Roma lucha contra sus demonios a las puertas del Jubileo
Roma, Reuters
Roma se prepara para la llegada de millones de peregrinos para el Jubileo católico que autoridades esperan pueda revitalizar una ciudad plagada de escándalos, pero que amenaza ser más un dolor de cabeza que una ayuda.
El Papa Francisco sorprendió a Italia al anunciar en marzo que el Jubileo, uno de los eventos más importantes de la Iglesia Católica, comenzaría el 8 de diciembre. Durante los 12 meses del Jubileo, los católicos que llegan a la Ciudad Eterna pueden recibir el perdón, que, creen, podría acelerar su pasaje al cielo.
Sin embargo, antes de que puedan pensar en el paraíso, tendrán que navegar los muchos obstáculos que Roma les presentará en el camino, incluidos atascos de tráfico, un decadente sistema público de trabajo y una seguridad reforzada.
El Vaticano dice que alrededor de 25 millones de personas llegaron a Roma para el último Jubileo, en el 2000, y políticos locales vieron la sorpresiva celebración como una oportunidad para obtener fondos del gobierno central y arreglar la cada vez más arruinada ciudad.
Pero esta vez, la ciudad ha tenido apenas unos meses para prepararse. Los ya caóticos preparativos quedaron sumidos en el caos en octubre cuando el alcalde de Roma Ignazio Marino fue obligado a renunciar por un escándalo de gastos no relacionado con el Jubileo.
Todo su equipo tuvo que renunciar con él, lo que significó que a apenas semanas del comienzo del Jubileo la ciudad quedó sin timón. El gobierno nacional envió un grupo de burócratas para arreglar la situación.
Cuando se hicieron cargo, ninguno de los proyectos relacionados con el Jubileo, como la reparación de las calles repletas de pozos, había empezado.
Los italianos tienen fama de comenzar a nadar rápido cuando el agua les llega a la garganta y aún así se salvan de ahogarse. Por lo que, pese al lento comienzo, los nuevos jefes de la ciudad dicen que estarán a la altura del desafío.
"Esta es una prueba que por supuesto debemos aprobar, y que aprobaremos", dijo el comisionado de Roma, Francesco Paolo Tronca, en una conferencia de prensa convocada para mostrar un centro de seguridad que supervisará el mantenimiento del orden desde la zona centro-sur de Roma.
TEMORES POR MILICIANOS
Los ataques del 13 de noviembre en París, en los que murieron 130 personas, dejaron de manifiesto la vulnerabilidad de las ciudades europeas a ataques de milicianos y forzaron a las autoridades italianas a reforzar apresuradamente sus planes de seguridad para el Año Santo.
El grupo extremista Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad de la matanza en París y en un video amenazó con "invadir Roma".
La pequeña Ciudad del Vaticano tiene 110 guardias suizos que protegen al Papa. La protección de los peregrinos recaerá en gran parte en Italia y el ministro del Interior Angelino Alfano prometió poner 700 soldados adicionales en la calle para apoyar a la policía y contratar más personal el próximo verano boreal.
Los fieles deberán pasar a través de detectores de metal en su camino a la Plaza de San Pedro, y se utilizarán drones de vigilancia, además de una zona de exclusión aérea, sobre los terrenos papales durante las celebraciones del Jubileo.
Autoridades admiten que incluso esto no sería suficiente.
"El riesgo de terrorismo nunca será cero, pero estamos trabajando para obtener el nivel de seguridad que la gente requiere", dijo Franco Gabrielli, jefe de las operaciones de seguridad de la ciudad.
Si bien algunos prevén hasta 33 millones de personas, varias autoridades creen que la cifra será de unos 13 millones de visitantes, casi lo mismo que un año normal. Los hoteleros dicen que las reservas han sido bajas y algunos recibieron cancelaciones tras los ataques en París.
PROYECTOS
Los gobiernos locales y el nacional prometieron 250 millones de euros (264,3 millones de dólares) para el evento, lejos de los 1.800 millones de euros gastados para el Jubileo del 2000 cuando las finanzas públicas eran más robustas.
La ciudad tiene 31 proyectos, incluyendo arreglo de pavimento y parques, renovación de baños públicos y nueva iluminación en los puentes de la ciudad.
La oficina del comisionado espera que algunos estén listos para el 8 de diciembre, cuando el Papa abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro para comenzar el Jubileo. La mayoría estarán terminados para fines de enero del 2016, cuando las Puertas Santas de las tres basílicas principales de Roma hayan sido "derribadas" en tres ceremonias separadas.
Francisco, que dice que quiere que los 1.200 millones de fieles sean más misericordiosos y menos rígidos con los pecadores, afirmó que su Jubileo será una ocasión para que la Iglesia redescubra la necesidad de perdonar y ser generosa.
Pero grupos de consumidores dicen que las autoridades necesitan perdonar menos el manejo de conductores de taxis ilegales, carteristas y oportunistas locales que sin duda intentarán sacar ventaja del Año Santo.
Como un primer paso, las personas que se vestían como centuriones romanos, con frecuencia criticados por sus tácticas agresivas al pedir un pago a los turistas por su fotografía, fueron prohibidas en los alrededores del Coliseo porque la ciudad dice que dañan su "respetabilidad".
Roma se prepara para la llegada de millones de peregrinos para el Jubileo católico que autoridades esperan pueda revitalizar una ciudad plagada de escándalos, pero que amenaza ser más un dolor de cabeza que una ayuda.
El Papa Francisco sorprendió a Italia al anunciar en marzo que el Jubileo, uno de los eventos más importantes de la Iglesia Católica, comenzaría el 8 de diciembre. Durante los 12 meses del Jubileo, los católicos que llegan a la Ciudad Eterna pueden recibir el perdón, que, creen, podría acelerar su pasaje al cielo.
Sin embargo, antes de que puedan pensar en el paraíso, tendrán que navegar los muchos obstáculos que Roma les presentará en el camino, incluidos atascos de tráfico, un decadente sistema público de trabajo y una seguridad reforzada.
El Vaticano dice que alrededor de 25 millones de personas llegaron a Roma para el último Jubileo, en el 2000, y políticos locales vieron la sorpresiva celebración como una oportunidad para obtener fondos del gobierno central y arreglar la cada vez más arruinada ciudad.
Pero esta vez, la ciudad ha tenido apenas unos meses para prepararse. Los ya caóticos preparativos quedaron sumidos en el caos en octubre cuando el alcalde de Roma Ignazio Marino fue obligado a renunciar por un escándalo de gastos no relacionado con el Jubileo.
Todo su equipo tuvo que renunciar con él, lo que significó que a apenas semanas del comienzo del Jubileo la ciudad quedó sin timón. El gobierno nacional envió un grupo de burócratas para arreglar la situación.
Cuando se hicieron cargo, ninguno de los proyectos relacionados con el Jubileo, como la reparación de las calles repletas de pozos, había empezado.
Los italianos tienen fama de comenzar a nadar rápido cuando el agua les llega a la garganta y aún así se salvan de ahogarse. Por lo que, pese al lento comienzo, los nuevos jefes de la ciudad dicen que estarán a la altura del desafío.
"Esta es una prueba que por supuesto debemos aprobar, y que aprobaremos", dijo el comisionado de Roma, Francesco Paolo Tronca, en una conferencia de prensa convocada para mostrar un centro de seguridad que supervisará el mantenimiento del orden desde la zona centro-sur de Roma.
TEMORES POR MILICIANOS
Los ataques del 13 de noviembre en París, en los que murieron 130 personas, dejaron de manifiesto la vulnerabilidad de las ciudades europeas a ataques de milicianos y forzaron a las autoridades italianas a reforzar apresuradamente sus planes de seguridad para el Año Santo.
El grupo extremista Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad de la matanza en París y en un video amenazó con "invadir Roma".
La pequeña Ciudad del Vaticano tiene 110 guardias suizos que protegen al Papa. La protección de los peregrinos recaerá en gran parte en Italia y el ministro del Interior Angelino Alfano prometió poner 700 soldados adicionales en la calle para apoyar a la policía y contratar más personal el próximo verano boreal.
Los fieles deberán pasar a través de detectores de metal en su camino a la Plaza de San Pedro, y se utilizarán drones de vigilancia, además de una zona de exclusión aérea, sobre los terrenos papales durante las celebraciones del Jubileo.
Autoridades admiten que incluso esto no sería suficiente.
"El riesgo de terrorismo nunca será cero, pero estamos trabajando para obtener el nivel de seguridad que la gente requiere", dijo Franco Gabrielli, jefe de las operaciones de seguridad de la ciudad.
Si bien algunos prevén hasta 33 millones de personas, varias autoridades creen que la cifra será de unos 13 millones de visitantes, casi lo mismo que un año normal. Los hoteleros dicen que las reservas han sido bajas y algunos recibieron cancelaciones tras los ataques en París.
PROYECTOS
Los gobiernos locales y el nacional prometieron 250 millones de euros (264,3 millones de dólares) para el evento, lejos de los 1.800 millones de euros gastados para el Jubileo del 2000 cuando las finanzas públicas eran más robustas.
La ciudad tiene 31 proyectos, incluyendo arreglo de pavimento y parques, renovación de baños públicos y nueva iluminación en los puentes de la ciudad.
La oficina del comisionado espera que algunos estén listos para el 8 de diciembre, cuando el Papa abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro para comenzar el Jubileo. La mayoría estarán terminados para fines de enero del 2016, cuando las Puertas Santas de las tres basílicas principales de Roma hayan sido "derribadas" en tres ceremonias separadas.
Francisco, que dice que quiere que los 1.200 millones de fieles sean más misericordiosos y menos rígidos con los pecadores, afirmó que su Jubileo será una ocasión para que la Iglesia redescubra la necesidad de perdonar y ser generosa.
Pero grupos de consumidores dicen que las autoridades necesitan perdonar menos el manejo de conductores de taxis ilegales, carteristas y oportunistas locales que sin duda intentarán sacar ventaja del Año Santo.
Como un primer paso, las personas que se vestían como centuriones romanos, con frecuencia criticados por sus tácticas agresivas al pedir un pago a los turistas por su fotografía, fueron prohibidas en los alrededores del Coliseo porque la ciudad dice que dañan su "respetabilidad".