Djokovic desarbola a Nadal y se impone en la final de Doha

Doha, As
El problema no es que Novak Djokovic haya batido a Rafael Nadal en sus cinco últimos cruces, ni siquiera que el serbio ya adelante a Rafa en el 'cara a cara' (24-23) o en finales ganadas frente a frente (14-10). No. Por ejemplo, en 2015, Djokovic firmó un 31-5 ante los 'Top Ten' de la ATP (con tres derrotas ante Federer) y entre 2011 y 12, el número uno (que aún no se ha impuesto en Roland Garros) ganó siete veces seguidas a Rafa: en siete finales.


No, el verdadero problema es que nadie, ni Rafa Nadal, ni ningún otro jugador de la ATP parece manejar ahora ningún tipo de antídoto o defensa contra el irresistible poderío de Djokovic, ogro o caníbal del ATP Tour, que pedía 'Ojos de Halcón' con mirada de tigre, incluso cuando el partido (o la presa) ya se hallaba irremisiblemente en sus zarpas.

Con un demoledor 6-1 y 6-2 en solo 73 minutos, Djokovic selló su primer título en el Qatar ExxonMobil Open de Doha. A 21 grados y 78% de humedad relativa, lo presenciaron desde el palco personalidades del fútbol como Guardiola, Ribéry o Anelka. Lo que Nadal (ganador en Abu Dhabi, finalista en Doha por tercera vez...) sufrió en el Khalifa Stadium fue un auténtico zarandeo, bombardeo o vendaval que demolió todas sus defensas y sistema de juego, siempre desde una velocidad superior. Djokovic subió de 114 km/h (media de este torneo) a 122 km/h la velocidad media de sus tiros de campo, con golpes ganadores en juego (la mayoría, planos, para mayor tortura de Nadal) a 140 y 145 km/h.
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Djokovic, ante Nadal. / IBRAHEEM AL OMARI

En el juego que abría el partido, Nadal jugó y perdió su único punto de 'break' del día (0/1). Desde ahí, Djokovic ganó 12 de los 15 siguientes puntos, se apuntó el primer set en 32 minutos... y escapó con 2-0 de salida en la segunda manga. Con el segundo saque reducido a cenizas (6/15, 40%), Nadal estaba materialmente condenado a acertar con el primer servicio (63% puestos en pista y 50% ganados, por 79% para Novak)... si es que Rafa quería tener alguna oportunidad. La diferencia en golpes ganadores fue abrumadora: 30-9 para Djokovic... y con empate a 13 en errores no forzados.

Al fin, y llevado en volandas por su tremebundo resto, Djokovic quebró en cuatro ocasiones (4/7) los turnos de servicio de un Nadal que luchaba... pero como un ser humano normal y corriente ante el abrazo mortal de un cíclope o de King Kong. En este caso, el abrazo plano e inhumano de Novak Djokovic: no se ve quién puede ganarle. Y algo peor: tampoco se ve cómo se le puede ganar, cuando se echa encima el Abierto de Australia.

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