Hallados 19 cadáveres en un barranco del Estado mexicano de Guerrero
La Fiscalía localiza los cadáveres, ocho de ellos calcinados, tras una denuncia anónima
La región es la misma en la que desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Pablo de Llano
México, El País
Este martes se ha conocido la aparición de al menos 19 cuerpos en un barranco del Estado de Guerrero (sur de México), la misma región donde desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014 y que se ha convertido en la más preocupante área de criminalidad de todo el país.
Los cuerpos se hallaban en el entorno de la localidad montañosa de Chichihualco (10.000 habitantes), al fondo de un despeñadero de 500 metros, en un terreno cubierto de árboles y de piedras. Por la información que existe hasta el momento no está claro si estaban enterrados o si habían sido arrojados sin más al foso.
Las autoridades encontraron los cadáveres la semana pasada después de recibir una llamada anónima. 17 estaban completos. Dos habían sido troceados. Ocho, parcialmente calcinados.
Nada indica que los cuerpos tengan relación con los 43 estudiantes de la escuela de magisterio de Ayotzinapa, desaparecidos en la ciudad de Iguala, 130 kilómetros al norte de Chichiualco. Por ahora ninguno de los cadáveres, trasladados a México DF para ser analizados, ha sido identificado. De acuerdo con la versión anónima de un funcionario referida por The Associated Press, las víctimas habrían muerto, como mínimo, hace un mes, y como máximo alrededor de año y medio atrás.
El operativo lo realizó la Fiscalía de Búsqueda de Personas Desaparecidas, un órgano federal creado en octubre por el Ejecutivo en reacción a la creciente sensibilidad social ante el fenómeno de las desapariciones, visibilizado más que nunca por el caso de los 43 pero crítico desde hace años.
De 2007 a la fecha, según datos oficiales, se han denunciado en todo México más de 26.000 desapariciones. Unas 1.000 en el Estado de Guerrero.
Son cifras tentativas que probablemente sean en realidad superiores, dado que en México muchos casos criminales quedan sin denunciar por miedo a represalias o por falta de confianza en los cuerpos de seguridad, en ocasiones infiltrados por el crimen organizado, como demostró la desaparición de los 43, entregados por policías municipales a un cártel local del narcotráfico llamado Guerreros Unidos.
Guerrero es uno de los Estados más pobres de México, junto a Oaxaca y a Chiapas, todos ellos en el sur del país. Es el territorio mexicano donde se cultiva más amapola para producir heroína, una sustancia de nuevo al alza en el mercado de la droga en Estados Unidos.
Hasta 2009 Guerrero estuvo controlado bajo el mando unitario de la familia Beltrán Leyva, escisión del Cártel de Sinaloa. Pero en 2009 su cabecilla Arturo Beltrán fue abatido por la Marina y, a partir de ahí, se produjo una guerra de bandas menores que ha provocado una fragmentación de grupos violentos. Estos combaten entre sí y hostigan y extorsionan a la población, hecho acentuado por la ausencia de fortaleza de las instituciones, y por su corrupción, en amplias zonas del Estado.
En los primeros 10 meses de 2015, en Guerrero han sido asesinadas 1.651 personas, 137 más que en todo 2014. 718 de los asesinatos cometidos en este periodo de 2015 ocurrieron en Acapulco, antaño orgullo de la industria turística mexicana y paraíso vacacional de estrellas de Hollywood. En 2014 fue la ciudad con el índice de homicidos más alto de México.
La región es la misma en la que desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Pablo de Llano
México, El País
Este martes se ha conocido la aparición de al menos 19 cuerpos en un barranco del Estado de Guerrero (sur de México), la misma región donde desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014 y que se ha convertido en la más preocupante área de criminalidad de todo el país.
Los cuerpos se hallaban en el entorno de la localidad montañosa de Chichihualco (10.000 habitantes), al fondo de un despeñadero de 500 metros, en un terreno cubierto de árboles y de piedras. Por la información que existe hasta el momento no está claro si estaban enterrados o si habían sido arrojados sin más al foso.
Las autoridades encontraron los cadáveres la semana pasada después de recibir una llamada anónima. 17 estaban completos. Dos habían sido troceados. Ocho, parcialmente calcinados.
Nada indica que los cuerpos tengan relación con los 43 estudiantes de la escuela de magisterio de Ayotzinapa, desaparecidos en la ciudad de Iguala, 130 kilómetros al norte de Chichiualco. Por ahora ninguno de los cadáveres, trasladados a México DF para ser analizados, ha sido identificado. De acuerdo con la versión anónima de un funcionario referida por The Associated Press, las víctimas habrían muerto, como mínimo, hace un mes, y como máximo alrededor de año y medio atrás.
El operativo lo realizó la Fiscalía de Búsqueda de Personas Desaparecidas, un órgano federal creado en octubre por el Ejecutivo en reacción a la creciente sensibilidad social ante el fenómeno de las desapariciones, visibilizado más que nunca por el caso de los 43 pero crítico desde hace años.
De 2007 a la fecha, según datos oficiales, se han denunciado en todo México más de 26.000 desapariciones. Unas 1.000 en el Estado de Guerrero.
Son cifras tentativas que probablemente sean en realidad superiores, dado que en México muchos casos criminales quedan sin denunciar por miedo a represalias o por falta de confianza en los cuerpos de seguridad, en ocasiones infiltrados por el crimen organizado, como demostró la desaparición de los 43, entregados por policías municipales a un cártel local del narcotráfico llamado Guerreros Unidos.
Guerrero es uno de los Estados más pobres de México, junto a Oaxaca y a Chiapas, todos ellos en el sur del país. Es el territorio mexicano donde se cultiva más amapola para producir heroína, una sustancia de nuevo al alza en el mercado de la droga en Estados Unidos.
Hasta 2009 Guerrero estuvo controlado bajo el mando unitario de la familia Beltrán Leyva, escisión del Cártel de Sinaloa. Pero en 2009 su cabecilla Arturo Beltrán fue abatido por la Marina y, a partir de ahí, se produjo una guerra de bandas menores que ha provocado una fragmentación de grupos violentos. Estos combaten entre sí y hostigan y extorsionan a la población, hecho acentuado por la ausencia de fortaleza de las instituciones, y por su corrupción, en amplias zonas del Estado.
En los primeros 10 meses de 2015, en Guerrero han sido asesinadas 1.651 personas, 137 más que en todo 2014. 718 de los asesinatos cometidos en este periodo de 2015 ocurrieron en Acapulco, antaño orgullo de la industria turística mexicana y paraíso vacacional de estrellas de Hollywood. En 2014 fue la ciudad con el índice de homicidos más alto de México.