Putin trata de ocultar los problemas internos con la guerra contra el terror

El presidente ruso lanza rotundas amenazas durante el discurso del estado de la nación

Pilar Bonet
Moscú, El País
La lucha contra el terrorismo y la irritación obsesiva contra los líderes de Turquía dominaron este jueves la atención del presidente ruso Vladímir Putin en su discurso anual sobre el estado de la nación rusa, ante las dos cámaras del Parlamento y la élite dirigente. El mandatario ruso no ofreció soluciones para los graves problemas económicos y sociales acumulados debido a la guerra de sanciones con Occidente y evitó referirse a sus problemáticas relaciones con esta parte del mundo por la política del Kremlin en Ucrania.


El jefe del Estado inició su intervención de una hora con unos instantes de silencio por los militares rusos muertos en Siria y la expresión de “agradecimiento” a los uniformados por su labor contra el terrorismo. Putin repitió muchas veces la palabra “terrorismo”, sin ponerle calificativos ni etiquetar a ningún grupo concreto con ella. En la pomposa sala de San Jorge del Kremlin se sentaban este año los pilotos rusos combatientes en Siria, además de Elena Peshkova e Irina Pozynich, las viudas del coronel de aviación y el infante de Marina, respectivamente, que perecieron el 24 de noviembre tras el derribo por parte de Turquía de un caza ruso en la frontera con Siria.

“Hay que crear un nuevo poderoso puño, un frente antiterrorista único bajo la égida de la ONU”, dijo Putin, según el cual “en la lucha contra el terrorismo Rusia ha demostrado su extrema responsabilidad y liderazgo”. El jefe del Estado comparó la situación actual en relación con el terrorismo con la falta de deseo de luchar contra el nazismo antes de la Segunda Guerra Mundial. “Hoy no tenemos derecho a permitir que un nuevo oscurantismo consiga sus fines”, afirmó.

“Los insurgentes en Siria suponen un peligro especial”, pues “reciben dinero y armas y acumulan fuerzas. Si se fortalecen y vencen ahí, inevitablemente vendrán aquí. Estamos obligados a enfrentarnos y a aniquilarlos a distancia y por eso se tomó la decisión de actuar, basada en la petición legítima de las autoridades sirias”, afirmó sobre los bombardeos rusos en Siria.
Protestas en Crimea

Sobre Turquía, Putin dijo no tener intención “de amenazar con las armas” a ese país, pero agregó: “Si alguien piensa que después de asesinar a nuestra gente, va a librarse solo con [el veto a la importación de] tomates o restricciones en otras ramas, le recordaremos lo que han hecho y lamentarán más de una vez lo sucedido. Y sabemos lo que hay que hacer para ello”. “Parte de la directiva turca actual tiene responsabilidad directa en la muerte de nuestros soldados en Siria”, sentenció.
Fracasa la cita con Turquía

Rusia y Turquía no han resuelto aún su conflicto por el derribo del avión ruso, admitió este jueves el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, tras su reunión en Belgrado (Serbia) con su homólogo ruso, Sergéi Lavrov. “La conversación se hizo de forma madura, como corresponde a dos ministros de Exteriores. El tema sigue estando candente. En un primer encuentro no se pueden superar estos problemas”, dijo Çavusoglu a CNNTürk.

“Estábamos dispuestos a colaborar con Turquía en los temas más sensibles y a ir más lejos que sus propios aliados. Solo Alá sabe por qué lo hicieron y, por lo visto, Alá decidió castigar a la pandilla gobernante en Turquía, privándola de la razón”, lanzó Putin y el auditorio aplaudió sus insultos.

Para pronunciar su discurso anual, el jefe del Estado había regresado a Moscú de madrugada desde la anexionada Crimea, donde puso en marcha una línea de electricidad submarina por el estrecho de Kerch, instalada por una empresa china y destinada a compensar parte del crítico déficit ocasionado por el corte del suministro desde Ucrania. Los problemas de electricidad en Crimea, que provocaron protestas en Sebastopol, son solo uno de los múltiples frentes con los que tiene que habérselas Putin.

El dirigente se refirió de pasada a la corrupción y algunos advirtieron que las cámaras de la televisión estatal, en un guiño casual o no, enfocaron al fiscal general, Yuri Chaika, contra cuyos hijos pesan graves acusaciones de corrupción que involucran a funcionarios de la fiscalía y criminales convictos. El Kremlin no ha reaccionado a los cargos formulados por el político Alexéi Navalni, cuya película sobre la supuesta corrupción de la familia Chaika ha sido vista por más de 1,3 millones de personas a los tres días de circular por Internet.

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