Dakar: Sudamérica sigue en 2017 y África sigue en espera
As
La frase clave la pronunció el nuevo ministro argentino de Turismo, Gustavo Santos, mientras se desataba la tormenta en el campamento de Jujuy: fue el 7 de enero, a mitad de aventura. "Argentina quiere conservar el Dakar. Si bien nuestra intención es vincularnos a todos los eventos de lo que se denomina turismo deportivo, (MotoGP, WTCC, WRC, entre otros), pretendemos fortalecer la marca de América del Sur y, por ello, entablaremos contactos con nuestros países vecinos”. La máxima está clara: cuantos más seamos, menos pagamos. Pura cuestión matemática. El Dakar sale caro (se habla de un millón de dólares por día de competición), así que la única manera de seguir siendo escenario es que el gasto por él sea menor. Por lo pronto, Argentina y Bolivia apuntan a seguir en 2017, con Chile de nuevo en conversaciones; Uruguay y Paraguay se dejan querer; y otros como Perú, donde el presidente Humala no está por la labor, o Ecuador quedan en segundo plano. El Dakar soñado por los organizadores para 2017 arrancaría de nuevo en Chile, quizá en Valparaíso, para acabar junto al Río de la Plata, en Punta del Este, Uruguay. ¿Y luego? ASO quiere volver a África.
Volemos a África, que viajar aquí, escribiendo, no cuesta dinero. El reto dakariano evitaría la África tradicional en el raid, es decir, Marruecos, Mauritania, Senegal, Malí o Níger, y saltaría hasta el sur, donde Angola, Namibia y Sudáfrica formarían el triángulo en el que asentarse, aunque por razones logísticas eso no parece posible en 2017. Se evitaría de ese modo una zona delicada, precisamente en la que el Dakar recibió amenazas terroristas que le obligaron a emigrar a Sudamérica en 2008, y entraríamos en países vírgenes en una competición de esta envergadura. Por lo pronto, ASO vuelve a África con la disputa de una prueba del Dakar Series, el Rally de Merzouga, que pasará a disputarse en mayo (del 21 al 27) ya este mismo año. Otras alternativas parecen descartadas a esta hora en la mente de los organizadores. La idea de montar la carrera en América del Norte, por California y parte de México, aún está muy verde, mientras que China no se adapta por su climatología en las fechas de la carrera, la primera quincena de enero.
Así que, montadas las primeras piezas de ese castillo africano, los organizadores del Dakar tratan de ganar tiempo y de involucrar a más países sudamericanos en la carrera de 2017. En Argentina, un nuevo jugador se suma a la mesa: Mauricio Macri, presidente argentino. Dicen sus allegados que el Dakar no le emociona, aunque habrá que hablar. "Hay obviamente contactos con el gobierno argentino”, reconoce Lavigne. Pero ni lo hace con una sonrisa, ni con la sensación de que en la Casa Rosada vayan a volcarse con el Dakar. Será cuestión de que la tarta tenga más porciones. Así, más pequeñas, cada una costará menos.
La frase clave la pronunció el nuevo ministro argentino de Turismo, Gustavo Santos, mientras se desataba la tormenta en el campamento de Jujuy: fue el 7 de enero, a mitad de aventura. "Argentina quiere conservar el Dakar. Si bien nuestra intención es vincularnos a todos los eventos de lo que se denomina turismo deportivo, (MotoGP, WTCC, WRC, entre otros), pretendemos fortalecer la marca de América del Sur y, por ello, entablaremos contactos con nuestros países vecinos”. La máxima está clara: cuantos más seamos, menos pagamos. Pura cuestión matemática. El Dakar sale caro (se habla de un millón de dólares por día de competición), así que la única manera de seguir siendo escenario es que el gasto por él sea menor. Por lo pronto, Argentina y Bolivia apuntan a seguir en 2017, con Chile de nuevo en conversaciones; Uruguay y Paraguay se dejan querer; y otros como Perú, donde el presidente Humala no está por la labor, o Ecuador quedan en segundo plano. El Dakar soñado por los organizadores para 2017 arrancaría de nuevo en Chile, quizá en Valparaíso, para acabar junto al Río de la Plata, en Punta del Este, Uruguay. ¿Y luego? ASO quiere volver a África.
Volemos a África, que viajar aquí, escribiendo, no cuesta dinero. El reto dakariano evitaría la África tradicional en el raid, es decir, Marruecos, Mauritania, Senegal, Malí o Níger, y saltaría hasta el sur, donde Angola, Namibia y Sudáfrica formarían el triángulo en el que asentarse, aunque por razones logísticas eso no parece posible en 2017. Se evitaría de ese modo una zona delicada, precisamente en la que el Dakar recibió amenazas terroristas que le obligaron a emigrar a Sudamérica en 2008, y entraríamos en países vírgenes en una competición de esta envergadura. Por lo pronto, ASO vuelve a África con la disputa de una prueba del Dakar Series, el Rally de Merzouga, que pasará a disputarse en mayo (del 21 al 27) ya este mismo año. Otras alternativas parecen descartadas a esta hora en la mente de los organizadores. La idea de montar la carrera en América del Norte, por California y parte de México, aún está muy verde, mientras que China no se adapta por su climatología en las fechas de la carrera, la primera quincena de enero.
Así que, montadas las primeras piezas de ese castillo africano, los organizadores del Dakar tratan de ganar tiempo y de involucrar a más países sudamericanos en la carrera de 2017. En Argentina, un nuevo jugador se suma a la mesa: Mauricio Macri, presidente argentino. Dicen sus allegados que el Dakar no le emociona, aunque habrá que hablar. "Hay obviamente contactos con el gobierno argentino”, reconoce Lavigne. Pero ni lo hace con una sonrisa, ni con la sensación de que en la Casa Rosada vayan a volcarse con el Dakar. Será cuestión de que la tarta tenga más porciones. Así, más pequeñas, cada una costará menos.