Cameron autoriza a sus ministros a defender la salida del país de la UE
El primer ministro afirma que su Ejecutivo mantendrá una "postura clara" en la campaña
Patricia Tubella
Londres, El País
David Cameron ha dado luz verde oficial a los ministros más euroescépticos del Gobierno conservador que dirige para hacer campaña en contra del engarce del Reino Unido en Europa que será sometido a referéndum antes de finales de 2017. El gesto táctico del primer ministro británico, anunciado como presión en plenas negociaciones con Bruselas sobre la reforma de la Unión Europea, entraña el riesgo de dar alas al sector de su partido que aboga sin ambages por una salida de la UE y que tiene los últimos sondeos ligeramente a su favor.
Teórico jefe de filas de unos tories que el pasado mes de mayo lograron revalidar su poder con mayoría absoluta, Cameron se ha sentido obligado a dar este paso para evitar la dimisión de pesos pesados del Ejecutivo que consideran fútil cualquier pacto con la UE. El jefe de Gobierno británico todavía confía en arrancar a sus socios comunitarios algunas concesiones en materia de soberanía nacional y de restricción de los beneficios sociales a los inmigrantes, probablemente magras ante la resistencia de la canciller alemana, Angela Merkel, pero suficientes sobre el papel para defender en el plebiscito que él mismo se comprometió a convocar la adhesión británica a “una UE reformada”.
Ministros como Ian Duncan Smith (Trabajo y Pensiones) y Theresa Villiers (cartera de Irlanda del Norte), o el mismo líder de los conservadores en la Cámara de los Comunes, Chris Grayling, han dejado ya muy clara su apuesta por una salida de la UE, bautizada como Brexit.
Pero David Cameron todavía confía en que otras notables voces euroescépticas en el seno de su Gobierno (con el titular de Justicia, Michael Grove, a la cabeza) se avengan finalmente a su campaña en pro de la permanencia para evitar males mayores. Esto es, la inmediata dimisión de un primer ministro que, en caso de perder el referéndum, presumiblemente daría el portazo para no agotar sus días al frente del Gobierno gestionando una salida de Europa en la que no cree.
Aspirantes al liderazgo
En ese sentido, el dirigente tory cree contar con el apoyo de dos de los grandes pesos pesados del Partido Conservador, ambos con una pátina euroescéptica aunque también pragmáticos, y al tiempo aspirantes a sucederle en el liderazgo: Theresa May, actual ministra del Interior, y, sobre todo, el popular alcalde de Londres, Boris Johnson, cuyo mandato expirará el próximo mes de mayo y con ello hará posible que Cameron le incluya como prebenda en un Gobierno convenientemente remodelado.
Tal y como lo presentó este martes Cameron, durante una sesión en la Cámara de los Comunes destinada a desgranar los pobres resultados de la cumbre europea celebrada el pasado mes de diciembre, los principales dirigentes conservadores quedarán exentos de toda “responsabilidad colectiva” una vez finalicen las negociaciones en curso con la UE el próximo febrero. En otras palabras, que cada uno será muy libre a partir de entonces de defender sus postulados a favor o en contra de permanecer en la UE.
“Una de las decisiones más desafortunadas” del primer ministro, ha sentenciado el veterano tory y atípico eurófilo Ken Clark, convencido de que el estado de las cosas no hace sino mermar el liderazgo de Cameron. Los disidentes anti-UE “deberían dimitir y defender su causa (como diputados) desde los bancos del Parlamento”, advierte este viejo zorro de la política, que participó en varios de los anteriores gobiernos conservadores, y considera ahora fatal retener al “enemigo” dentro de la casa del Gobierno.
Incluso personajes cuya filiación europea sería más bien tibia, como lord Heseltine, auguran una “guerra civil” si se permite a algunas de las cabezas más visibles del Partido Conservador “desafiar abiertamente al primer ministro”. Cameron lo sabe, pero ha decidido echar el resto.
Patricia Tubella
Londres, El País
David Cameron ha dado luz verde oficial a los ministros más euroescépticos del Gobierno conservador que dirige para hacer campaña en contra del engarce del Reino Unido en Europa que será sometido a referéndum antes de finales de 2017. El gesto táctico del primer ministro británico, anunciado como presión en plenas negociaciones con Bruselas sobre la reforma de la Unión Europea, entraña el riesgo de dar alas al sector de su partido que aboga sin ambages por una salida de la UE y que tiene los últimos sondeos ligeramente a su favor.
Teórico jefe de filas de unos tories que el pasado mes de mayo lograron revalidar su poder con mayoría absoluta, Cameron se ha sentido obligado a dar este paso para evitar la dimisión de pesos pesados del Ejecutivo que consideran fútil cualquier pacto con la UE. El jefe de Gobierno británico todavía confía en arrancar a sus socios comunitarios algunas concesiones en materia de soberanía nacional y de restricción de los beneficios sociales a los inmigrantes, probablemente magras ante la resistencia de la canciller alemana, Angela Merkel, pero suficientes sobre el papel para defender en el plebiscito que él mismo se comprometió a convocar la adhesión británica a “una UE reformada”.
Ministros como Ian Duncan Smith (Trabajo y Pensiones) y Theresa Villiers (cartera de Irlanda del Norte), o el mismo líder de los conservadores en la Cámara de los Comunes, Chris Grayling, han dejado ya muy clara su apuesta por una salida de la UE, bautizada como Brexit.
Pero David Cameron todavía confía en que otras notables voces euroescépticas en el seno de su Gobierno (con el titular de Justicia, Michael Grove, a la cabeza) se avengan finalmente a su campaña en pro de la permanencia para evitar males mayores. Esto es, la inmediata dimisión de un primer ministro que, en caso de perder el referéndum, presumiblemente daría el portazo para no agotar sus días al frente del Gobierno gestionando una salida de Europa en la que no cree.
Aspirantes al liderazgo
En ese sentido, el dirigente tory cree contar con el apoyo de dos de los grandes pesos pesados del Partido Conservador, ambos con una pátina euroescéptica aunque también pragmáticos, y al tiempo aspirantes a sucederle en el liderazgo: Theresa May, actual ministra del Interior, y, sobre todo, el popular alcalde de Londres, Boris Johnson, cuyo mandato expirará el próximo mes de mayo y con ello hará posible que Cameron le incluya como prebenda en un Gobierno convenientemente remodelado.
Tal y como lo presentó este martes Cameron, durante una sesión en la Cámara de los Comunes destinada a desgranar los pobres resultados de la cumbre europea celebrada el pasado mes de diciembre, los principales dirigentes conservadores quedarán exentos de toda “responsabilidad colectiva” una vez finalicen las negociaciones en curso con la UE el próximo febrero. En otras palabras, que cada uno será muy libre a partir de entonces de defender sus postulados a favor o en contra de permanecer en la UE.
“Una de las decisiones más desafortunadas” del primer ministro, ha sentenciado el veterano tory y atípico eurófilo Ken Clark, convencido de que el estado de las cosas no hace sino mermar el liderazgo de Cameron. Los disidentes anti-UE “deberían dimitir y defender su causa (como diputados) desde los bancos del Parlamento”, advierte este viejo zorro de la política, que participó en varios de los anteriores gobiernos conservadores, y considera ahora fatal retener al “enemigo” dentro de la casa del Gobierno.
Incluso personajes cuya filiación europea sería más bien tibia, como lord Heseltine, auguran una “guerra civil” si se permite a algunas de las cabezas más visibles del Partido Conservador “desafiar abiertamente al primer ministro”. Cameron lo sabe, pero ha decidido echar el resto.