El Papa lamenta las “víctimas inocentes” de un mundo injusto
Francisco celebra su primera misa del año en medio de grandes medidas de seguridad
María Salas Oraá
Roma, El País
En su primera misa del año, dedicada a la Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco ha lamentado "la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día la humanidad". Bergoglio ha descrito un mundo plagado de maldad, de violencia y de odio que provocan "víctimas inocentes" y ha recordado a los refugiados, a quienes huyen "de la guerra, del hambre, de la persecución" y están "dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales".
"¿Cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo?", se ha preguntado. Para Francisco, en el mundo hay un "creciente río de miseria, alimentado por el pecado".
Grandes medidas de seguridad
El Papa, que ha celebrado la misa en una Basílica de San Pedro rodeada de medidas de seguridad (con fuerte presencia policial y militar y con controles de metales) ha lamentado que el año 2015 ha estado marcado por "las guerras y los atentados terroristas, con sus trágicas consecuencias, los secuestros de personas, las persecuciones por motivos étnicos o religiosos y las prevaricaciones".
"¿Hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes?", ha cuestionado.
Esta maldad, ha reconocido, puede hacer creer que Dios está ausente. Pero, sin embargo, ha animado en encontrar en la religión el modo de cambiar esta realidad que describe. "Donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe", ha defendido. Dios, ha dicho, "es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos" a pesar de las calamidades y sufrimientos y alienta a construir un "mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz".
"Nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo", ha dicho Francisco, quien eligió precisamente la misericordia como el tema principal para el Año Santo Extraordinario, que comenzó el pasado 8 de diciembre y durará hasta el próximo 20 de noviembre.
Al anunciar la Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco había animado a los países a tener "gestos concretos" con los que más sufren y, en particular, con los presos, los migrantes y los desempleados. Pero también pidió que los gobernantes se esfuercen por favorecer las relaciones con otros países.
María Salas Oraá
Roma, El País
En su primera misa del año, dedicada a la Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco ha lamentado "la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día la humanidad". Bergoglio ha descrito un mundo plagado de maldad, de violencia y de odio que provocan "víctimas inocentes" y ha recordado a los refugiados, a quienes huyen "de la guerra, del hambre, de la persecución" y están "dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales".
"¿Cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo?", se ha preguntado. Para Francisco, en el mundo hay un "creciente río de miseria, alimentado por el pecado".
Grandes medidas de seguridad
El Papa, que ha celebrado la misa en una Basílica de San Pedro rodeada de medidas de seguridad (con fuerte presencia policial y militar y con controles de metales) ha lamentado que el año 2015 ha estado marcado por "las guerras y los atentados terroristas, con sus trágicas consecuencias, los secuestros de personas, las persecuciones por motivos étnicos o religiosos y las prevaricaciones".
"¿Hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes?", ha cuestionado.
Esta maldad, ha reconocido, puede hacer creer que Dios está ausente. Pero, sin embargo, ha animado en encontrar en la religión el modo de cambiar esta realidad que describe. "Donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe", ha defendido. Dios, ha dicho, "es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos" a pesar de las calamidades y sufrimientos y alienta a construir un "mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz".
"Nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo", ha dicho Francisco, quien eligió precisamente la misericordia como el tema principal para el Año Santo Extraordinario, que comenzó el pasado 8 de diciembre y durará hasta el próximo 20 de noviembre.
Al anunciar la Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco había animado a los países a tener "gestos concretos" con los que más sufren y, en particular, con los presos, los migrantes y los desempleados. Pero también pidió que los gobernantes se esfuercen por favorecer las relaciones con otros países.