Venezuela da la espalda al chavismo

La oposición informa de que ha alcanzado 112 diputados, por 51 del oficialismo, mayoría que le daría el máximo poder
Esto le permite promover un cambio constitucional y designar o destituir autoridades


Javier Lafuente
Caracas, El País
La tardanza en conocerse los resultados no pudo evitar que, mientras llegaba el anuncio oficial del Consejo Nacional Electoral, los principales líderes opositores celebraran unos resultados que ya consideraban irreversibles. Era el caso de Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López, encarcelado desde hace casi dos años y condenado a más de 13, que rebosaba felicidad. Una de las primeras medidas que prometió adoptar la oposición si ganaba los comicios era aprobar una ley de amnistía para los presos políticos.


La victoria es también un brindis a la unidad. Por primera vez, todas las formaciones opositoras confluyeron bajo un mismo paraguas, el de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), un crisol de partidos políticos que van desde el centro izquierda hasta la derecha más conservadora y que ha conseguido sobreponerse a los amedrentamientos y las trabas que, durante años, le ha impuesto el oficialismo.

El cierre tardío de los colegios empañó una jornada que había transcurrido con tranquilidad y provocó las críticas unánimes de la oposición. Pese a que el sistema electoral estaba concebido para favorecer al chavismo por diversas medidas que se han tomado durante años, el oficialismo puso toda la maquinaria a funcionar en torno a mediodía. Maduro llamó a la “ofensiva popular” para que nadie se quedara en casa. El chavismo intensificó la presión sobre su electorado cuando quedaban dos horas para el cierre de las urnas, a las seis de la tarde. Tantos los mensajes de los líderes como los que se emitían incesantemente por televisión dejaban entender que los colegios seguirían abiertos pasada la hora prevista, algo que confirmó el Consejo Nacional Electoral al prolongar el cierre al menos una hora. La ley permite que permanezcan abiertos mientras haya gente por votar. Lo que hizo el chavismo fue movilizar a la gente.

La situación no era nueva. Hace tres años, en las últimas elecciones a las que se presentó el fallecido líder bolivariano, se estima que Chávez logró 800.000 votos en horas de la tarde que terminaron por ser decisivas en la victoria final. Una situación similar se produjo meses después, cuando el opositor Henrique Capriles, que partía con una amplia ventaja, terminó derrotado de nuevo, esta vez por Nicolás Maduro. Gracias la denominada Operación Remolque consiguió arañar cerca de medio millón de votos.

Por primera vez en 17 años las encuestas, que auguraban una victoria contundente para la oposición, se cumplieron. Para tratar de evitarlo Maduro fue intensificando su discurso, hasta el punto de llegar a decir que tendrían que ganar “como sea”. No obstante, el presidente se mostró especialmente conciliador la noche previa a las elecciones; aseguró que sus declaraciones se habían malinterpretado e insistió en que reconocería los resultados, fuesen los que fuesen. De alguna forma, ponía la piedra sobre el tejado de la oposición en caso de que no consiguiesen una victoria que daban por segura. Y que ha consumado el comienzo de una nueva época en Venezuela.

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