Mestalla frena al Barça
Se adelantó con un gol en fuera de juego de Suárez y tras no acertar a sentenciar dio vida a un Valencia plagado de bajas. Santi Mina empató en una contra en el 85'.
Valencia, As
La justicia es una señora ciega con una espada que ayer se paseó por Mestalla. Por juego, mereció el Barcelona llevarse los puntos, especialmente en una primera parte en la que los culés aplastaron al Valencia, pero en la que fueron un desastre en la finalización ante el esfuerzo titánico de los locales para achicar agua. En el segundo tiempo, sin merecerlo tanto, el Barça se adelantó con un gol de Suárez en fuera de juego. Por poco, pero fuera de juego. Y cuando parecía que el partido estaba decidido, el Valencia recuperó su orgullo y en un contragolpe de libro empató el partido.
Llegamos por tanto a la conclusión de que fue un encuentro en el que todo el mundo tiene motivos para volver a casa enfadado o satisfecho. En todo, caso, un gran partido en el que el Barça se condenó por sus errores al principio, en el que el Valencia dio una lección de compromiso teniendo en cuenta lo que Voro tenía a su disposición (por cierto, que alguien me explique para que llega Neville si tienen a Voro) y en el que Mestalla volvió a creer en los suyos.
El Barça se marcó una primera parte casi perfecta en la que la perfección no se alcanzó a causa de los errores ante la portería de Jaume totalmente impropios de una delantera como la culé, que disfrutó de hasta siete ocasiones para batir la portería local. Neymar era un diablo que llevaba a maltraer a Vezo y se hartaba de regalar balones de esos de “toma y empújala” a un Messi negado de cara a gol. El argentino más que chutar a portería, en Mestalla se dedicó a calentar al portero. Todo esférico que impulsó a la portería, a excepción de una falta en el tramo final, era recogido mansamente por el portero valenciano.
Resistió el Valencia la primera parte como los habitantes de Sagunto el asedio de Anibal. Con Gayà, Abdennour y Santos multiplicándose para evitar el gol barcelonista, que por lo que parece debía de ser de esos de entrar en la portería con la pelota controlada. Tanto churrigueresco de área acabó por pasarle factura al equipo catalán.
El Valencia se parapetó desde el principio en defensa dispuesto a sufrir y teniendo como aliado a un césped de esos que ponían a Xavi del tomate. Mestalla estaba como para que se te cayera una moneda al suelo. No la encontrabas ni loco entre la maleza.
En la segunda parte el Barcelona logró adelantarse en la primera jugada en la que sus delanteros no se dedicaron a mirarse y a pensar a que amigote le tenían que regalar el gol. Messi habilitó a Suárez y éste, que partió en fuera de juego por media suela de su bota, aguantó la embestida de Abdennour y fusiló sin contemplaciones al portero valencianista.
Con el partido teóricamente visto para sentencia la diferencia estuvo en los banquillos. Voro hizo cambios y Luis Enrique se enrocó en el once titular y por ahí se le empezó a ir el triunfo a los barcelonistas.
A los 78 minutos de partido Bravo paró el primer balón que el Valencia, De Paul, le enviaba entre los tres palos y siete minutos después un contragolpe perfecto de los locales en el que Alcácer se rifó a Piqué y a Mascherano en un control delicioso de balón le sirvió a Santi Mina para lograr un empate que después de todo lo vivido parecía lo más justo. El Barça tuvo su momento en la primera parte para decidir pero resucitó a un Valencia que fue todo corazón. La señora de la venda en los ojos y la espada se fue contenta a casa.
Valencia, As
La justicia es una señora ciega con una espada que ayer se paseó por Mestalla. Por juego, mereció el Barcelona llevarse los puntos, especialmente en una primera parte en la que los culés aplastaron al Valencia, pero en la que fueron un desastre en la finalización ante el esfuerzo titánico de los locales para achicar agua. En el segundo tiempo, sin merecerlo tanto, el Barça se adelantó con un gol de Suárez en fuera de juego. Por poco, pero fuera de juego. Y cuando parecía que el partido estaba decidido, el Valencia recuperó su orgullo y en un contragolpe de libro empató el partido.
Llegamos por tanto a la conclusión de que fue un encuentro en el que todo el mundo tiene motivos para volver a casa enfadado o satisfecho. En todo, caso, un gran partido en el que el Barça se condenó por sus errores al principio, en el que el Valencia dio una lección de compromiso teniendo en cuenta lo que Voro tenía a su disposición (por cierto, que alguien me explique para que llega Neville si tienen a Voro) y en el que Mestalla volvió a creer en los suyos.
El Barça se marcó una primera parte casi perfecta en la que la perfección no se alcanzó a causa de los errores ante la portería de Jaume totalmente impropios de una delantera como la culé, que disfrutó de hasta siete ocasiones para batir la portería local. Neymar era un diablo que llevaba a maltraer a Vezo y se hartaba de regalar balones de esos de “toma y empújala” a un Messi negado de cara a gol. El argentino más que chutar a portería, en Mestalla se dedicó a calentar al portero. Todo esférico que impulsó a la portería, a excepción de una falta en el tramo final, era recogido mansamente por el portero valenciano.
Resistió el Valencia la primera parte como los habitantes de Sagunto el asedio de Anibal. Con Gayà, Abdennour y Santos multiplicándose para evitar el gol barcelonista, que por lo que parece debía de ser de esos de entrar en la portería con la pelota controlada. Tanto churrigueresco de área acabó por pasarle factura al equipo catalán.
El Valencia se parapetó desde el principio en defensa dispuesto a sufrir y teniendo como aliado a un césped de esos que ponían a Xavi del tomate. Mestalla estaba como para que se te cayera una moneda al suelo. No la encontrabas ni loco entre la maleza.
En la segunda parte el Barcelona logró adelantarse en la primera jugada en la que sus delanteros no se dedicaron a mirarse y a pensar a que amigote le tenían que regalar el gol. Messi habilitó a Suárez y éste, que partió en fuera de juego por media suela de su bota, aguantó la embestida de Abdennour y fusiló sin contemplaciones al portero valencianista.
Con el partido teóricamente visto para sentencia la diferencia estuvo en los banquillos. Voro hizo cambios y Luis Enrique se enrocó en el once titular y por ahí se le empezó a ir el triunfo a los barcelonistas.
A los 78 minutos de partido Bravo paró el primer balón que el Valencia, De Paul, le enviaba entre los tres palos y siete minutos después un contragolpe perfecto de los locales en el que Alcácer se rifó a Piqué y a Mascherano en un control delicioso de balón le sirvió a Santi Mina para lograr un empate que después de todo lo vivido parecía lo más justo. El Barça tuvo su momento en la primera parte para decidir pero resucitó a un Valencia que fue todo corazón. La señora de la venda en los ojos y la espada se fue contenta a casa.