Multitudinaria despedida al cardenal Terrazas
El repique de campanas y el llanto de miles de personas, con pañuelos blancos en las manos, en plaza 24 de Septiembre, dieron el último adiós al cardenal Julio Terrazas Sandoval, antes de su entierro en una cripta en la Catedral de Santa Cruz, donde también otros obispos fueron enterrados.
A las 15.00 se cerraron las puertas de la Basílica Menor de San Lorenzo, para poder preparar el cuerpo de Terrazas. Posteriormente, a las 5.30 se dio inicio a la eucaristía final y misa de cuerpo presente, que fue celebrada por el arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, en el atrio de la Catedral.
En la última misa concelebrada por los obispos, el arzobispo Gualberti leyó un perfil del primer cardenal boliviano fallecido la noche del miércoles y que hoy fue enterrado.
Agradeció a la población por sus oraciones. "Querido pueblo de Santa Cruz que nos ha conmovido con sus cadenas de oración durante la enfermedad del cardenal, gracias y que Dios los bendiga".
El Arzobispo también agradeció a los médicos y enfermeros que cuidaron la salud del cardenal, en el tiempo que estuvo enfermo, a la gente que trabajó en su casa y a todos los seguidores que lo acompañaron a lo largo de la vida.
El presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), monseñor Ricardo Centellas, reconoció las enseñanzas del purpurado. "Gracias Julio, por todo lo que has hecho por nosotros”. Cerró su participación un clamor: "Te pido que sigas acompañándonos".
En la eucaristía se encendió el cirio pascual y al finalizar la misa se hizo un recorrido alrededor de la Plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz, donde una gran multitud de fieles despidieron con lágrimas y profundo pesar.
También se hizo un minuto de silencio, el toque del clarín y el replique de las campanas de 600 templos católicos de la capital cruceña. Luego se ingresó a la Catedral donde participaron sacerdotes, obispos, familia y autoridades de una misa.
Se esperó la llegada del presidente Evo Morales, sin embargo, al mediodía se hizo presente el vicepresidente Álvaro García Linera, quien participó de la penúltima ceremonia religiosa que fue abierta al público. Luego del entierro, las puertas de la Catedral fueron cerradas hasta el día domingo.