El Calderón será juez y parte

Vigo, As
Es lo que tiene cuando tus 9 no marcan, que no pierdes pero tampoco ganas. Y eso, en resumen, fue lo que ayer le pasó al Atlético en Balaídos. El Calderón decidirá semifinalista. Porque ayer Balaídos sólo dejó algo que ya se sabe: si uno quiere ver goles, que no mire un partido del Atlético. No los verá. Ni a un lado ni a otro. Esa es la primera normal del método Simeone. Un partido no se pierde si no encajas. Ya luego marcar...


Eso lo contaba la cara del Cholo en el banquillo con la precisión de un reloj suizo. En el minuto 9 ya negaba. En el minuto 9 no le gustaba lo que veía sobre el césped. Y eso que, entonces, el Atlético no estaba mal. Ya había tenido dos gracias al ímpetu de Carrasco porla izquierda. Unavez encontró a Jackson (que la envió su remate al aire ante un defensa del Celta) y, en otra, el balón se paseó por el área sin que a Griezmann ni a Koke les diera tiempo a llegar. Pero es que el Celta también había tenido una (un disparo alto de Guidetti que blocó Moyá) y esa sentaría las bases de lo que vendría: cada vez que triangulaban Orellana-Aspas y Guidetti, alarma roja. Ninguna con peligro, pero todas de apretar la corbata.

El partido era pura electricidad. Sólo faltaban los goles. Los golpes volaban en las dos áreas y con un Jackson desconocido hasta ahora en el Atlético. Marcar no marcó, pero se revolvió, se peleó y se le vio muy activo. Como si hubiera tomado su falta de gol por la pechera y hubiera dicho: “Voy a hacer goles sí o sí”. Ayer de momento no lo hizo, pero ya se vio a otro jugador. Un futbolista cabreado. Y eso es un cambio. El chico tiene sangre.

En el área contraria, Guidetti era todo lo contrario. Debajo de su aire sueco, late sangre italiana y brasileña y fue samba constante obligando al Atlético a demostrar la mejor de sus virtudes.La defensa. Todoel campo que abarca Godín. Al final de la primera parte el Celta casi lleva al marcador su dominio sobre el campo. Diagonal de Orellana para Pablo Hernández que no atinó a definir ante Moyá (y por si acaso ya estaban Savic y Godín por los suelos, tapando portería). Cuando el portero abrazó el balón, respiró. El Cholo tenía el gesto contraído del minuto 9. En el42’le daba instrucciones a Correa pensando en el partido que vendría después de la caseta.

Y algo cambió, sin que cambiaran jugadores. Los primeros tres minutos fueron como los de la primera parte, un asedio rojiblanco. Tres córners, dos remates de cabeza (Savic y Godín), un latigazo de Jackson que se iba envenenado a la base del poste de Rubén y que sacó el portero con la puntita de los dedos. Pero pronto el Celta volvió a ganar centímetros de campo y a ensombrecérsele el rostro a Simeone en el banquillo porque, si la marcha de Augusto dejó un agujero en el centro del campo del Celta, Berizzo ya lo ha llenado. Ayer, concretamente, de piernas, las de Wass, Radoja y Hernández y ellos tuvieron más el balón que Augusto (al que de nuevo pitó la grada)-Gabi y Koke.

Los cambios esta vez no aportaron nada. El primero en salir fue Correa. Agua, un último apunte sobre la pizarra del Mono y a correr. Era el minuto 59. Salió por Jackson. Pero un minuto después el peligro estaba en la portería contraria, Moyá se iba al suelo para atrapar un disparo raso de Aspas. Volvió a crecer el Celta. Volvió a apagarse el Atlético. Porque ayer Griezmann no fue ni chuvisca (lluvia fina). El jugador total del Atlético ayer se perdió en labores defensivas y apenas tocó el balón. Eso, para el Atlético es jugar sin una pierna. Un quiero y no puedo porque salió Vietto y tuvo el mismo efecto de cara a portería que Jackson, o sea, ninguno. Y Correa tampoco. Y denle las gracias al capitán del Atlético que el partido acabara 0-0 porque pudo ser un 1-0 total si Gabi no corre para sacar sobre la línea de la portería vacía un balón de Guidetti que tocó Augusto y si el árbitro pita mano de Thomas en el área en la penúltima jugada del partido, que fue, involuntaria pero fue, y podía haber sido penalti. En ese momento comenzó a llover sobre Balaídos. Esa lluvia fina que molesta pero no moja. Vamos, como el partido.

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