Trump redirige hacia Hillary Clinton su estrategia de insultos
El republicano recurre a una expresión vulgar y sexista para mofarse de la demócrata
Joan Faus
Washington, El País
Hillary Clinton es el nuevo objetivo de las ofensas de Donald Trump. El magnate inmobiliario, que encabeza las encuestas de los candidatos republicanos a la Casa Blanca, desató una nueva polémica al insultar el lunes a la favorita para hacerse con la nominación demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016.
Desde que anunció su candidatura en junio, Trump ha lanzado con regularidad ataques contra la comunidad hispana y musulmana, mujeres y buena parte de sus rivales republicanos. Su retórica provocadora no ha mermado su ventaja en los sondeos. Todo lo contrario: ha hecho más atractivo su discurso entre una parte del electorado.
En un mitin en Michigan, Trump utilizó la noche del lunes un término -schlong- de jerga en yidis, referido al pene, para describir cómo Clinton perdió en 2008 la nominación demócrata ante Barack Obama pese a ser la favorita al inicio de la campaña presidencial.
La estrella televisiva también se mofó del hecho de que Clinton, en el debate televisivo del sábado de candidatos demócratas, se retrasara para volver del baño tras una pausa publicitaria. “Creí que había abandonado”, dijo Trump. “Sé dónde fue. Es asqueroso. No quiero hablar de ello”.
La campaña de la candidata demócrata, de 68 años, criticó este martes las palabras del republicano, de 69. “No vamos a responder a Trump pero debería hacerlo todo el mundo que entiende la humillación que este lenguaje causa en todas las mujeres”, escribió en Twitter la jefa de comunicación de Clinton, Jennifer Palmieri.
Trump inició el domingo su ofensiva contra Clinton al exigirle que le pidiera perdón tras afirmar, en el debate del sábado, que es el “mejor reclutador” del Estado Islámico y que, para sumar a simpatizantes, los yihadistas enseñan vídeos de Trump en que “insulta al Islam y los musulmanes”. La campaña de Clinton ha rechazado disculparse, pero ha admitido que la candidata no se refería a ningún vídeo en particular.
Hace dos semanas el republicano propuso prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos para tratar de frenar atentados yihadistas. Como en las anteriores controversias -por ejemplo, construir un muro fronterizo con México-, Trump se ha garantizado ser el foco de la atención mediática durante días y ha declinado rectificar. Trump se jacta de gastar poquísimo en publicidad, porque la publicidad ya se la hacen, y sin cobrar, las televisiones.
Lo que puede parecer una campaña caótica, con frases altisonantes e irreflexivas, es el resultado de una estudiada estrategia de un candidato “metódico y disciplinado”, según un análisis del diario The Washington Post sobre la comunicación de Trump en los últimos seis meses.
Ya sea por culpa de la inmigración o la globalización comercial, el magnate insiste constantemente en el mantra de que Estados Unidos “está perdiendo” y que es necesario un presidente como él que habla sin tapujos y tiene experiencia empresarial pero no política para “volver a hacer grande a América”.
Joan Faus
Washington, El País
Hillary Clinton es el nuevo objetivo de las ofensas de Donald Trump. El magnate inmobiliario, que encabeza las encuestas de los candidatos republicanos a la Casa Blanca, desató una nueva polémica al insultar el lunes a la favorita para hacerse con la nominación demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016.
Desde que anunció su candidatura en junio, Trump ha lanzado con regularidad ataques contra la comunidad hispana y musulmana, mujeres y buena parte de sus rivales republicanos. Su retórica provocadora no ha mermado su ventaja en los sondeos. Todo lo contrario: ha hecho más atractivo su discurso entre una parte del electorado.
En un mitin en Michigan, Trump utilizó la noche del lunes un término -schlong- de jerga en yidis, referido al pene, para describir cómo Clinton perdió en 2008 la nominación demócrata ante Barack Obama pese a ser la favorita al inicio de la campaña presidencial.
La estrella televisiva también se mofó del hecho de que Clinton, en el debate televisivo del sábado de candidatos demócratas, se retrasara para volver del baño tras una pausa publicitaria. “Creí que había abandonado”, dijo Trump. “Sé dónde fue. Es asqueroso. No quiero hablar de ello”.
La campaña de la candidata demócrata, de 68 años, criticó este martes las palabras del republicano, de 69. “No vamos a responder a Trump pero debería hacerlo todo el mundo que entiende la humillación que este lenguaje causa en todas las mujeres”, escribió en Twitter la jefa de comunicación de Clinton, Jennifer Palmieri.
Trump inició el domingo su ofensiva contra Clinton al exigirle que le pidiera perdón tras afirmar, en el debate del sábado, que es el “mejor reclutador” del Estado Islámico y que, para sumar a simpatizantes, los yihadistas enseñan vídeos de Trump en que “insulta al Islam y los musulmanes”. La campaña de Clinton ha rechazado disculparse, pero ha admitido que la candidata no se refería a ningún vídeo en particular.
Hace dos semanas el republicano propuso prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos para tratar de frenar atentados yihadistas. Como en las anteriores controversias -por ejemplo, construir un muro fronterizo con México-, Trump se ha garantizado ser el foco de la atención mediática durante días y ha declinado rectificar. Trump se jacta de gastar poquísimo en publicidad, porque la publicidad ya se la hacen, y sin cobrar, las televisiones.
Lo que puede parecer una campaña caótica, con frases altisonantes e irreflexivas, es el resultado de una estudiada estrategia de un candidato “metódico y disciplinado”, según un análisis del diario The Washington Post sobre la comunicación de Trump en los últimos seis meses.
Ya sea por culpa de la inmigración o la globalización comercial, el magnate insiste constantemente en el mantra de que Estados Unidos “está perdiendo” y que es necesario un presidente como él que habla sin tapujos y tiene experiencia empresarial pero no política para “volver a hacer grande a América”.