El Gobierno de Macri negocia con farmacéuticas y petroleras para atemperar la inflación
Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
Apenas un día después de la eliminación del cepo (control) cambiario y la devaluación de un 30% del peso en Argentina, la mayoría de los sindicatos de la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), hasta ahora divididos en tres facciones, se reunió este viernes para exigir alzas salariales al nuevo Gobierno del liberal Mauricio Macri. Los que eran kirchneristas y los que eran antikirchneristas se juntaron para reclamar al presidente argentino que decrete la obligatoriedad de que las empresas otorguen un bono de final de año. El Ejecutivo no está de acuerdo y plantea que cada sindicato debería negociar con su patronal un incremento salarial para contener la inflación, que hasta octubre pasado era del 24% y que podrían subir a entre el 30% y el 39% en 2016, según cálculos de JP Morgan y Deutsche Bank, respectivamente.
“Toda la discusión salarial va estar enmarcada en cada uno de los sectores”, contestó este lunes el ministro de Hacienda de Argentina, Alfonso Prat-Gay, cuando los periodistas le preguntaron en una rueda de prensa que había organizado para anunciar que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) le prestará a su país unos 5.000 millones de dólares (4.613 millones de euros) entre 2016 y 2019. En el periodo 2012-2015, el BID había aprobado prestarle 6.000 millones de dólares, pero la suspensión de pagos de Argentina en 2014, por el bloqueo impuesto por la justicia de EE UU en el juicio de los fondos buitre, llevó a que el banco redujera su exposición al riesgo argentino. Pero el ministro Prat-Gay prefirió celebrar el ingreso de divisas del BID, en un contexto en que las necesita para controlar la devaluación, y continuó hablando sobre las reclamaciones salariales: “Hay sectores que el año pasado tuvieron un bono y otros que no. Si hay acuerdo entre las partes (sindicatos y empresas), nosotros lo vamos a homologar”.
Claro que hay sectores que están con problemas para asumir aumentos salariales. Una de las dos empresas principales de Argentina, Techint, había propuesto a sus empleados de la fábrica de tubos petroleros una bajada de nónima del 40% y, ante el rechazo sindical, anunció este jueves el despido de 190 obreros. Al día siguiente, tras una reunión en el Ministerio de Trabajo, la compañía reincorporó a los 190. Unos 500 despedidos de una planta de pollos impedía este viernes una vez más a los viajeros el acceso en coche al aeropuerto internacional de Buenos Aires, en el municipio de Ezeiza.
El jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, dijo que, tras la liberalización del cepo cambiario, ahora sus funcionarios se abocarán a negociar precios y salarios con empresas y sindicatos. Este jueves consiguieron que las farmacéuticas locales reduzcan a la mitad el reciente aumento de los valores de medicamentos, del 14% al 7%. Además negocian con las petroleras para evitar un fuerte incremento de los combustibles. Algunos productos importados aumentaron este viernes tanto como el dólar, un 40% de un día para el otro.
Los sindicatos de las tres facciones de la CGT, mientras tanto, negocian una difícil unificación después de cuatro años de peleas por las diferentes posturas ante el pasado Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner. Las otras dos centrales sindicales, que son de izquierda, también reclaman un bono de final de año y una de ellas prevé una manifestación el próximo martes. Incluso la organización Barrios de Pie, que está integrada por beneficiarios de ayudas sociales y hace dos años había sido aliada del ministro Prat-Gay, pidió este viernes un aumento de las subvenciones con un bloqueo de la avenida 9 de Julio, en el centro de Buenos Aires. Son tiempos difíciles en el inicio del Gobierno de Macri.
Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
Apenas un día después de la eliminación del cepo (control) cambiario y la devaluación de un 30% del peso en Argentina, la mayoría de los sindicatos de la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), hasta ahora divididos en tres facciones, se reunió este viernes para exigir alzas salariales al nuevo Gobierno del liberal Mauricio Macri. Los que eran kirchneristas y los que eran antikirchneristas se juntaron para reclamar al presidente argentino que decrete la obligatoriedad de que las empresas otorguen un bono de final de año. El Ejecutivo no está de acuerdo y plantea que cada sindicato debería negociar con su patronal un incremento salarial para contener la inflación, que hasta octubre pasado era del 24% y que podrían subir a entre el 30% y el 39% en 2016, según cálculos de JP Morgan y Deutsche Bank, respectivamente.
“Toda la discusión salarial va estar enmarcada en cada uno de los sectores”, contestó este lunes el ministro de Hacienda de Argentina, Alfonso Prat-Gay, cuando los periodistas le preguntaron en una rueda de prensa que había organizado para anunciar que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) le prestará a su país unos 5.000 millones de dólares (4.613 millones de euros) entre 2016 y 2019. En el periodo 2012-2015, el BID había aprobado prestarle 6.000 millones de dólares, pero la suspensión de pagos de Argentina en 2014, por el bloqueo impuesto por la justicia de EE UU en el juicio de los fondos buitre, llevó a que el banco redujera su exposición al riesgo argentino. Pero el ministro Prat-Gay prefirió celebrar el ingreso de divisas del BID, en un contexto en que las necesita para controlar la devaluación, y continuó hablando sobre las reclamaciones salariales: “Hay sectores que el año pasado tuvieron un bono y otros que no. Si hay acuerdo entre las partes (sindicatos y empresas), nosotros lo vamos a homologar”.
Claro que hay sectores que están con problemas para asumir aumentos salariales. Una de las dos empresas principales de Argentina, Techint, había propuesto a sus empleados de la fábrica de tubos petroleros una bajada de nónima del 40% y, ante el rechazo sindical, anunció este jueves el despido de 190 obreros. Al día siguiente, tras una reunión en el Ministerio de Trabajo, la compañía reincorporó a los 190. Unos 500 despedidos de una planta de pollos impedía este viernes una vez más a los viajeros el acceso en coche al aeropuerto internacional de Buenos Aires, en el municipio de Ezeiza.
El jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, dijo que, tras la liberalización del cepo cambiario, ahora sus funcionarios se abocarán a negociar precios y salarios con empresas y sindicatos. Este jueves consiguieron que las farmacéuticas locales reduzcan a la mitad el reciente aumento de los valores de medicamentos, del 14% al 7%. Además negocian con las petroleras para evitar un fuerte incremento de los combustibles. Algunos productos importados aumentaron este viernes tanto como el dólar, un 40% de un día para el otro.
Los sindicatos de las tres facciones de la CGT, mientras tanto, negocian una difícil unificación después de cuatro años de peleas por las diferentes posturas ante el pasado Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner. Las otras dos centrales sindicales, que son de izquierda, también reclaman un bono de final de año y una de ellas prevé una manifestación el próximo martes. Incluso la organización Barrios de Pie, que está integrada por beneficiarios de ayudas sociales y hace dos años había sido aliada del ministro Prat-Gay, pidió este viernes un aumento de las subvenciones con un bloqueo de la avenida 9 de Julio, en el centro de Buenos Aires. Son tiempos difíciles en el inicio del Gobierno de Macri.