La crisis política de su socio estratégico inquieta a Macri

El argentino necesita un gobierno fuerte en Brasil para acompañarle en el giro que pretende dar a la política sudamericana e impulsar el acuerdo con la UE

Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Mauricio Macri llegará a Brasilia hoy en el peor momento posible, con la presidenta, Dilma Rousseff, en medio de una gravísima crisis política que amenaza con su caída. Macri de momento ha decidido mantener el viaje, el primero que hace fuera de Argentina desde que ganó las elecciones e incluso antes de asumir su mandato, como un gesto de apoyo político a Rousseff. El presidente electo argentino está preocupado por la crisis política en Brasil, según fuentes del macrismo, porque necesita un Gobierno fuerte en el país vecino para negociar con él el giro que pretende darle a la política sudamericana y sobre todo para promover el acuerdo de Mercosur con la Unión Europea que se negocia sin avances desde hace 20 años.


“Tenemos un compromiso con Brasil, ya lo dijimos en campaña. Es nuestro socio estratégico”, señala Fulvio Pompeo, el hombre clave del futuro presidente para las relaciones internacionales. Macri dejó claro desde el primer día que él iba a viajar a Brasilia como primera medida porque lo más importante en su política exterior es la relación con el gran gigante económico del sur. En el diseño político que tiene Macri en la cabeza Brasil y Argentina son dentro del Mercosur como Alemania y Francia dentro de la UE, los dos motores políticos y económicos condenados a entenderse al margen de las ideologías de sus Gobiernos.

Macri ya ha mantenido conversaciones con dirigentes europeos sobre el proceso de negociación UE-Mercosur

Macri ya ha mantenido conversaciones con dirigentes europeos a los que les ha trasladado su intención de revitalizar el proceso de negociación UE-Mercosur y facilitar la apertura hacia la Alianza del Pacífico. Ahí cree contar con el apoyo de Brasil pero necesita que el Gobierno de Brasilia, sea el de Rousseff o el de otra persona, esté fuerte internamente como para poder dar ese paso.

Rousseff y Lula da Silva trabajaron mucho para evitar la victoria de Macri pero ahora todo eso parece olvidado y el argentino está empeñado en trabar una intensa relación con la presidenta brasileña. Por eso inquieta tanto este momento de debilidad.

Macri tiene dos asuntos clave en la agenda de su viaje a Brasilia: la negociación del acuerdo UE-Mercosur, que estaba bloqueado precisamente por reticencias argentinas —y también de socios de la UE, en especial Alemania— y la cuestión de Venezuela. Ahí también Macri necesita a una Rousseff fuerte para que pueda vencer las reticencias dentro de su partido y alejarse de Nicolás Maduro. El argentino ya sabe que la brasileña no le va a apoyar en su intención de promover la aplicación de la cláusula democrática en Mercosur contra Venezuela, pero sí confía en que ella consolide un alejamiento de Maduro más discreto pero profundo.

Macri ve que la política económica brasileña ya ha dado un giro hacia posiciones más liberales, incluso que es la que él está dispuesto a promover en Argentina y quiere aprovechar el momento para dar un cambio total al rumbo de la política latinoamericana de la mano de Brasil. Para eso necesita que Rousseff supere su crisis cuanto antes o sea sustituida.

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