3 veces superior al salario mínimo (en torno a los 1.450 euros al mes). Esa prima será de 2.000 euros al año. Se aumentarán también hasta 50.000 los beneficiarios (ahora 8.000) de los contratos de profesionalización que son mitad formación práctica y mitad formación teórica.
La patronal presiona al Ejecutivo para que acometa una reforma laboral profunda. Asegura que las cargas sociales y el precio del despido disuaden a las empresas de acometer nuevas contrataciones, pero el presidente ha dejado el espinoso asunto para la ministra de Trabajo, Myriam el Khomri, que presentará próximamente sus propuestas, entre las que se baraja imponer un límite a la indemnización por despido. Como desgranaba ayer el periódico económico 'Les Echos', el problema de Francia es la incapacidad de su sector privado para generar empleo. Este ha creado solo 57.000 puestos de trabajo entre mediados de 2013 y mediados de 2015 frente a los 482.000 en Alemania y los 651.000 en España.
Hollande ha anunciado la puesta en marcha de una medida ya aprobada, la cuenta personal en la que los trabajadores acumulen los derechos adquiridos en su vida laboral, y ha encargado a Macron que prepare más propuestas para facilitar el emprendimiento. El presidente de la patronal Pierre Gattaz ha asegurado que los anuncios de Hollande van en la buena dirección, las pymes dudan de que sea un dispositivo efectivo en el largo plazo y los sindicatos consideran que las propuestas son muy liberales. “Demasiados regalos a las empresas”, dice Philippe Martínez, secretario general de la central CGT.
Corresponsal de El País en París
El presidente francés, François Hollande, ha anunciado un plan para frenar el paro galopante que aqueja al país. Con 600.000 desempleados más que cuando tomó posesión en 2012, Hollande ha decretado “el estado de excepción económico y social” con un plan de 2.000 millones adicionales para la formación de 500.000 parados e incentivar la contratación. Son medidas que generan escepticismo porque es la enésima propuesta de Hollande para reducir el paro. El presidente prometió no presentarse como candidato al Elíseo para 2017 si no lo lograba. Dispone de menos de un año y medio para conseguirlo.
El presidente francés ha utilizado un tono solemne, casi apocalíptico para presentar su plan por el empleo. Tras mencionar la amenaza terrorista que le condujo a decretar el estado de excepción, ha añadido: “Considero que frente a la coyuntura económica incierta y el desempleo persistente hay también un estado de excepción económico y social que hay que proclamar”. Esa mala coyuntura está marcando toda la legislatura socialista con déficits públicos por encima del 3%, tasas de crecimiento muy por debajo del 1% y un desempleo en aumento.
Las 35 horas y los rebeldes socialistas
La reforma laboral que prepara el Gobierno de Hollande prevé flexibilizar los horarios laborales “sin cuestionar el tiempo legal”, establecido en las sacrosantas 35 horas, ha advertido el presidente.
La referencia alarma a la izquierda francesa, si bien en Francia hay multitud de excepciones por las cuales las 35 horas solo se aplican en las grandes empresas.
Christian Paul, el líder de la corriente más izquierdista del Partido Socialista, critica el nuevo plan de empleo de Hollande. “No es ni suficiente ni diferente”. “Una sola certeza: se reduce la protección de los asalariados”.
Las reformas puestas en marcha por Hollande han intentado incentivar el empleo con escaso éxito hasta ahora. El cambio más esperanzador fue la Ley Macron de liberalización de la economía puesta en marcha en 2015, pero la curva del desempleo sigue en ascenso y afecta ya a 3,57 millones de personas, un 10% de la población activa. El Gobierno prevé tomar más medidas a lo largo del año y confía en la mejora del crecimiento (un 1,1% en 2015 según la previsión) para mejorar la situación.
Las modestas tasas de popularidad de Hollande y, sobre todo, el desempleo alientan la rebelión en su propio partido. Medio centenar de personalidades de la economía, la política y la cultura, apoyadas por algunos de los rebeldes del Partido Socialista, estrenaron el año con un llamamiento a celebrar primarias para elegir al candidato socialista al Elíseo. Sería una opción inédita en la V República, en la que el presidente suele ser el candidato indiscutible. Las quinielas siguen en Francia desatadas y en los sondeos ha entrado en liza junto al primer ministro Manuel Valls el nombre del ministro de Economía Emmanuel Macron, uno de los últimos en llegar al Ejecutivo. Hollande prometió no presentarse si no lograba en 2017 una reducción “creíble” del paro. La cuenta atrás sigue inexorable.
El plan presentado en la mañana de este lunes a los agentes sociales en el Consejo Económico, Social y Medioambiental de París supone una inversión pública adicional para este año de 2.000 millones de euros que no saldrán de nuevos impuestos, sino del ahorro en otras partidas. La parte más importante se la llevará la formación de medio millón de parados, el doble de los que en 2015 han recibido enseñanza suplementaria. Otra parte irá a bonificar los nuevos contratos de un mínimo de seis meses para empresas de menos de 250 trabajadores, siempre que el sueldo sea 1,3 veces superior al salario mínimo (en torno a los 1.450 euros al mes). Esa prima será de 2.000 euros al año. Se aumentarán también hasta 50.000 los beneficiarios (ahora 8.000) de los contratos de profesionalización que son mitad formación práctica y mitad formación teórica.
La patronal presiona al Ejecutivo para que acometa una reforma laboral profunda. Asegura que las cargas sociales y el precio del despido disuaden a las empresas de acometer nuevas contrataciones, pero el presidente ha dejado el espinoso asunto para la ministra de Trabajo, Myriam el Khomri, que presentará próximamente sus propuestas, entre las que se baraja imponer un límite a la indemnización por despido. Como desgranaba ayer el periódico económico 'Les Echos', el problema de Francia es la incapacidad de su sector privado para generar empleo. Este ha creado solo 57.000 puestos de trabajo entre mediados de 2013 y mediados de 2015 frente a los 482.000 en Alemania y los 651.000 en España.
Hollande ha anunciado la puesta en marcha de una medida ya aprobada, la cuenta personal en la que los trabajadores acumulen los derechos adquiridos en su vida laboral, y ha encargado a Macron que prepare más propuestas para facilitar el emprendimiento. El presidente de la patronal Pierre Gattaz ha asegurado que los anuncios de Hollande van en la buena dirección, las pymes dudan de que sea un dispositivo efectivo en el largo plazo y los sindicatos consideran que las propuestas son muy liberales. “Demasiados regalos a las empresas”, dice Philippe Martínez, secretario general de la central CGT.