Kirchner y Macri, a gritos por la ceremonia de traspaso de poderes
“Tuve que recordarle que soy una mujer y que no me tratara de esa forma”, asegura la presidenta sobre su sucesor
Carlos E. Cué
El traspaso de poder en Argentina después de 12 años de kirchnerismo será cualquier cosa menos tranquilo. Después de una semana de enorme tensión, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, a la que le quedan horas en el poder -hasta el jueves- ha ofrecido su versión de una durísima conversación telefónica con su sucesor, el liberal Mauricio Macri. Y lo ha hecho en tono descarnado. Según su relato, publicado en internet para que lo lean todos los argentinos, Macri llegó a gritar. Incluso asegura que tuvo que recordarle que ella era una mujer y él un hombre y exigirle que la tratara con más respeto.
Toda la batalla se produce porque ambos no logran ponerse de acuerdo en el momento y el lugar en que, el jueves, la presidenta debe entregar a su sucesor la banda y el bastón presidencial, un gesto simbólico que sin duda pasará a la historia y quedará en la memoria de los argentinos. Macri quiere hacerlo en la Casa Rosada, sin público, de forma controlada. Era la tradición. Fernández de Kirchner quiere entregarla en el Congreso, con las tribunas llenas de kirchneristas con cánticos peronistas y la plaza repleta de fieles de su movimiento. No hay acuerdo y todo puede pasar el jueves.
El tono del texto de la presidenta da idea de hasta qué punto llega el enfrentamiento. “El presidente electo comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle bastón y banda presidenciales en la Casa Rosada porque era “su ceremonia" y que si no lo hacía como él decía ¡La Corte Suprema de Justicia de La Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado”, escribe Fernández de Kirchner.
“Debo confesar que me sorprendió la exaltada -eufemismo de gritos- verborragia de presidente electo. Cuando logré que me dejara hablar -debe parecerles raro- pero quien hablaba del otro lado del teléfono parecía otra persona totalmente distinta a la que aparece en los medios e inclusive con la que he tenido algunas charlas. A tal punto que en un momento tuve que recordarle que más allá de nuestras investiduras, el era un hombre y yo una mujer y que no corresponde que me tratara de esa forma”, insiste.
La presidenta entra en todo tipo de detalles de la conversación y se muestra dolida porque ella, desde su visión, está convencida de que está poniendo mucho de su parte para hacer una transición tranquila. Incluso llega a comentar que ha ordenado cambiar las flores de la residencia presidencial, que a partir del jueves ocupará Macri, para plantar otras amarillas, el color del partido del nuevo presidente. “Si hasta para recibirlo como un gesto más de cordialidad, va a poder observar cuando ingrese a Olivos que los canteros del parque que rodean el espejo de agua frente al chalet presidencial están recién sembrados de flores de un solo color: amarillo el color preferido del presidente electo. Quedaron muy lindas y en unas semanas más van a lucir aún mejor, cuando florezcan en todo su esplendor”, escribe.
Fernández de Kirchner llega a apelar incluso a su viudez. “La autoridad, no la imagen, no se logra en una ceremonia de trasmisión de mando y mucho menos gritándole a una mujer por teléfono. Una mujer que además de estar sola quiere entregar el mando a quien ha tenido el honor de ser elegido presidente de todos los argentinos y hacerlo en el marco constitucional que significa la Asamblea Legislativa, que sintetiza la soberanía popular y la representación federal de un estado democrático”, insiste.
Macri no admite que la conversación fuera a gritos aunque sí ha reconocido que le explicó que va a tener que adaptarse a lo que él decida porque según la interpretación de los juristas de su grupo él es presidente desde las 00.01 del jueves y por tanto puede tomar las decisiones para hacer la ceremonia de sucesión como crean conveniente, en este caso como era tradicional: primero en el Congreso y después en la Casa Rosada, y no todo en el Congreso. "Es triste que la presidenta falte a la verdad", la contestó la que será vicepresidenta de Macri, Gabriela Michetti. "Mauricio Macri no es un hombre que falte al respeto a nadie. Es una persona muy educada, a quien nunca hemos escuchado subiendo el tono de voz", asegura.
En realidad, y pese a su tono dolido, Fernández de Kirchner ha dado muchas muestras desde el primer día de la derrota electoral de que no se lo va a poner fácil a Macri. La sucesión está siendo muy complicada y ella es la que más difícil lo ha puesto, negándose incluso a que se realice una fotografía simbólica de su primer encuentro. El presidente electo también está en guerra y se ha lanzado contra su sucesora: “podía salir por la puerta grande y ha decidido hacerlo por la chica”.
La batalla no es sólo simbólica. Macri ganó con menos del 52% de los votos y el peronismo está en plena guerra interna para ver quién controla una oposición que se antoja muy dura desde el primer momento. Fernández de Kirchner se mueve para ser un actor protagonista en esa oposición, si no la líder, y el candidato, Daniel Scioli, queda cada vez más desdibujado en esta batalla. La presidenta tiene que dar una batalla interna feroz dentro del peronismo con los gobernadores que ya quieren romper con el kirchnerismo y este tipo de gestos de autoridad, aunque hunden su imagen en el sector más antikirchnerista, puede consolidarla como la gran resistente frente al macrismo.
De fondo se juega por tanto una batalla política importante y por eso ni ella ni Macri quieren ceder. También cuenta el estilo y el carácter de Fernández de Kirchner, que siempre va al choque, no deja de dar ninguna batalla y lleva 20 años en el poder, primero en la provincia patagónica de Santa Cruz y después en Argentina.
Un detalle del texto que ha publicado demuestra hasta qué punto quiere controlar cada minuto y ahora tiene que acostumbrarse a no tener un avión oficial a su disposición por primera vez en 20 años. “La que suscribe quiere hacerlo [entregar el bastón y la banda] cuanto antes para poder viajar a Santa Cruz porque el vuelo regular de Aerolíneas Argentinas a Río Gallegos sale a las 15hs y no me va a esperar. Quiero estar en la jura de Alicia Kirchner como Gobernadora de Santa Cruz, ya que postergó su asunción hasta las 20hs para que pudiera asistir”. Alicia es su cuñada y acaba de ser elegida en la provincia donde empezó el poder de los Kirchner y donde se refugiarán para tratar de volver al poder en el futuro. Macri asume el poder del jueves. Ya ha visto que no le van a conceder ni un milímetro. No habrá 100 días. Ni siquiera uno.
Carlos E. Cué
El traspaso de poder en Argentina después de 12 años de kirchnerismo será cualquier cosa menos tranquilo. Después de una semana de enorme tensión, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, a la que le quedan horas en el poder -hasta el jueves- ha ofrecido su versión de una durísima conversación telefónica con su sucesor, el liberal Mauricio Macri. Y lo ha hecho en tono descarnado. Según su relato, publicado en internet para que lo lean todos los argentinos, Macri llegó a gritar. Incluso asegura que tuvo que recordarle que ella era una mujer y él un hombre y exigirle que la tratara con más respeto.
Toda la batalla se produce porque ambos no logran ponerse de acuerdo en el momento y el lugar en que, el jueves, la presidenta debe entregar a su sucesor la banda y el bastón presidencial, un gesto simbólico que sin duda pasará a la historia y quedará en la memoria de los argentinos. Macri quiere hacerlo en la Casa Rosada, sin público, de forma controlada. Era la tradición. Fernández de Kirchner quiere entregarla en el Congreso, con las tribunas llenas de kirchneristas con cánticos peronistas y la plaza repleta de fieles de su movimiento. No hay acuerdo y todo puede pasar el jueves.
El tono del texto de la presidenta da idea de hasta qué punto llega el enfrentamiento. “El presidente electo comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle bastón y banda presidenciales en la Casa Rosada porque era “su ceremonia" y que si no lo hacía como él decía ¡La Corte Suprema de Justicia de La Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado”, escribe Fernández de Kirchner.
“Debo confesar que me sorprendió la exaltada -eufemismo de gritos- verborragia de presidente electo. Cuando logré que me dejara hablar -debe parecerles raro- pero quien hablaba del otro lado del teléfono parecía otra persona totalmente distinta a la que aparece en los medios e inclusive con la que he tenido algunas charlas. A tal punto que en un momento tuve que recordarle que más allá de nuestras investiduras, el era un hombre y yo una mujer y que no corresponde que me tratara de esa forma”, insiste.
La presidenta entra en todo tipo de detalles de la conversación y se muestra dolida porque ella, desde su visión, está convencida de que está poniendo mucho de su parte para hacer una transición tranquila. Incluso llega a comentar que ha ordenado cambiar las flores de la residencia presidencial, que a partir del jueves ocupará Macri, para plantar otras amarillas, el color del partido del nuevo presidente. “Si hasta para recibirlo como un gesto más de cordialidad, va a poder observar cuando ingrese a Olivos que los canteros del parque que rodean el espejo de agua frente al chalet presidencial están recién sembrados de flores de un solo color: amarillo el color preferido del presidente electo. Quedaron muy lindas y en unas semanas más van a lucir aún mejor, cuando florezcan en todo su esplendor”, escribe.
Fernández de Kirchner llega a apelar incluso a su viudez. “La autoridad, no la imagen, no se logra en una ceremonia de trasmisión de mando y mucho menos gritándole a una mujer por teléfono. Una mujer que además de estar sola quiere entregar el mando a quien ha tenido el honor de ser elegido presidente de todos los argentinos y hacerlo en el marco constitucional que significa la Asamblea Legislativa, que sintetiza la soberanía popular y la representación federal de un estado democrático”, insiste.
Macri no admite que la conversación fuera a gritos aunque sí ha reconocido que le explicó que va a tener que adaptarse a lo que él decida porque según la interpretación de los juristas de su grupo él es presidente desde las 00.01 del jueves y por tanto puede tomar las decisiones para hacer la ceremonia de sucesión como crean conveniente, en este caso como era tradicional: primero en el Congreso y después en la Casa Rosada, y no todo en el Congreso. "Es triste que la presidenta falte a la verdad", la contestó la que será vicepresidenta de Macri, Gabriela Michetti. "Mauricio Macri no es un hombre que falte al respeto a nadie. Es una persona muy educada, a quien nunca hemos escuchado subiendo el tono de voz", asegura.
En realidad, y pese a su tono dolido, Fernández de Kirchner ha dado muchas muestras desde el primer día de la derrota electoral de que no se lo va a poner fácil a Macri. La sucesión está siendo muy complicada y ella es la que más difícil lo ha puesto, negándose incluso a que se realice una fotografía simbólica de su primer encuentro. El presidente electo también está en guerra y se ha lanzado contra su sucesora: “podía salir por la puerta grande y ha decidido hacerlo por la chica”.
La batalla no es sólo simbólica. Macri ganó con menos del 52% de los votos y el peronismo está en plena guerra interna para ver quién controla una oposición que se antoja muy dura desde el primer momento. Fernández de Kirchner se mueve para ser un actor protagonista en esa oposición, si no la líder, y el candidato, Daniel Scioli, queda cada vez más desdibujado en esta batalla. La presidenta tiene que dar una batalla interna feroz dentro del peronismo con los gobernadores que ya quieren romper con el kirchnerismo y este tipo de gestos de autoridad, aunque hunden su imagen en el sector más antikirchnerista, puede consolidarla como la gran resistente frente al macrismo.
De fondo se juega por tanto una batalla política importante y por eso ni ella ni Macri quieren ceder. También cuenta el estilo y el carácter de Fernández de Kirchner, que siempre va al choque, no deja de dar ninguna batalla y lleva 20 años en el poder, primero en la provincia patagónica de Santa Cruz y después en Argentina.
Un detalle del texto que ha publicado demuestra hasta qué punto quiere controlar cada minuto y ahora tiene que acostumbrarse a no tener un avión oficial a su disposición por primera vez en 20 años. “La que suscribe quiere hacerlo [entregar el bastón y la banda] cuanto antes para poder viajar a Santa Cruz porque el vuelo regular de Aerolíneas Argentinas a Río Gallegos sale a las 15hs y no me va a esperar. Quiero estar en la jura de Alicia Kirchner como Gobernadora de Santa Cruz, ya que postergó su asunción hasta las 20hs para que pudiera asistir”. Alicia es su cuñada y acaba de ser elegida en la provincia donde empezó el poder de los Kirchner y donde se refugiarán para tratar de volver al poder en el futuro. Macri asume el poder del jueves. Ya ha visto que no le van a conceder ni un milímetro. No habrá 100 días. Ni siquiera uno.