Análisis » El Real Florentino

Este Real Madrid es incapaz de hacer autocrítica, ni siquiera cuando los datos son bien elocuentes

José Sámano, El País
El conspiranoico Real Madrid de estos tiempos ha despedido a su último acusador de campañas ajenas. No ha quedado claro por cuál de ese presunto sinfín de conchabanzas se ha producido la cesantía de Rafa Benítez. Según el técnico, existía una cruzada contra él y el presidente, Florentino Pérez. Para el dirigente, como denunció el pasado 23 de noviembre, la víctima de la conjura era él. Por lo tanto, si se atiende al entrenador, el mandatario se ha rendido al complot contra el propio Benítez. Un señalado más para evitar que prospere la supuesta confabulación contra el empresario que ha desatado los gritos de la hinchada contra la autoridad. ¡Qué galimatías!


Este Real Madrid es incapaz de hacer autocrítica, ni siquiera cuando los datos son bien elocuentes: Zinedine Zidane es el undécimo míster en doce temporadas y media de Florentino Pérez, bajo cuyo gobierno el club ha ganado siete de los 37 grandes títulos que ha disputado, sumada ya la Copa que no levantará este año. ¿No será que el gran intrigante de estas turbulencias madridistas se llama Messi, y hasta Simeone? Resulta paradójico que Benítez haya sido fulminado un 4 de enero, justo la misma fecha en la que un año antes el Barça sucumbió en Anoeta con su astro argentino a la sombra, con una rebelión a la vista de proporciones incalculables. Sostenida por sus firmes principios deportivos, la entidad azulgrana, también proclive a señalar las trapisondas externas, judiciales o de Hacienda, supo enjuagar el conflicto, recondujo a Luis Enrique, sosegó a Messi y convocó elecciones anticipadas. El Barça acaba de sellar otra temporada fabulosa, la misma que cerró el Madrid en 2014, seis meses antes de quemar a Carlo Ancelotti porque el equipo iba a la deriva, como deslizó Florentino Pérez. Al italiano le querían los jugadores, no el presidente, para el que la "solución" era Benítez. Sí, Benítez, el ahora condenado porque resulta que había "un problema". ¡Qué follón!

Al madrileño no le soportaba el núcleo capital del vestuario, así que el jefe supremo que en 2006 dio un plantón al club por haber mimado más de lo aconsejable a los futbolistas hace ahora una nueva concesión a la caseta. Otro reflejo de los tumbos de este Madrid, cuyo presidente aseguró el 18 de diciembre en El Larguero: "Zidane no sustituirá a Benítez". En el adiós a Benítez, Pérez, que no admitió preguntas, no se desmintió a sí mismo y solo regaló unos segundos al caído, para el que no hubo mención alguna de su sucesor. ¡Qué demonios importa un técnico de más o de menos!

Desde lo deportivo, la plantilla no tenía el perfil que le gustaba a Benítez, ni este fue nunca un técnico que soltara riendas. Es de los que abruman, también a las estrellas. Es su método y con él ha hecho carrera. Con la pelota en curso, el Madrid dejó desde el inicio la percepción de que jugadores y míster no congeniaban. Tras el latigazo del clásico, Florentino Pérez pidió que al entrenador se le dejara trabajar. Descontada la chirigota de Cádiz, en los ocho partidos siguientes encadenó seis victorias ante adversarios sin gran pujanza, una derrota con el expansivo Villarreal y un empate ante el casi siempre crudo Valencia, con un promedio de 4,1 goles favorables y 0,8 en contra. Benítez quiso agarrarse a las estadísticas, lo que no le ha servido de nada en un club donde al presidente le crea urticaria que le recuerden los números —deportivos, no financieros— de su gestión. ¡Qué arbitrariedad!

Llegados a la Cabalgata, salvo la Copa, nada habría perdido el Madrid. No maravillaba, pero tendría tiempo para despegar si realmente desde el año 2000 existiera el andamiaje de un proyecto sólido y definido. Al fin y al cabo, Benítez ya es tan culpable como Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, Pellegrini, Mourinho y Ancelotti. Por no citar a Valdano, Sacchi, Floro y Pardeza. O por no recordar a los galácticos, los pavones, los gravesen o cristianos. Lo único que perdura es el régimen presidencial, sin contrincante en las urnas y blindado desde que se modificaron los estatutos. Este es el Real Florentino. Para lo bueno, que algo quedará, y para lo malo, que a este paso...

Con tanta conspiración...

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